miércoles, 2 de febrero de 2011

LOS COROS ANGÉLICOS

EL PRIMER CORO: LOS ANGELES CUSTODIOS

Los ángeles custodios toman a su cuidado las almas que se les confían. El número de ángeles es tan grande, que ninguno de ellos ha tomado a su cargo un alma, vuelve a ser destinado a cuidar otras, si ha llevado la primera a la salvación.




EL SEGUNDO CORO: LOS ARCÁNGELES

Estan subdivididos en varios órdenes. De este coro se derivan los 7 espíritus que están ante el Trono de Dios para ejecutar las órdenes del Altisimo. Los arcángeles asisten a los mártires y a los cristianos que sufren persecución.





EL TERCER CORO: LAS VIRTUDES

Los ángeles virtudes forman el tercer coro. Dios da estos ángeles a aquellos hombres que con toda voluntad y perseverancia trabajan en su propia santificación y usan toda mortificación exterior e interior para lograr la salud y salvación de su propia alma. Algunos pecadores convertidos, reciben uno de éstos ángeles.




EL CUARTO CORO: LAS POTESTADES

Con pocas excepciones, éstos ángeles sirven sólo a los sacerdotes. Delante de ellos huye el diablo. Ellos ayudan a los sacerdotes en sus ministerios. Especialmente en la recitación del breviario deben invocarse a las potestades. Los confesores de monjas tienen siempre un ángel potestad.




EL QUINTO CORO: LOS PRINCIPADOS

Cada parroquia tiene un ángel de los principados. Ellos ruegan día y noche de rodillas ante el Santísimo por los fieles de la parroquia. Ellos cuidan de que los enfermos reciban los Sacramentos y los niños no mueran sin bautismo. Conocen a todos los fieles de la parroquia. Ellos piden perdón a Dios por cada escándalo que en ella se produce. Interceden por la tibieza de los fieles. La veneración a éstos ángeles trae gozo en la oración y perseverancia en la plegaria.




EL SEXTO CORO: LAS DOMINACIONES

Son los ángeles que da Dios a los que han de enseñar, bien en la cátedra, bien en el confesionario, cuando se trata de propagar el reinado de Dios sobre la tierra.

Son custodios de los abades y seminarios. Se les invoca para convertir a incrédulos y herejes, y también católicos tibios..




EL SÉPTIMO CORO: LOS TRONOS

Cada diócesis, cada reino, cada orden religiosa tiene un ángel del coro de los tronos, Ofrecen al Todopoderoso las preces de sus reinos. Todos los actos de abnegación, sacrificios, privaciones.




EL OCTAVO CORO: LOS QUERUBINES

Son las espadas de Dios. Son la personificación de l celo por la gloria de Dios. Juanto al trono del Papa siempre hay 4 querubines. Un querubín echó a Adán del paraíso terrenal. Deben ser invocados en las tentaciones contra la Fe, contra la pureza y contra la castidad.




EL NOVENO CORO: LOS SERAFINES

Honran, aman y alaban sin cesar a Dios. Son el coro mas alto. Arden eternamente sin consumirse. Han sido creados para amar al Todopoderoso por toda la eternidad.










Los Santos Angeles                                                                                                                            

viernes, 28 de enero de 2011

LAS PROFECIAS DE BENJAMÍN SOLARI PARRAVICINI


Bautizado por Fabio Zerpa como el “Nostradamus argentino” y aceptado por muchos así, la figura y la obra profética de Benjamín Solari Parravicini ha cobrado mayor difusión en estos últimos tiempos.

Sus “psicografías premonitorias”, como él mismo las definía, cubren más de medio siglo de historia mundial, ocupando un lugar destacado las referidas al continente americano.

Desde luego, sería imposible mencionar todas sus profecías, las cuales por su notable índice de aciertos, exceden los límites de la “casualidad”. Muchas de ellas ya se han cumplido, otras se están cumpliendo en estos tiempos y las más espectaculares aún están por cumplirse. Entre los numerosos aciertos de BSP se encuentran el lanzamiento del primer satélite artificial y del primer ser vivo al espacio, los peligros de la cibernética y la robotización, la revolución cubana y la “crisis de los misiles”, la Segunda Guerra Mundial y las explosiones atómicas de Hiroshima y Nagasaki, el fenómeno hippie de los años 60, el conflicto de Medio Oriente y el “peligro amarillo” (China), las armas químicas, los experimentos genéticos de la actualidad y la fecundación “in vitro”. 

