martes, 29 de mayo de 2012

MARIA SIMMA Y LAS ALMAS DEL PURGATORIO


Ayer por la noche comencé la lectura de este libro. Es tan interesante, que no pude parar hasta que fueron cerca de las 3 de la madrugada. Hubiera continuado hasta el amanecer pero a las 7 suena el despertador, y con todo mi pesar apagué el ipad y dormí escasas cuatro horas. Ahora mismo lo estoy lamentando.


Pero es un libro que merece mucho la pena. Cuenta la historia de las revelaciones privadas de una mística austríaca llamada María Simma. Ella recibe locuciones y visitas de las almas del Purgatorio. Ha hecho revelaciones impresionantes, como por ejemplo que Hitler está ardiendo en el infierno, y sin embargo otro jerarca nazi muy importante, Hermann Goering, se ha salvado.


Personas de toda raza y condición han escrito a María para saber por la situación de sus deudos. Si no había respuesta en varios días, se presupone que el alma está condenada. Si está en el purgatorio, se aparece a María. Si está en el cielo, la vidente experimenta una gran alegría cuando ora por ella. No me extenderé mas, es mejor que lean el libro.


¡Saquennos de Aqui! - María Simma

lunes, 28 de mayo de 2012

ARGUMENTO A FAVOR DE LA EXISTENCIA DE DIOS

Acabo de inventarme un argumento a favor de la existencia de Dios. Debo estar convirtiéndome en teólogo y yo sin saberlo.

Cómo todas las grandes ideas que tengo, me vino la inspiración por la mañana, en la ducha. No sé que tendrá esa hora y ese sitio, pero es el momento del día y el lugar donde se me ocurren cosas o soluciones a problemas a los que les estoy dando vueltas.

Seguramente que lo que se me ha ocurrido es una tontería, ya está inventado y puede inducir a la carcajada. Yo le he dado alguna vuelta a la idea, y creo que merece la pena. Lógicamente esto no demuestra definitivamente la existencia de Dios, por eso me he negado a llamarlo prueba. Diré solamente que es un argumento a favor. Algo que solamente suma, aporta, contribuye a otros argumentos o ideas expuestas a lo largo de los siglos.

Creer en Dios es una gracia, como bien saben todos los teólogos. Se puede pedir a Dios que aumente nuestra fe, pero al final es algo que se tiene o no se tiene. Los argumentos o pruebas que los teólogos han inventado durante dos mil años, sin duda pueden reforzar la fe, pero en ningún momento pueden sustituirla. Esto se resume en que a un buen creyente no le hacen falta mas argumentos que su Fe, y a un ateo, por muchos argumentos y pruebas que se le den, siempre encontraré fallo en ellos y nunca le parecerán suficientes.

Veamos, en el universo conocido y hasta donde alcanza el conocimiento científico (y es mucho alcanzar), no se puede afirmar que ninguna cosa en el mundo ha sido creada. Es decir, no se puede aplicar el verbo crear propiamente dicho a nada que exista en el universo.

Esto es un hecho incontestable. Los creyentes en fenómenos paranormales pueden contra-argumentar con las psicorragias, pero este tipo de fenómenos cae fuera del ámbito del conocimiento científico. Además no harían mas que trasladar el problema a un supuesto ámbito (el mas allá) que sólo es una conjetura.

Todos los procesos físicos y químicos en el universo conocido, son transformaciones. El verbo crear se utiliza impropiamente como un sinónimo de transformar. De hecho esta primera parte del argumento es una ley física: el binomio materia-energía se conserva en un sistema cerrado, y el universo lo es hasta donde alcanzan los telescopios (y alcanzan mucho).

De hecho podría pensarse, y yo así lo creí, que esta primera parte del argumento era una buena idea para los ateos. Si no vemos nada verdaderamente creado, es que la creación no existe, podría pensarse. Pero no hay duda que que el universo conocido ha salido de algún sitio. Si suponemos que ha sido creado de la nada, eso solamente puede haberlo hecho Dios, porque es el único ente al que se le puede atribuir el verbo crear propiamente dicho. Y el universo esta aquí, lo vemos, lo tocamos, no es un invento ni un sueño. Y nadie DENTRO de este universo puede crear nada, sólo transformar. Luego o el universo no ha sido creado de la nada, o ha sido creado por Dios.

