"Antes, como no teníamos tantos chismes ni tantas herramientas, todo lo restañábamos con lañas".
(Isidoro Pastor Pastor)
Lañas, es el título de un magnífico libro de espiritualidad cristiana, que vale mucho mas de lo que cuesta. Tiene 200 meditaciones. Cada una de ellas ocupa una página, pero en un espacio tan reducido por meditación, contiene un gran número de enseñanzas espirituales desde la perspectiva cristiana católica.
Pero es un gran libro para personas no católicas, e incluso sin Dios. De buena gana haría un post con cada una de las 200 meditaciones, pero conculcaría todas las leyes de derechos de autor.
Por supuesto he comprado el libro y lo he leído. Son solamente 10 euros, pero si costara 30 lo habría comprado igual. Como no me resisto a incluir una de las meditaciones, espero que los autores me perdonen a cambio de la publicidad.
Esta meditación para mí, es quizá de las mejores. Todos los cristianos nos vemos reflejados en ella.
Es la meditación nº 61, titulada:
Caminando sobre las aguas
Hay situaciones en las que parece que nuestra barca se aleja de tierra y queda perdida en altamar, sin la seguridad de ver la costa. Otras veces parece que las circunstancias se encrespan como un mar en tempestad, te zarandean por todas partes y hasta parece que tu barquilla se hunde, porque se te caen todas esas seguridades humanas en las que confiabas. A veces, incluso, tienes la impresión de ir caminando sobre el agua, sin hacer pie, sin saber donde apoyarte, qué paso dar, qué decidir, en quién confiar, por donde abrir camino. Y todo, quizá, en noche muy cerrada, con una oscuridad interior que sólo deja ver en el alma, las sombras del pesimismo, de la tristeza y del desánimo. Es el momento de la fe, oscura pero cierta, de la osadía del abandono, que confía y confía en su Dios contra toda esperanza.
Los apóstoles tuvieron que verse en esas circunstancias para poder ver al Señor, que venía hacia ellos caminando sobre las aguas. Ellos estaban tan aturdidos y asustados que no se dieron cuenta de que nunca había dejado de seguirles con la mirada desde la orilla. Mientras vivas faenando en las aguas de este mundo, siempre tendrás que arrojarte con valentía, como Pedro, y caminar por encima de las olas de tus estados de ánimo, de tus comodidades, de tus limitaciones y defectos de carácter, de tantas situaciones difíciles o aparentemente absurdas. Y siempre con la impresión de hundirte, de no alcanzar tierra, de que la noche se hace interminable…Espera en Dios, con la calma de un corazón abandonado, aunque sea desde un amor que solo sabe hablar desde el deseo. Le encontrarás al paso de tu fe ciega y oscura, cuando sólo la luz del abandono guíe el rumbo de tu alma.
FUENTES
http://www.alcozar.net/diccionario/l.htm