También anticipó la aparición de pestes y enfermedades desconocidas (SIDA), la aparición de un “tercer sexo”, la caída de los valores morales, religiosos y espirituales en el año 2000, y el incremento de los delitos urbanos. Asimismo profetizó la “la locura generalizada” y la violencia en la sociedad, donde son cotidianos crímenes aberrantes, como por ejemplo padres que asesinan a sus propios hijos, o hijos que asesinan a sus padres...

En este post he traído algunas de ellas. Observar con detenimiento el año en que se hizo la profecía. Prestar especial atención a las de Egipto y la de las torres gemelas.









"Llegará el átomo y reinará" Año 1938





"El átomo llegará a dominar el mundo, el mundo será atomizado y quedará ciego. Caerán tormentas ocasionadas por las incursiones del hombre en la atmósfera, nuevas enfermedades, trastoque de sexos, locura colectiva, dislate total. El mundo oscurecerá" Año 1934








"Duelo de poderes entre yanquis y rusos. Duelo de conquista espacial y terreno. Aunque no parezca, América llevará el cetro". Año 1941







"Triunfa la mujer sobre el hombre. ¡Judit se repetirá!". (año1937)






"Lectora será la mujer de libros, diarios y revistas. La mujer aventajará al hombre, le desalojará. El pantalón será de ella y el hombre se afeminará" (año sin fecha)







"Egipto será la única parte del mundo en donde se verá servilismos amortiguados y dioses falsos caer". (año1940)







"OSO MAR. En cualquier momento los Rusos se echarán en sus feudos. Nadie les estrechará mas sus instintos serán alarmantemente anulados. Nada de almas amigas. Allí sucumbirán los que deban caer y Rusia se liberará, al final, del mal que le aquejaba. Rusia será. Caerán allí mandones y el que más afianzado está rodará hasta el anonimato de los muertos que también rodaron. Un insignificante hombre mote y de él se reirán, pero un día de los tantos que esconder, el hombrecito dará un salto tan alto, que dará al mundo un susto y después Rusia sucumbirá como antisocial. Vivirá en bien y para el bien". (año1940)







"Maranahata. Cristo. Fe. Egipto hablará". (Maranhata o maranahata significa "Cristo vuelve") (año 05/1940)







"Méjico, Cuba, Venezuela. Caos". (año1940)






"La libertad de Norteamérica perderá su luz, su antorcha no alumbrará como ayer y el monumento será atacado dos veces". (año1939)




Parravicini Benjamin - Profecias y Dibujos                                                                                                                            






miércoles, 26 de enero de 2011

LOS NUMEROS Y LA BIBLIA


En este post, voy a hablar del significado de los números desde el punto de vista de la Biblia. Existen muchas otras formas de enfocar este tema, pero voy a empezar por aquí.

Si estudiamos el zodíaco, la cábala o el tarot obtendremos otra visión de la numerología. Para las tres disciplinas anteriores está prohibida su práctica para todo cristiano. Pero conocerlas es otra cosa.

A continuación vamos a ver los números 1-2-3-4-5-6-7-8-9-10-11-12-40. Nos dejamos el nº 13, de especial importancia. Si estudiamos el tarot, la carta nº XIII, -la muerte- es una carta puente al mas allá. Las 12 cartas anteriores simbolizan el recorrido del alma por la tierra, por el valle de lágrimas. La carta XIII es el tránsito del alma al mas allá. Y las cartas de XIV a XXII simbolizan el recorrido del alma por los planos astrales. De todo ello hablaremos mas adelante.





1


El número uno, excluye la posibilidad de la diferencia. Por lo tanto, es el origen de los demás números y señala el inicio de las cosas. Al excluir la posibilidad de la diferencia, denota la unidad divina, su supremacía y su independencia; «suficiencia que no necesita de nadie e independencia que no admite igual». Siendo el origen de los demás números, el uno denota comienzo.




