Son tiempo difíciles para Europa, lo ocurrido en Grecia en
los últimos días, merece una reflexión. A poco que analicemos lo ocurrido en el
país heleno, vemos como empiezan a aclararse muchas cosas en el gran contexto
de la crisis financiera. Es poco habitual que por el anuncio del referéndum
griego, se venga abajo el sistema financiero y se amenace a ese pequeño país
con los horrores del averno si se convoca la consulta.
Es un paso más hacia el desastre al que nos encaminamos y
que señala la gravedad del enfermo.
Grecia, cuna de la civilización, está a punto de liquidar esa misma
civilización presa de una crisis sin solución. Papandreu puso a prueba a los
líderes europeo enfrentándoles a la disyuntiva de elegir entre la democracia o
la imposición exterior. Y Europa se quitó la careta y optó por lo segundo.
Papandreu es listo. Consiguió quitarse de en medio, dejar en evidencia a la
Unión Europea y pasarle el problema a la oposición.
El problema de fondo es enorme, afecta a todo el mundo. Es
tan sencillo como lo siguiente: hay más deuda que dinero para cubrirlas, no en
Grecia o en España, sino en todo el planeta Tierra. Esto se ve claramente en
que en el momento que uno de los actores falla y no paga el tinglado se viene
abajo. Es una estafa piramidal a escala planetaria, y no tiene arreglo. Si todo
el mundo quisiera retirar su dinero de los bancos, descubrirían que no hay para
todos y que la pasta se ha esfumado en financiar una orgía de gasto que se
tapaba con nuevas financiaciones y nuevos créditos. La idea ahora es salvar la
banca europea, porque Grecia ya está muerta, e Italia huele a cadeverina.
El anuncio de Papandreu ha sido la constatación para el
ciudadano de a pie, de que algo grave está pasando. La realidad se abre paso, y
cuando el destino de Europa es incierto, la profecía olvidada adquiere significado
y carta de naturaleza.
Hubo en Grecia un monje ortodoxo llamado José Vatopedi,
muerto en 2009. Se dice de él que sonrió después de muerto, y no me extraña
porque se ha librado de una buena.
José Vatopedi predijo que la tercera guerra mundial arrancaría en un conflicto entre Grecia y Turquía. La UE y USA combatirían contra una Grecia unida a Rusia. Estos últimos resultarían vencedores en la guerra. Así la crisis griega sería el inicio del fin de Occidente. Parece inverosímil ¿no?. ¿Una alianza greco-rusa contra el resto de Europa y EE.UU?. Yo no me lo creo, pero pronto vamos a ver cosas que hace un año no hubiéramos creído.