Sigamos. Se puede argumentar contra esto que el universo ha sido "creado", pero no de la nada. Este es el argumento principal de los científicos ateos y positivistas como Stephen Hawking o Roger Penrose. En sus libros "ciclos de tiempo" o "el gran diseño", estos autores afirman de forma muy especulativa y por supuesto sin pruebas concluyentes que el universo no ha sido creado de la nada sino que forma parte de un proceso.

Pero no esto no invalida mi argumento. Simplemente lo traslada. Si el universo conocido ha surgido como el resultado de un proceso, entonces ha sido transformado, y volvemos al principio. Habría que explicar quien ha creado de la nada el proceso de transformaciones de unos universos en otros, por supuesto, explicar todo esto de forma convincente, y suponer, que o bien, el ciclo de transformaciones obedece a ulteriores procesos desconocidos, o bien ha sido creado de la nada. Y vuelta a empezar y así ad infinitum. Con lo cual o el universo ha sido creado de la nada por Dios, o hay que tragar con una serie de procesos desconocidos, especulativos y sin fin donde el universo se autoperpetúa, lo cual está muy bien para los hinduístas, pero no para las personas inteligentes. Hay un cuento muy majo de como explica un monje indio este problema, otro día lo contaré.

Insisto. Esto no es una "demostración", pero creo que es un buen argumento, uno mas que apoya la existencia de un Dios creador. Se admiten otros puntos de vista y/o razonamientos.

ahora sólo me falta encontrar un nombre en latín para mi argumento.






sábado, 26 de mayo de 2012

LA X PARA LA IGLESIA CATÓLICA


Reproduzco a continuación, un post de S. MacCoy en el Confidencial, que suscribo totalmente. La versión original la encontrarán en:



Hoy les voy a abrir mi corazón como probablemente no lo haya hecho nunca. Les voy a dejar entrar dentro de mis convicciones más íntimas. Les voy a acercar a mis coordenadas vitales más estructurales. Les voy a invitar, en la sala de estar de mi alma, a un café de intercambio de ideas en el que sólo les pongo tres condiciones de partida, aun sabiendo que lo que escribo a partir del final del segundo párrafo será motivo de rechazo para unos y adhesión para otros.

Primera, todo lo que aquí se recoge es fruto de una experiencia personal y, por ende, intrínsecamente subjetiva, y distinta de la que hayan podido vivir cualquiera de ustedes. Pero con la misma legitimidad. Ni mayor ni menor.Segunda, su exposición no pretende ni convencer ni refutar, sino simplemente dar argumentos desde la conciencia que se ha configurado en mí a lo largo de los años gracias a la primera premisa que les he señalado. De ahí el orden. Tercero y último, siempre he pensado que, ante los hechos de la vida, sean éstos excelsos o aberrantes, a servidor le corresponde dar una opinión pero no pronunciar un juicio que implique absolución o castigo. Ni civil ni moralmente. Para eso estarían la justicia humana y, quienes crean en ella, la divina. Por último, una coda adicional: la reflexión versa sobre una decisión de clave económica que le da cabida en este Valor Añadido. Sobre estos cuatro parámetros de partida, la pública confesión: McCoy pondrá X tanto en la casilla de financiación a la Iglesia Católica como en la de ‘otros fines sociales’ y, sinceramente, cree que hoy es más necesario que nunca hacerlo. Déjenme que me explique. Trataré de ir de lo más genérico a lo específico. No me alargaré.

En mayo de 2008, 2009 y 2010, Valor Añadido llegaba a sus particulares quioscos digitales con exactamente la misma entradilla que acabo de reproducir. De dos años a esta parte la situación económica y social en España no ha ido a mejor, sino todo lo contrario. Un año en el que gran parte de los elementos de juicio que entonces les exponía, para su debate y consideración, han ido ganando presencia pública de la mano del acelerado aumento de los necesitados en nuestro país. La vigencia de aquel artículo es tal que creo oportuno reproducirlo en su integridad. Como siempre, una opinión más que queda sujeta a su severo juicio diario. Quedo, como no podía ser de otra manera, a su disposición.