2



Si el número uno expresaba unidad, negando la posibilidad de la diferencia, el dos hace hincapié en la diferencia, en la existencia del «otro». Esta diferencia puede ser para mal, señalando oposición, o para
bien, a través de la confirmación. Si se trata de división simboliza el mal; si, por el contrario, lo que expresa es añadidura, representa la confirmación. En general, el número dos denota la plenitud del testimonio, ya sea
para bien o para mal.




3

Existen tres dimensiones en nuestro universo ontológico. Éstas conforman lo sólido, y se refieren, por lo tanto, a la solidez. La solidez es el símbolo de la consumación. Ambas, la solidez y la consumación, señalan hacia el Dios Trino; el número tres indica, pues, testimonio o manifestación divina. Esta manifestación se da a veces en la resurrección de cosas morales, físicas o espirituales. Así, el tres, aparte de denotar la manifestación divina, o la perfección divina, también es el símbolo de la resurrección. Se trata,
después del siete, del número que más veces aparece en las Escrituras.



4

El número cuatro, compuesto de tres + uno, indica lo que sigue a la manifestación de Dios en la Trinidad; es decir, su obra creadora. Es el número de los ángulos de la tierra, por lo que alude a la consumación y universalidad de ésta. Es el primero de los números que admiten división simple, lo que también indica debilidad. El cuatro, pues, es el símbolo de la universalidad, de la creación, de la relación del hombre con el universo y, a causa del fracaso del hombre frente a Dios, también de la debilidad.


5

El número cinco se compone de cuatro + uno. Hemos visto que cuatro se refería a la relación del hombre con lo creado, mientras que uno representaba a Dios en su perfecta suficiencia. El número cinco, por lo tanto, indica la responsabilidad del hombre bajo el gobierno de Dios. Así como cuatro señalaba las obras del Dios Creador, el número cinco revela su obra de redención, símbolo de la gracia. La gracia es el bien que se hace a quienes no lo merecen; así pues, el número cinco muestra indignidad y debilidad. El cinco es el número del ejercicio y de la responsabilidad, de la debilidad y de la gracia a pesar de la debilidad


6

Seis es dos veces tres. Dos representa la división o la maldad y tres la manifestación. Por lo tanto, el número seis indica la manifestación del mal. El seis no llega a alcanzar el número de la perfección, el número siete, por lo que también denota un estado incompleto, y es a la vez, símbolo del hombre sin Cristo.



7

El número siete se compone de cuatro + tres; cuatro se refiere a lo que ha sido creado y tres a la manifestación divina. Así pues, el número siete representa la creación proclamando a ,su Creador. Es el símbolo de la perfección espiritual, ya sea del bien o del mal. Es también el número más frecuente en las Escrituras; sólo en el libro del Apocalipsis, donde el enfrentamiento del bien con el mal llega a su climax, ya se le menciona más de cincuenta veces.



8

El número ocho se forma sumando siete + uno. Como hemos visto, el siete indica perfección y el uno inicio. Así pues, el ocho simboliza un nuevo comienzo. Se relaciona con la resurrección y la regeneración, principio de un nuevo orden en lo establecido.


9

El nueve es el último de los números simples que se conocen como dígitos. Los números que se forman a partir de él, no son más que combinaciones de esos dígitos. El nueve, pues, marca el fin. Es el número del final y del juicio. Pero también es el resultado de sumar tres veces tres; el tres se refería a la consumación divina. Por lo tanto, el nueve indica final en las cosas divinas



10

El diez marca el inicio de una nueva serie de números. Así como los números del 0 al 9 completaban un ciclo, ahora formamos otro añadiendo un 1 delante de cada uno de estos dígitos. Por lo tanto, el diez señala la perfección del orden divino. Este orden divino, sin embargo, implica responsabilidad por parte del hombre. Así pues, el número diez indica la responsabilidad de los hombres hacia Dios


11

El número once es poco frecuente en las Escrituras; aparece, aproximadamente, en unas treinta y ocho ocasiones. Es más que diez, que se refiere al orden perfecto, y menos que doce, que denota el gobierno o mandato divino. Por lo tanto, el significado del número once es el de desorden e imperfección y también señala lo incompleto de la soberanía mundana.



