miércoles, 16 de marzo de 2011

PRIMER MIERCOLES DE CUARESMA

Señor, mira complacido a tu pueblo que desea entregarse a ti con una vida santa; y a los que dominan su cuerpo con la penitencia transfórmales interiormente mediante el fruto de las buenas obras. Amén

Meditación

1.- Da por supuesto la Oración de este día cuaresmal que los cristianos, pueblo de Dios, vivimos positivamente nuestra fe interiormente- "en deseo de entregarnos a Dios con una vida santa" y exteriormente -"moderando nuestro cuerpo con la penitencia". Cabe preguntarnos si este optimismo de la Iglesia es auténtico o no. Y, para no quedarnos en lo genérico, hemos de personalizar ese deseo y esa práctica penitencial. Comienzo preguntándome si yo, personalmente, deseo vivamente estar unido a Dios con una vida santa y si, además, modero mi cuerpo con la penitencia.

2.- Cómo traducir ese "deseo de entregarse a Dios con una vida santa"? Se trata de hacer un esfuerzo para que mi vida ordinaria sea, al mismo tiempo, extraordinaria, no por lo que hago sino por el cómo lo hago. Consiste, pues, llenar de amor nuestros actos de cada día. Que nada que hagamos permanezca vacío, sino lleno de fe y amor a Dios actuando únicamente por su amor. Además, ese deseo interior de entregarme a Dios lo he de manifestar con actos concretos  de penitencia, de renuncia de modo que mi cuerpo esté al servicio de Dios, del bien y de los hermanos.

Pregúntate: si vives esa tensión espiritual hacia Dios o, de cuando en cuando, te despistas. Si te has hecho un programa claro de penitencia cuaresmal.


Súplica

Señor Jesucristo, Tú eres el imán que atrae mi vida hacia ti. Mis deseos, mis sentimientos, mis mas íntimas emociones quiero que te tengan a ti como centro, como polo de atracción. No quiero dejarme arrastrar por otros deseos o sentimientos. Sólo Tú, Señor Jesús, eres la meta de mi vida.

En esta Cuaresma es mi intención, Señor, redoblar mi esfuerzo para tener mis ojos puestos en ti, mis sentimientos unidos a los tuyos, mi corazón entregado totalmente a ti, mi Salvador y mi todo.

Quier también, Señor Jesús, vivir estos días cuaresmales mortificando mi cuerpo con la penitencia. Dame fuerza y valor para controlar mis apetitos, mis deseos mundanos y así, vivir penitencialmente unido a ti.

Amén.


Jaculatoria

Dirige, Señor, mi corazón hacia ti.

2 comentarios:

epazj2 dijo...

Puedo decirte que estas palabras han sido de mucha ayuda en un momento de batalla espiritual. No cabe duda que Dios nos usa para hablarle al projimo. Estas palabras han sido como la voz de Dios en un momento preciso. Bendiciones.

Juan dijo...

Pues si es así, ya merece la pena publicar estas meditaciones. Ánimo.