En primer lugar, y mal que nos pese, España es cristiana. El cristianismo está tan intrínsecamente arraigado en nuestra sociedad que pretender su erradicación o su equiparación al resto de las confesiones es un ejercicio de falsa progresía que está bien de cara a la galería pero que carece del menor fundamento histórico. La Historia de España, para bien y para mal, no se entiende en muchos de sus capítulos sin la clave de la fe. Buena parte de sus instituciones y de sus manifestaciones culturales encuentran en ella su génesis y justificación. Eso por no hablar del calendario de festividades, ejemplo palmario donde los haya. La fe ha dado a España momentos de esplendor y motivos de vergüenza pero estoy convencido de que, si hiciéramos balance, debemos mucho más a la fe católica que el esfuerzo que ella pide a día de hoy a los creyentes y a los que no lo son.

En segundo término, se trata de un ejercicio de coherencia personal. Porque, vamos a ver, esos mismos que despotrican de los obispos y de su afán diario por negar cualquier atisbo de progreso en la sociedad -afirmación sobre la que volveremos más adelante- son muchas veces los que hacen un uso arbitrario de los sacramentos (bautizos, bodas o comuniones, fundamentalmente) cuando les conviene o matarían por la Virgen del lugar que les es propio, que a Ella no se la toque nadie. Viva la Virgen del Rocío, la Blanca Paloma. Cuando se produce una utilización interesada de la fe o de cualquiera de sus manifestaciones, abuso sobre el que la Iglesia normalmente no se pronuncia, lo menos que pueden hacer los interfectos es colaborar económicamente a que tales actos y expresiones se sigan produciendo, digo yo. Por mera dignidad.

Pero es que, además, resulta curioso cómo con la Iglesia se ha instaurado un nuevo esquema de juicio que escapa a lo normal. La reflexión sobre su acción se centra más en lo que dice que en lo que hace, en sus manifestaciones públicas que en la labor abnegada de muchas personas que simplemente tratan de construir, con mayor o menor éxito, un mundo mejor. Los conceptos Cáritas y pobres, se trata de sólo un ejemplo, están indisolublemente unidos. La cercanía a la labor diaria de esta institución desmonta mitos dogmáticos; acerca a mucha, demasiada, generosidad ejercida en las catacumbas del silencio y produce la satisfacción de ver que allá donde hay necesidad, está la Iglesia siempre sin mirar el carnet de identidad del necesitado, ni pedir contraprestación. No hay que olvidar que el ejemplo de Teresa de Calcuta descansaba sobre tres pilares: su fe, su tarea apostólica y la fidelidad a la Iglesia, siendo ésta última la característica de su Misión, no sé si conscientemente o no, más olvidada. No puede ser el rechazo a sus palabras lo que niegue el pan y la sal necesaria para la realización de su imprescindible labor.

Tercero y último, una afirmación bomba. Miren ustedes, yo creo sinceramente que la Iglesia es la institución más progresista que hay en el mundo actual. Quienes frecuenten este Valor Añadido sabrán que servidor asocia progreso a dos conceptos: avance y mejora. Pues bien, en la búsqueda de un uso responsable de la libertad individual y del bien social, la Iglesia está siendo mucho menos conservadora que aquellos que quieren deshumanizar la vida sobre la base de una existencia sin Dios, que, si no existiera, habría que inventarlo. Para muestra un botón: en 1980 había 36 millones más de niños que de jubilados en Europa, ahora el déficit es de 6. Eso sí, se produce un aborto cada 30 segundos. Voz que clama en el desierto. Lo mismo se podría decir en términos de estabilidad familiar, respeto por los mayores, refuerzo de la autoridad de padres y maestros o ausencia de manipulación educativa. Todo es, por supuesto, discutido y discutible pero ojalá no tengamos que decir un día, cuánta razón tenía.