12

El número doce manifiesta soberanía. Se refiere a la administración del mandato divino en la tierra. Y el mandato divino es necesariamente mandato perfecto. El doce es, por lo tanto, el número del gobierno perfecto, de la misma manera que el tres era el de la perfección divina y el diez el del orden perfecto o perfección ordinal



40

El número cuarenta implica probación. Representa un período de dificultades en el que alguien es sometido a pruebas. Así, en la organización económica del pueblo de Israel, los hombres no alcanzaban la madurez hasta los cuarenta años.

A causa de cuarenta días de incredulidad, el pueblo de Israel tuvo que vagar en el desierto durante cuarenta años, en los que aprendió la lección de obediencia y dependencia en Dios, y que Dios utilizó para afligirles y probarles (Dt. 8:2).

Según aparece en Deuteronomio 25:3, el número de azotes que se podía dar a un delincuente no debía sobrepasar los cuarenta; y también cuarenta fueron los días establecidos para la purificación de una madre israelita tras haber ésta concebido (Lv. 12:2-4).

Saúl, escogido por el pueblo, reinó durante el período de prueba de cuarenta años, como también lo hicieron David y Salomón.

En Ezequiel 4:6, la iniquidad de la casa de Judá fue llevada durante cuarenta días; mientras que en 29:13 del mismo libro, Dios castiga a Egipto durante cuarenta años.


El Señor Jesús soportó el duro ataque de las tentaciones de Satanás en el desierto a lo largo de cuarenta días (Le. 4:2); y durante el mismo período de tiempo se presentó a sus discípulos, «con muchas pruebas indubitables» (Hch. 1:3), mostrándoles que en verdad estaba vivo.






Johnston Robert: Los Numeros en La Biblia                                                                                                                            

viernes, 21 de enero de 2011

RETIRO ESPIRITUAL: MEDITACIÓN 7

Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí. Que me ves, que me oyes., te adoro con profunda reverencia. Pido perdón por mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía inmaculada, San José mi padre y señor, ángel de mi guarda, interceded por mí.

A un moribundo le llega su última hora y antes del Juicio se encamina hacia el cielo. Le dice San Pedro, oiga, ¿Dónde va usted?.

Pues yo voy al Cielo, que me han dicho que se entra con mil puntos.

Y le dice San Pedro: oye, ¿tú tienes mil puntos?.

Sí, responde el otro, yo creo que sí.

A ver, vamos a ver. Empieza. Qué has hecho en la vida.

Estooo, yooo, he ido 120 veces a misa los domingos.

San Pedro dice, bueno vale. 0,8 puntos. Más cosas

Me he confesado por lo menooos 30 veces.

Ok. 0,6 puntos. Sigue.

Pues habré dado limosna varias veces a lo largo de mi vida.

Bien. 0,3 puntos. Prosigue.

El pobre hombre se esfuerza por sacar las buenas obras que hizo en su vida:

Yoo, esto, yooo, ayudé a una viejecita a cruzar la calle.

Ok. 0,6 puntos.

Después de todo un día de sudores, le dijo a San Pedro ¿cuánto llevamos?. 4,2 puntos. Y ya desesperado imploró: Señor, ayúdame, que no puedo llegar yo solo…Cliiiing. 1000 puntos.



Y esta es nuestra vida. Vemos a Jesús y decimos Señor, yo sólo no puedo. Lo importante en orden a la eternidad es lo que Jesús hace por nosotros, y no lo que nosotros podemos hacer.

Nos hiciste señor para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descansa en ti. ¿Qué es lo importante en nuestra vida?.

Para mi la vida es cristo y la muerte una ganancia (San Pablo).

Es necesario orar por las almas del purgatorio. Sacerdotes por los que nadie ha rezado nunca, y quizá estén ahí en el purgatorio. Es muy triste observar que es precisamente en estos tiempos cuando hay más cantidad de personas que han decidido condenarse.

