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domingo, 1 de agosto de 2010

El Purgatorio

Este post es esencialmente una recensión del libro titulado “El Purgatorio”, de autor anónimo editado por Rialp.
El autor narra cómo tuvo una serie de revelaciones particulares en donde le fue mostrado en sucesivas visiones el purgatorio, su estructura y lo que allí ocurre, así como mucha otra información.
Al estar editado el libro por una editorial católica y estar controlado éste autor anónimo por eclesiásticos, merece toda la confianza e interés para católicos y no católicos.
Recordamos que las revelaciones particulares no son de obligada creencia para el fiel, pero si están auspiciadas por la Iglesia, son de mucho interés su estudio y análisis.
Lo que sigue es un resumen de esas revelaciones particulares.

EL INFIERNO
El alma se encuentra de golpe inmersa en una soledad absoluta. Todo es no presencia, no comunicación, no amor. Es una inmersión el mal absoluto objetivado.

El infierno está lleno de la nada. Hay una presión increíble, una densidad y una opacidad horrorosa.

Los condenados están juntos, agobiados. Aunque uno se quema en el infierno, se está también sumergido en un frío de hielo que es el de la segunda muerte, el de la muerte eterna. Es un estado permanente de vértigo y opresión.





EL GRAN PURGATORIO

Vi con los ojos del alma un fuego espantoso, sin límite ni forma, que ardía sin cambiar jamás, en un silencio agobiante.

Vi en medio de este fuego miles y miles de pobres almas apretujadas unas contra otras, pero sin tener entre ellas comunicación alguna. Es un estado terrible.

Hay en el Gran Purgatorio almas que recibieron muchas gracias y no correspondieron a ellas. Verás en el Gran Purgatorio un gran número de almas consagradas y de sacerdotes, prelados, obispos, cardenales y papas. También dirigentes políticos, jefes de Estado, reyes, emperadores y gobernantes.

Todas estas almas deben de soportar las penas del Gran Purgatorio junto con criminales, libertinos y todos los grandes pecadores, salvados por la Misericordia Divina, que pudieron –a veces en el último momento- escapar del Abismo Eterno.





EL PURGATORIO MEDIO

Vi un mar de fuego con un gran rugido. Inmensas llamas se hacían y deshacían sin parar. En medio de aquello, miles y miles de almas tendían las manos fustigadas por ese gran fuego. Las almas se ven en medio de un fuego claro.
Estas benditas almas del Purgatorio Medio reciben, a veces, el permiso del Señor para manifestarse, para llamarnos a la oración, también para advertirnos de peligros.

Estas manifestaciones son los llamados fantasmas, pero no siempre son almas del purgatorio. A menudo, Satanás, padre de la mentira, simula estas manifestaciones en sesiones de espiritismo. No son almas, son espíritus diabólicos.
El espiritismo es una obra del infierno, una verdadera religión satánica basada en la vanidad, la curiosidad y la mentira.






LA ANTESALA DEL CIELO

Se me manifestó como una extensión de fuego muy pálido inmersa en la luz que sale del Cielo. He visto miles y miles de almas en oración, en calma, sumergidas en un Amor y en un sufrimiento inauditos.

Estas almas en la antesala del Cielo están muy iluminadas sobre la situación y las necesidades de la Iglesia militante, y que oran a Dios por nuestras intenciones.





EL CIELO

Vi el cielo como una casa espaciosa, con un conjunto de edificios magníficos unidos unos a otros mediante galerías de luz, y rodeados de un espléndido jardín cercado por una pared de luz guardada por centenares de ángeles.

Vi miles de almas que llegaban a las puertas del Cielo. Algunas eran introducidas en las mansiones del Padre; otras, más numerosas, eran conducidas por los ángeles al vestíbulo de fuego de estas mansiones celestiales, debían purificarse allí de toda sombra.

De la tierra millares de ángeles  volvían al Cielo, con cestos llenos de incienso que quemaban ante en la presencia de Dios, este incienso son las buenas obras y oraciones de la Iglesia aquí abajo en la Tierra.




LA SANTIDAD DE DIOS

“He aquí un trono erigido en el Cielo,. Delante del trono, un mar transparente, como de cristal” (Apocalipsis 4, 2-6)

Vi un inmenso mar de cristal ardiendo, muy pacífico y de una profundidad insondable. Este mar se comunicaba con la Santa Iglesia vivificándola. Borraba y destruía en su fuego toda impureza.

Este mar de cristal es indescriptible: El Cielo entero está sumergido en él. Es en el que vive y subsiste la Santa Iglesia, constantemente iluminada y purificada por su ardor.


Es en el que también –de manera misteriosa- está contenido el abismo infernal. Vi el purgatorio como la antesala de fuego de la Gloria Celeste, donde las almas están sumergidas en la Santidad de Dios para ser purificadas.