Hay un último apartado con el que termino, que seguro es una perogrullada, sí, pero de alcance. Con la Iglesia sé lo que financio y por qué lo financio. No rellenando la casilla a favor de la Iglesia Católica me expongo a la discrecionalidad del Gobierno, de cualquier gobierno, que no hará uso de mi cuota de generosidad teniendo en cuenta mis propios intereses sino mirando por aquellos a quienes conviene subvencionar, bien para que callen o para que griten más fuerte, tanto monta, monta tanto. Y eso, intelectualmente, resulta, en mi opinión, una renuncia absurda y una cesión demasiado generosa respecto a la prácticamente única parcela de decisión que, respecto al destino de nuestros tributos, podemos adoptar.

lunes, 23 de abril de 2012

CARTA DE LOS 144 TEÓLOGOS ALEMANES



Por César Uribarri
Cuando aquella familia llegó a la puerta de la iglesia, nada hacía preveer la futura reacción del padre. De entrada él se quedó ahí, a la puerta, a la espera. Pasaron madre e  hijo. El chico se acercó el primero al confesionario. “Dile a tu padre que venga”. Dijo el sacerdote. Y allá salió, en busca de su padre. “Dice que vayas”. Y para sorpresa de todos el padre se encaminó hacía el confesionario del padre Pío hecho un mar de lágrimas. Nadie entendió nada. “¿Habrá ocurrido algo extraordinario que no hayamos visto?” se decían cuantos contemplaron la anécdota sin comprender tanta lágrima.Luego casi lloran todos. Supieron que el hijo, antes de ver al padre Pío, era sordomudo. 

Es una de entre las anécdotas que cuenta, cierto que con más gracia, Zavala en su encantador libro “Padre Pío”, haciendo hincapié en que el tal milagro no sólo devolvió habla y oído al hijo, sino que arrancó del ateismo a un padre terco pero amante de los suyos.

Lo decía el capuchino. “No se va en carroza al Paraíso. Las almas no se compran con dinero; al Reino de los Cielos se sube a través del sendero de la oración y del sufrimiento.” Bien que sabía lo que decía, pues ese era el precio que pagaba por las almas. “El Señor, en efecto, me presenta muchas veces a personas que yo no he visto jamás ni tampoco he oído hablar con el único fin de que rece por ellas, y no se da el caso de que Él no escuche mis suplicas”. Y se ve también que pagaba el precio por ellas sin necesidad de regateo. Cuánto pedía le era concedido.

Es un hecho sorprendente que se ve nítidamente con la vida del padre Pío. El santo recibe los sufrimientos debidos por los pecados ajenos. Él los soporta y Dios se los evita a quien justamente debía padecerlos. En la economía de la salvación muchas veces esos sufrimientos son queridos por Dios como medio para la conversión. Lo dice santo Tomás de Aquino, cómo cuando Dios ve que de ningún modo el alma escucha sus llamadas, se sirve de enfermedades, sufrimientos, fracasos, catástrofes, para que por tales medios, el alma se vuelva a su Creador. Pero el padre Pío rompía esa cadena. Tomando el santo el sufrimiento, se lo evitaba al culpable: “Sí se trata de castigar a los hombres, ¡castígame a mí!”. La expresión paulina de “completo en mí lo que queda de la Pasión de Cristo” adquiere un nuevo sentido, porque el santo completa en él lo que tocaría a muchos otros, evitándoselo.

Cuando esos 144 teólogos alemanes han elevado su carta “crítica” con el sacerdocio tradicional, no piden algo baladí, quieren evitar santos. Esto quieren: el sacerdote casado, el sacerdote mujer, elsacerdote a la carta de una sociedad incapaz del heroísmo. Pero justo por esa incapacidad del heroísmo es más necesario el santo, porque deberá cargar él con los heroísmos que los demás no cargamos. El santo evita el castigo de Dios, lo detiene, porque lo sufre en sí mismo. Y sufriéndolo en su carne, en su espíritu, alcanza la Misericordia de Dios para los hombres.

Da la impresión de que los pasos dados por tantos críticos con la Iglesia (de dentro y de fuera) pretenden establecer “la institucionalización del bienestar de vida” en la Iglesia, la formalización de lo “posible”, no de lo mejor. Es un paso sencillo que logra evitar el encaminamiento del santo. Pero, sin un santo que soporte sobre sí los pecados del mundo, ¿quién detendrá los frutos de nuestros actos?, ¿quién asumirá sobre sí el mal debido dando una nueva oportunidad al culpable?