Y no lo digo por gente que haya vendido su alma al diablo, o milite en sectas satánicas, que los hay, y son más de los que nos pensamos. Lo digo por esa gente que se mofa de Dios, se ríen de la Iglesia, de los Sacramentos, de los Santos…es terrible ¿verdad?. Son personas que quieren su condenación. Cuesta creer que hay gente así, que quiera hacer el mal. Perdónanos Jesús a nosotros que pensamos que somos buenos y nos quedamos tan tranquilos.



En el apocalipsis leemos lo que el ángel dice a la Iglesia de Éfeso: conozco tu conducta, tu fatiga y tu paciencia, has sufrido por mi nombre sin desfallecer. Pero tengo contra ti que has perdido el fervor del primer amor. El Señor nos pregunta ¿Por qué has perdido el brío del primer amor?.

Este es un buen momento para pedirle al ES que purifique a fondo nuestra alma.

En n congreso en Fátima (Portugal) salió a la luz la historia de un sacerdote que sufrió una cruel persecución en la Albania maoísta. A los 80 años, éste sacerdote salió de la cárcel donde había estado encerrado mas de 50 años por predicar la verdad de Nuestro Señor. Y ese sacerdote decía: agradezco a Jesús el haberme dado la gracia de permanecerle fiel durante toda una vida marcada por las cadenas.

Soy albanés, y todos ustedes saben que mi patria apenas acaba de salir de las tinieblas de una dictadura comunista de las mas crueles e insensatas, que ha dirigido su odio contra todo lo divino.



Muchos de mis hermanos en el sacerdocio murieron mártires, a mí, sin embargo, me ha tocado vivir. Fui arrestado en 1947, después tuve un proceso falso e injusto. Me cayeron 17 años como preso y otros 17 de trabajos forzados. Prácticamente, he conocido la libertad a los 80 años.

Me sorprendo de haber podido soportar tanto sufrimiento con una fuerza que no era la mía, con una serenidad que no podía tener otra fuente que el corazón de Dios. Me han oprimido con toda clase de torturas. Cuando me arrestaron por primera vez, me obligaron a permanecer 9 meses en un baño. Estaba acurrucado encima de los excrementos endurecidos, sin poderme estirar por completo, tan estrecho era el sitio.

Me ataron a una cuerda, de tal modo que solo podía tocar el piso con la punta de los pies. Hacía frío, sentía el hielo que subía por mi cuerpo. Era como una muerte lenta.

Con mucha frecuencia me torturaban con la corriente eléctrica, colocando alambres en mis oídos. Era una cosa horrible. De vez en cuando me ataban los pies y las manos con alambres y me tiraban en un lugar oscuro donde las ratas correteaban por mi cuerpo. Vivía una tortura de permanentes interrogatorios siempre acompañados de violencia física. Recordaba entonces la violencia sufrida por Jesús ante el sanedrín.



Me habían requisado todo, no tenía nada más que un rosario. Pero he deciros hermanos, que todos los sufrimientos de la tierra no son comparables a la dicha que nos tiene preparada nuestro Padre en el Cielo.

Sabiendo esta gran verdad permanezcamos en esta vida cerca de la cruz de Cristo, sin importarnos cómo haya de presentarse esa cruz en nuestra vida.

Poco después de salir de la cárcel, éste sacerdote se encontró cara a cara con el que había sido su torturador durante años. El padre se acercó a él le abrazó y le dio las gracias.



Vamos a pedirle al ES que nos ayude a comprender el gran misterio de la cruz de Cristo.


Te doy gracias Dios mío por los buenos propósitos, afectos e inspiraciones, que me has comunicado en esta meditación, te pido ayuda para ponerla por obra. Madre mía inmaculada, San José mi padre y señor, ángel de mi guarda, interceded por mí.

LA REALIDAD DE LA MUERTE

Llegará un día en que Dios nos hará pasar la puerta, nos llevará a través de los valles y luego por el sendero de la montaña hacia las verdes praderas.


Pero, como escribe un pastor:

Cada montaña tiene sus valles. Sus lados están marcados por profundas quebradas,
barrancos y otros peligros. Y la mejor ruta hacia la cumbre siempre pasa por estos peligrosos senderos.

