A medida que nos acercamos al solsticio de invierno del 2012 crece la especulación, derivando o bien en indiferencia escéptica, por parte de algunos, o en preocupación alarmista, por parte de otros.
Los primeros días del 2011, varios periódicos desplegaron la noticia de que el 2010 ha sido el año “récord” en desastres naturales (950 calamidades, siendo la media de 615 en los últimos treinta años). Algunos de esos diarios mencionan previsiones de que en los siguientes dos años se conservará la tendencia a incrementarse. Y no están equivocados, un equipo de científicos de la NASA, dedicado a calcular las consecuencias que tendrá la gran alineación cósmica del 21 de diciembre de 2012, afirma que habrá grandes perturbaciones atmosféricas.
Pero ¿de qué estamos hablando, y qué nos dice nuestra Fe?
Lo que ocurrirá en el solsticio de invierno de 2012, y está sucediendo ya, si bien en menor escala, será consecuencia de un simple y sencillo acontecimiento sideral: la alineación de la Tierra con el Sol, el cual se superpondrá con el ecuador de la Vía Láctea. Pero los alarmistas hablan del “fin del mundo”, mientras que los esotéricos hablan del paso a una “nueva conciencia”, y de una “transición espiritual” hacia una “nueva civilización”. Ambos están equivocados y juegan con la ignorancia de la gente.
El hecho de que ambos grupos de charlatanes proclamen el “fin del mundo” o el “fin de la civilización actual” se basa en que el Calendario Maya, el cual calculó admirablemente todas estas conjunciones, termina el 21 de diciembre de 2012. No sigue más.
Efectivamente, el Calendario Maya (conocido como “Códice Dresde” porque se conserva en la Biblioteca Estatal de la Ciudad de Dresde, en Alemania), incluye extraordinarios cálculos de la rotación de la Tierra, de su traslación alrededor del sol, así como del movimiento de precesión de los equinoccios y, más admirable aún, del movimiento de traslación elíptica de nuestro sistema solar dentro de la galaxia. Ese periodo, llamado “Cuenta Larga”, dura 25,625 años, y concluye el 21 de diciembre de 2012.
La Cuenta Larga está dividida en 5 “soles” de 5,125 años cada uno (13 Baktunes). Según el Calendario Maya, el último “sol”, el actual, comenzó el 13 de agosto del año 3114 a.C.
La fecha del 21 de diciembre de 2012 será excepcional, pues no solo se dará el fin del “sol” actual, sino el fin de todo el periodo elíptico arriba mencionado, es decir, de toda la Cuenta Larga. Entonces, habrá una coincidencia entre el plano de la Tierra y el Sol, con el eje central de la galaxia.
Las alteraciones en las tormentas solares y en el magnetismo terrestre (y con ello el cambio climático) comenzaron en 1999, intensificándose cada vez más a medida que nos acercamos al solsticio de invierno del 2012, cuando la inclemencia meteorológica y las alteraciones magnéticas serán enormes.
Por otro lado, hay que recordar que también en 2012 se dará la inversión de los polos magnéticos del sol, fenómeno que sucede cada once años, habiéndose dado la más reciente en el año 2001. Pero con un agravante: según el Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas de los Estados Unidos, el ciclo de 2012 será entre el 30% y el 50% más intenso que el anterior, provocando un colapso en las comunicaciones, los GPS, los satélites climatológicos, los teléfonos celulares y otras tecnologías modernas. Esto ya lo están tomando en cuenta las grandes compañías aseguradoras.
Pero ¿qué nos dice la fe?
Es un hecho que detrás de los acontecimientos cósmicos y siderales están en la mano de Dios quien los permite y guía para nuestra salvación. Baste recordar que fue una estrella la que guió a los sabios de Oriente hacia la cueva de Belén, para que presenciaran el nacimiento del Mesías, el Salvador del mundo, tal y como les fue anunciado.
También recordemos que Josué detuvo el sol y la luna casi un día entero, por orden de Dios (Josué 10, 12), para poder derrotar al enemigo, hecho que astrónomos del Green Belt suponen es el día que está “faltando” en la historia del Universo.
De forma que a Dios no se le pudo haber escapado la gran conjunción que habrá en diciembre de 2012, la cual tendrá que ver con nuestra salvación.
Pero hay que tener con las versiones que deforman ese tema con ideas esotéricas. Mientras que en realidad se trata de eventos cósmicos naturales, que sin duda tendrán que ver con el inminente Retorno de Jesucristo, algunos pretenden contaminarlos con tópicos raros como los “mayas galácticos”, “anunaki” y otras leyendas que terminan distorsionando los datos verídicos, y que condicionan la historia humana a la influencia, no demostrada pero muy exótica, de “seres extraterrestres” que habrían actuado en el pasado, y que ahora estarían por “volver” para actuar de nuevo y llevarnos a un indeterminado “nivel superior de conciencia”.
Los fenómenos OVNI y de enormes círculos agrícolas psicodélicos, cada vez más frecuentes en los últimos años, son fruto o de quienes pretenden impresionarnos para imponer el Gobierno Mundial, o de la actividad demoníaca, siendo Satanás el padre de la mentira.
El máximo de ese engaño vendrá cuando una gran imagen heliográfica en el cielo, proyectada por cañones láser satelitales coordinados por el Blue Beam Project, anuncien la inminente manifestación del “Gran Instructor del Mundo” (quien para los cristianos será el Falso Profeta que validará al Anticristo).
El problema de fondo es el de situar el final del 2012 en la justa dimensión de la realidad y de la Fe, sabiendo que el problema no son las cosas que van a suceder, sino la interpretación que se pretenderá dar a las mismas.
Y es que la idea de que el final del 2012 representa un “cambio” y el inicio de una “Nueva Era”, es fácilmente manipulable, porque efectivamente el final de los 12,812 años del ciclo arriba descrito (mitad de la Cuenta Larga) es simbolizado como la noche de nuestro sistema solar, que finalmente se acaba, por lo que estamos para empezar el día. Un “día” que nos querrán proponer de forma distorsionada.
El verdadero Gran Día que, según San Juan apóstol, está por llegar en el futuro, es el de la Parusía, el Retorno Glorioso de Jesucristo, quien vendrá a derrotar al Anticristo, al Falso Profeta y a quienes impusieron un gobierno mundial anticristiano por siete años, transformando la naturaleza humana e inaugurando su Reino de santidad, de paz y de justicia. Sí es probable que esos siete años del supremo engaño, a los que se refiere San Juan, vayan de 2013 a 2020, después de que acontezca la gran alineación del solsticio de invierno de 2012.
Esta no es una mera suposición. Uno puede analizar cómo los acontecimientos mundiales se están encaminando hacia allá a pasos acelerados. Intencionalmente los están haciendo coincidir.
Por tanto, en este año 2011 que comienza cerremos los oídos a todas las voces que proclaman el fin del mundo o el nacimiento de una nueva civilización. Más bien pensemos que nos estamos acercando al más radical triunfo de Dios y de su Hijo nacido en nuestra carne humana. Más bien abramos el corazón para ver qué nos dice él desde su Eucaristía, presencia viva y palpitante que tiene a todo el Universo en sus manos. Los acontecimientos nos sugieren que Él está a la puerta y llama. Este año, y el que viene, seguirá siendo kairós, tiempo de gracia.
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