Esa carta de los tales 144 teólogos trata de minar, positivamente, la última fortaleza de la Iglesia: la santidad. Por ello no entiendo el argumentario “pragmático” en defensa del celibato sacerdotal que se está escuchando últimamente. No hay razones prácticas para su mantenimiento. Dicen que con familia perderían su “disponibilidad” por las necesidades familiares. Pero con familia bien que podría haber más candidatos dispuestos al sacerdocio para cubrir esas “necesidades”. No, la razón es más poderosa: el celibato ha hecho un gran bien al mundo porque ha sido camino de santidad. Y en la santidad, el hombre se ha visto libre de males porque otro, el santo, los cargaba sobre sí, y abría el cauce de la admirable misericordia de lo Alto. Cuanto más perverso es el mundo más necesario es el santo, de lo contrario el cúmulo de pecados que arrastra desde el pasado acabará rompiendo los diques que evitan su derramamiento.

“Haré más ruido muerto que vivo”, decía el padre Pío. También lo decía santa Teresita. Es un consuelo. Aunque las estructuras del mundo traten de evitar la vía rápida por la que vuela el santo, tenemos intercesores poderosos en el Cielo, que rompen esas cadenas del infierno, del sufrimiento, del mal en una palabra, aún actualmente.

miércoles, 18 de abril de 2012

LA ACCIÓN DE SATANÁS CONTRA LOS PLANES DIVINOS EN LAS APARICIONES








Dos aspectos interesan en el presente tema. Primero, que la acción del demonio es opositiva, está siempre en contra de Dios y de su obra. En segundo lugar, el demonio, en su naturaleza caída, es sabio y poderoso, mucho más que los humanos, y utiliza sus poderes de mil maneras en el intento de desviar las voluntades libres de los hombres del camino trazado por Dios. Pero no es ni omnipotente ni omnisciente.

De ahí la fuerza que tiene para engañar al hombre, y la debilidad del hombre, si no recurre a la omnipotencia, sabiduría, bondad divinas.

Proponemos una ordenación sistemática útil en cuatro apartados sobre la acción satánica donde hay apariciones.

ACCIÓN DESTRUCTIVA EXTERNA

Los contrarios son hombres que, de múltiples formas —por su actuación y tendencia—, caen dentro del círculo de acción del diablo, y por ello son llamados «hijos de las tinieblas». Desde la persecución más solapada a la más burda y manifiesta, desde los procedimientos más finos, legales y sociales, hasta las destrucciones más violentas, se expanden en una extensa gama.

Son conocidas las dificultades y las persecuciones que agitaron la causa de Lourdes y que tuvo que soportar Bernardette Soubirous, hasta su definitiva aprobación. De modo semejante, no fue fácil para la causa de Fátima superar las muy graves contradicciones que se presentaron desde el comienzo: arresto y prisión de los videntes, mítines de propaganda subversiva, profanación del sagrado lugar y saqueo sacrílego, persecución contra el clero, mandatos perentorios a los párrocos, medidas gubernamentales contrarias, prohibiciones y cinco bombas en el lugar de las apariciones. Son destrucciones fundamentalmente antirreligiosas, aunque a veces se presentan so capa de utilidad pública o interés social.

Otros casos más específicos de actuación destructiva de Satanás, en el campo de las apariciones, se dan en lo que podríamos llamar una acción interior.

CONFUSIÓN, DESVIACIÓN Y DESTRUCCIÓN DEL VIDENTE

Si hay alguna cosa que respete más el Cielo es la libertad humana. No vayamos a creer que, por el mero hecho de aparecerse la Santísima Virgen a un vidente determinado y encargarle la realización de un mensaje, éste ya tenga asegurada su correspondencia, su santidad y su misma salvación. Un alma puede tener carismas, incluso para bien de otros, haberlos aplicado correctamente y llegar a frustrar los planes divinos y a perderse. «La corrupción de lo mejor es la peor» (corruptio optimi pessima). La acción divina en el campo sobrenatural, suele tener la misma generosidad o mayor, que en el campo natural, donde tantas oportunidades se pierden.

Precisamente, en este hecho se basa la posibilidad destructiva del demonio. Sus asedios se dirigen a corromper la voluntad humana en la respuesta a las gracias divinas.

La acción de Dios suele proceder de modo que, a mayor correspondencia del alma agraciada, siguen mayores dones; a menor, menos; a ninguna, la retirada divina, como en el caso de Saúl.

De ahí que no pocos casos que al principio eran buenos, se han frustrado por la mala correspondencia del hombre. Algunas apariciones marianas que fueron auténticas al principio, concluyeron mal. De ahí también la prudencia de la Jerarquía en no precipitarse, y la importancia de un competente director espiritual que asista al (o la) vidente.

Sin embargo, no creamos que la Virgen Santísima siempre fracasa. Como una buena madre que no retrocede, cueste lo que cueste, para arrancar a su hijo o a su hija de una difícil situación, muchas veces protege, ayuda y vigila, encamina, enseña, castiga y trata del modo más conveniente al vidente, para que al fin, respetando siempre su libertad, triunfe en él su amor de Madre.

Por tanto, un modo interior de actuación del demonio sería la intención de confundir, desviar y destruir al vidente:

a) Primero, cuando un vidente ha sido movido y agraciado con dones del Cielo, especialmente con apariciones, el demonio se le puede presentar en figura horrenda y espantosa para asustarle y anularle. Los éxtasis del buen espíritu conservan y respetan siempre la libertad del vidente en todo el momento extático. Los falsos éxtasis del diablo pueden anular momentáneamente la libertad del individuo, como una droga.

b) Un caso más sutil se da cuando el demonio se aparece al vidente transfigurado en «ángel de luz». Suele ser al principio de sus experiencias extáticas, cuando no sabe todavía distinguir ni analizar las visiones que recibe. Pero siempre, en estos casos, la engañosa visión, que guarda cierta analogía o paralelismo con las del buen espíritu, ofrece rasgos incongruentes e ilógicos, posibles de detectar. Los videntes, en su experiencia incipiente, llegan a descubrir el engaño y piden ardientemente la protección celeste para no sucumbir.

DESTRUCCIÓN DEL LUGAR DE LAS APARICIONES

Avanzando un grado más, la acción satánica puede centrarse en destruir el lugar de las apariciones, convertido ya en un centro de oración. No tiene prisa. Intenta conseguirlo de este modo.

Cuando hay fenómenos de apariciones, se forman en seguida grupos de personas piadosas o curiosas, venidas de todas partes. Entre ellas, hay un porcentaje reducido que empieza a sentir, o creer que siente, carismas de todas clases, como si estuvieran en consonancia con los acontecimientos. En la inmensa mayoría son ilusiones, sugestiones, engaños, puramente en el terreno psíquico natural, y es fácil descubrirlos y evitarlos.

Otro aspecto más grave, en esta línea, es que hay personas, generalmente sencillas y muy devotas, que, por su origen o por su idiosincrasia, admiten como verdadero cualquier fenómeno de carácter visional y creen lo que se les dice sin el menor asomo de duda. Para ellos, cuantas más personas celestes vea el vidente, mejor es, y quieren llevar a la práctica cualquier aviso, encargo, consejo o mensaje que reciben, por costoso que sea, sin capacidad de discernimiento. Esta actitud cerrada, mental y anímica, va acompañada de un frío rechazo absoluto de las advertencias o consejos de los prudentes directores espirituales. Les puede llevar a graves equivocaciones.

Pero además, se da otro caso mucho más serio, en que es difícil descubrir la acción satánica. Cuando hay un vidente movido por el buen espíritu, aparecen cerca de él otro u otros videntes falsos con fenómenos maravillosos, que buscan relacionarse con el verdadero. Invocando la caridad fraterna universal, quieren tener «sus visiones» en el lugar donde va ordinariamente el buen vidente. A la larga, sin embargo, aparecerá la falsedad de esos videntes, que habrán atraído grupos de admiradores; desde luego con espíritu de oración y sacrificios, no raramente excesivos. Es muy posible, en este estadio, que ni ellos mismos se den cuenta de la naturaleza de sus experiencias. Mucho peor si obran conscientes de la falsedad de sus fenómenos. Con su caída, o descrédito posterior, querrán arrastrar, como el río diabólico del Apocalipsis ( Ap 12, 15-16), a los auténticos videntes.