Todo pastor conduce su rebaño con cuidado, pero en forma persistente por el sendero serpenteante hacia arriba a través de oscuros valles.



El Salmo del Buen Pastor nos dice:

«Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan»



Con este salmo, David nos recuerda dos cosas importantes que pueden ayudarnos a vencer el temor del sepulcro.

1)    Todos tenemos que enfrentarlo. En una vida marcada por citas con el doctor, citas con el dentista y citas con los exámenes, hay una última cita que ninguno de nosotros podrá eludir: la cita con la muerte.

«Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y
después de esto el juicio» ( Hebreos 9.27 ).

A todos nos gustaría cambiar este versículo. Bastaría con cambiar un par de palabritas: «Para algunos de los hombres … », o «Casi todos, menos yo … », o «Todos los blasfemos». Por cierto, este versículo resuelve el tema de la reencarnación, porque hay ciertos “cristianos” que creen posible seguir siéndolo y creer en la reencarnación.

Pero esas no son las palabras de Dios. En su plan todos deben morir, aun
los santos entre los santos.

La muerte no es un tema popular. Nadie quiere hablar de ella y menos considerarla seriamente. Siempre les ocurre a otros. ¿Estaremos preparados cuando llegue?

El sabio tiene en cuenta la brevedad de la vida. El ejercicio físico puede darnos unos pocos latidos más. La medicina puede concedernos alguna prorroga. Pero hay un final. La mejor manera de enfrentar la vida es ser sincero acerca de la muerte. Es patético ver como muchos “famosos” echan una carrera al tiempo a base de dinero, cirugías, sólo por añadir 4 o 5 años más. Al final mueren y se les olvida como a todos. Cuando se encuentren en el Juicio particular de nada les servirá el glamour, la fama y el cuerpo. Sólo habrán acumulado podredumbre y pecados.

David lo fue. Es cierto que dio muerte a Goliat, pero no se hizo ilusión alguna en cuanto eludir al gigante de la muerte. Aunque su primer recordatorio nos hace ser cautos, su segundo recordatorio nos anima:





2)   No tenemos que enfrentar solos la muerte.

Es como si el rostro de David, hasta ahora dirigido hacia nosotros, ahora se
levantara hacia Dios. Su poema se convierte en oración. En lugar de hablarnos a nosotros, le habla al Buen Pastor.

« porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan ».

El mensaje implícito de David es sutil pero de gran importancia. No enfrentes la
muerte sin enfrentar a Dios. Ni siquiera hables de muerte sin hablarle a Dios. Él y sólo Él puede guiarte a través del valle. Otros pueden especular o aspirar, pero sólo Dios sabe el camino para llevarte a su hogar. Sólo Dios está comprometido a llevarte hasta allá a salvo.



Años después que David escribió estas palabras, otro Pastor de Belén diría:

«En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os llevaré, para que donde yo estoy, vosotros también estéis» ( Juan 14.2–3 ).

Nótese la promesa de Jesús: «Vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo». Promete llevarnos al hogar. No delega esa tarea. Puede enviar misioneros que te enseñen, ángeles que te protejan, maestros que te guíen, cantores que te inspiren y médicos que te curen, pero no envía a otro para que te lleve. Esa tarea la reserva para sí mismo. «Vendré otra vez, y os tomaré conmigo».



« Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo ».

Cuando Dios nos llame al profundo valle de la muerte, Él estará con nosotros. ¿Nos atreveríamos a pensar que Él nos abandonará en el momento de la muerte?. ¿Exigiría Dios a su hijo que viajara solo a la eternidad? ¡Absolutamente no! ¡Él está contigo!


Lo que Dios dijo a Moisés se lo dice a usted: «Mi presencia irá contigo, y te daré descanso» ( Éxodo 33.14 ).

Lo que Dios dijo a Jacob se lo dice a usted: «Yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres» ( Génesis 28.15 ).

Lo que Dios dijo a Josué se lo dice a usted: «Como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te desampararé» ( Jos 1.5 ).

Lo que Dios dijo a la nación de Israel se lo dice a usted: «Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo» ( Isaías 43.2 ).

El Buen Pastor está con usted. Porque está con usted, puede decir lo que David dijo:

«No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento».