martes, 15 de diciembre de 2009

La Divina Misericordia II

EL PECADO Y EL INFIERNO

Aquí vemos que de la condenación no se libra nadie, ni siquiera las monjas.

Una vez vi a dos hermanas que iban a entrar en el infierno. Un dolor inexpresable me rasgó el alma; pedí a Dios por ellas, y Jesús me dijo: Ve a decir a la Madre superiora que estas dos hermanas están en ocasión de cometer un pecado grave. Al día siguiente se lo dije a la Superiora. Una de ellas ya se había arrepentido y se encontraba en estado de fervor y la otra aun estaba en un gran combate.






LA DESCONFIANZA

Una de las cosas que mas le duelen al Salvador es la desconfianza de los hombres. Nos hace favores una y otra vez y siempre desconfiamos. Forma parte de nuestra naturaleza, pero esto nos aparta de Dios.

Jesús se quejó conmigo con estas palabras:
La desconfianza de las almas desgarra Mis entrañas. Aún mas Me duele la desconfianza de las almas elegidas; a pesar de Mi amor inagotable no confían en Mí. Ni siquiera Mi muerte ha sido suficiente para ellas. ¡Ay de las almas que abusen de ella!





UNA MONJA EN EL PURGATORIO

Se trata de una visita de ultratumba a Santa Faustina. La monja fallecida viene del purgatorio.

Una noche vino a visitarme una de nuestras hermanas que había muerto hacia dos meses. La vi en un estado terrible.Toda en llamas, la cara dolorosamente torcida. No sabia donde sufría, en el purgatorio o en el infierno, no obstante redoblé mis plegarias por ella. La noche siguiente vino de nuevo, en un estado aun más espantoso, entre llamas mas terribles, en su cara se notaba la desesperación.

Pregunté: ¿No te han ayudado nada mis rezos? Me contestó que no le ayudaron nada mis rezos y que no le iban a ayudar. Aquellas oraciones fueron en provecho de otras almas. Sin embargo yo no dejé de rezar. Después de algún tiempo volvió a visitarme de noche, pero en un estado distinto. No estaba entre llamas como antes y su rostro era radiante, los ojos brillaban de alegría y me dijo que yo tenia el amor verdadero al prójimo, que muchas almas se aprovecharon de y me dijo que ella no iba a permanecer ya por mucho tiempo en el purgatorio. ¡Los juicios de Dios son verdaderamente misteriosos!




EL SIGNO DE LA SEGUNDA VENIDA

Es precisamente aquí cuando Jesús anuncia uno de los primeros signos antes del fin de los tiempos.



Escribe esto:

Antes de venir como el Juez Justo, vengo como el Rey de Misericordia. Antes de que llegue el día de la justicia, les será dado a los hombre este signo en el cielo.

Se apagara toda luz en el cielo y habrá una gran oscuridad en toda la tierra.


Entonces, en el cielo aparecerá el signo de la cruz y de los orificios donde fueron clavadas las manos y los pies del salvador, saldrán grandes luces que durante algún tiempo iluminaran la tierra. Eso sucederá poco tiempo antes del ultimo día.





LA VISIÓN DEL TRONO DE DIOS

Aquí Santa Faustina nos cuenta cómo es algo que todos hemos imaginado alguna vez. El lugar donde está Dios.

Delante del trono de Dios vi las Potencias Celestiales que adoran a Dios sin cesar. Más allá del trono vi una claridad inaccesible a las criaturas; allí entra solamente el Verbo Encarnado como Intercesor.

Cuando Jesús entro en esa claridad, oí estas palabras: Escribe en seguida lo que vas a oír: Soy el Señor en Mi Esencia y no conozco mandatos ni necesidades. Si llamo a las criaturas a la vida, esto es el abismo de Mi misericordia.




Sabedora Santa Faustina por revelación de Jesús que su confesor iba a sufrir grandes pruebas y trabajos, se entristece y se lo hace saber a Jesús. Aquí vemos el criterio de Jesús ante los esfuerzos de los hombres. Darse cuenta de la importancia:

Yo no recompenso por el resultado positivo sino por la paciencia y el trabajo emprendido por Mí.

Yo no premio por el éxito en el trabajo sino por el sufrimiento.



LA ORACIÓN

Interesante reflexión de Santa Faustina acerca de la importancia de la oración.

En cualquier condición en que se encuentre un alma, debe orar. Tiene que rezar el alma pura y bella, porque de lo contrario perdería su belleza; tiene que implorar el alma que tiende a la pureza, porque de lo contrario no la alcanzaría; tiene que suplicar el alma recién convertida, porque de lo contrario caería nuevamente; tiene que orar el alma pecadora, sumergida en los pecados, para poder levantarse. Y no hay alma que no tenga el deber de orar, porque toda gracia fluye por medio de la oración.



LA PUERTA ANGOSTA

Los dos caminos. El camino fácil que conduce al infierno, y el estrecho, oscuro y difícil que es la puerta angosta que comunica con el Reino de los Cielos. He aquí una visión alegórica que tuvo Santa Faustina sobre este particular. Advertir que los que circulan por la vía cómoda y llena de felicidad, son muchos, ya que muchos serán los que se condenen.

Un día vi dos caminos: un camino ancho, cubierto de arena y flores, lleno de alegría y de música y de otras diversiones. La gente iba por este camino bailando y divirtiéndose, llegaba al final sin advertir que ya era el final. Pero al final del camino había un espantoso precipicio, es decir el abismo infernal.

Aquellas almas caían ciegamente en ese abismo; a medida que llegaban, caían. Y eran tan numerosas que fue imposible contarlas. Y vi también como camino o mas bien un sendero, porque era estrecho y cubierto de espinas y de piedras, y las personas que por él caminaban tenían lagrimas en los ojos y sufrían distintos dolores. Algunas caían sobre las piedras, pero en seguida se levantaban y seguían andando. Y al final del camino había un esplendido jardín, lleno de todo tipo de felicidad y allí entraban todas aquellas almas. En seguida, desde el primer momento olvidaban sus sufrimientos.