Más aún: los videntes falsos, conscientes o inconscientes, tienen una marcada inclinación a acudir al sitio donde hay grupos de oración o a otros lugares de apariciones, para tener allí sus falsos éxtasis y crear un clima de confusión y perturbaciones. El remedio está en separar totalmente el lugar de oración de la presencia de otros videntes advenedizos. Insistimos en que ellos, a veces, no son conscientes de que sus visiones sean falsas. No raramente lo ignoran por largo tiempo. Son juguete e instrumento del espíritu destructor.

René Laurentin les llama «epidemia de visionarios», al tratar de los falsos videntes que proliferaron en torno a Bernardette, en Lourdes. En el segundo volumen de su obra “Lourdes. Documents authentiques” consigna un repertorio de visionarios que incluye setenta y cuatro; cuarenta y ocho de ellos individuales, los otros en grupos.

Otro procedimiento para destruir un lugar de apariciones es el de «la competencia». Supongamos un lugar auténtico, como Lourdes, donde la piedad, la oración, el sacrificio y la caridad para con los enfermos, no solamente se mantienen, sino que crecen con multitudes que acuden de todas partes y de varias naciones, y que de repente se dice que cerca, a unos cien o doscientos kilómetros, se aparece la Virgen Santísima, que hay prodigios espectaculares; pero que, a la vez, hay concelebraciones y alianzas colectivas con la participación de incautos sacerdotes y que acuden turbas copiosas, y también hay obras de caridad. ¿Es posible que la Virgen Santísima, tan discreta, tan humana, prudentísima, haya escogido otro centro de apariciones competencial, junto a uno que Ella ha fundado? ¿No se trata, en cambio y en realidad, de una treta del Enemigo para restar importancia y destruir, si fuera posible, el verdadero?

ACCIÓN DESTRUCTORA ENTRE LOS QUE ACUDEN A LOS LUGARES DE APARICIONES Y RESPONDEN A SUS MENSAJES

Otro capítulo de la acción satánica destructora es la que se dirige principalmente a las personas que responden a la acción divina realizada en lugares de apariciones verdaderas o en movimientos originados por ellas.

Fracasados los otros intentos, le queda todavía al Destructor el método más eficaz: pervertir la convivencia humana con la desunión de las voluntades, para lograr la destrucción de la obra de Dios. El demonio es maestro en indisponer los ánimos en grupos bien avenidos. Con el agravante que, una vez producida la escisión, es muy difícil lograr su compostura.

Pero hay todavía otra particularidad, y es que, transcurrido un tiempo que no suele ser muy largo, si el Maligno no ha logrado sus propósitos, pasa a perturbar a otro del grupo según el mismo procedimiento, pero por otras causas concretas; y luego a otro, y así sucesivamente. Su fin inmediato es la desunión de las voluntades y el mediato la destrucción de la obra de Dios.

CONCLUSIÓN

Se puede afirmar, como principio general, que Satanás acude siempre donde está María Santísima para deshacer su obra, si puede. La razón teológica es porque María es la única pura criatura humana que nunca ha tenido parte alguna con el diablo. Por consiguiente, el que cierra las puertas a María Santísima, las abre a Satanás.

Este hecho puede ser contraprueba válida de la verdad de unas apariciones concretas de la Virgen Santísima. Donde esté María, habrá señales evidentes de la intención y acción destructiva de Satanás. Y al revés: en lugares de apariciones en que sucedan maravillas espectaculares con afluencia de muchedumbres como espectáculo o, simplemente, un lugar que no tenga contradicción alguna desproporcionada, difícilmente será obra del buen espíritu.

En último término, en el discernimiento de espíritus en las apariciones es decisivo el criterio que el mismo Jesús nos indicó en el Evangelio: «Por sus frutos los conoceréis». Estos frutos pueden tardar en aparecer, pero aparecerán
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por
P. Jesuita P. Sebastián Bartina