lunes, 28 de octubre de 2013

UN PROFETA

Sucedió en el epicentro del poder político -y del caos político- en el país más poderoso de la Tierra, y sucedió la semana pasada, ante un ejército de periodistas, pero la prensa española pasó de puntillas por el tema. 

Una humilde taquígrafa de la Cámara de Representantes, mientras se efectuaba la trascendental votación del 16 de octubre para intentar desbloquear el cierre del gobierno federal que tenía paralizado al funcionariado de la primera potencial mundial, tomó el micrófono y empezó a predicar a los políticos, que se pararon y quedaron atónitos. 

El vídeo es muy claro: Dianne Reidy, una de las taquígrafas de plantilla de la casa, que lleva años trabajando allí, se sube al estrado, saluda a la presidenta y a otro oficial y toma el micrófono. "El guardia no intentó pararla porque ella ella trabaja allí, y fue al podio donde habla el presidente; pensaron que iba a hacer pruebas con el micro", explica el congresista Peter King, que lo vio. Los golpes de mazo de la sorprendida presidenta no la detuvieron. 

Aunque en la prensa se habló de una "taquígrafa histérica" que "chilla", lo que vemos en el vídeo es otra cosa: una oradora que habla firme, alto pero no histéricamente, en público, desde un podio, haciendo una proclamación. 

¿Y qué dijo? 

"He will not be mocked", empezó. Y lo repitió tres veces. Se puede traducir por "No os burlaréis de Él" o "No le engañaréis" o "Él no será burlado".

"No os burlaréis de Él. No os burlaréis de Él" (y dirigiéndose a un ujier: "No me toque"). "No os burlaréis de Él. El mayor engaño aquí es que esta no es una nación bajo Dios. Nunca lo fue. La Constitución no habría sido escrita por francmasones [freemasons]. Ellos van contra Dios". 

A estas alturas, los ujieres ya la llevaban al ascensor pero Dianne aún tenía que acabar su mensaje: "No podéis servir a dos amos". Y a modo de cierre: "¡Alabado sea Dios! El Señor Jesucristo reina por siempre". 

La prensa política no lo entendió
La prensa en español no dio apenas cobertura al episodio, y se limitó a copiar algún eslógan apresurado de las agencias. Por ejemplo, Gaceta, el diario de Intereconomía, en principio un medio no hostil al cristianismo, sacó una nota breve con estos títulos: 

"La taquígrafa enloquecida que interrumpió la votación más trascendental de EEUU. Dianne Reidy ocupó la silla de orador del congreso dando un discurso incoherente sobre Dios y el Diablojusto cuando los legisladores aprobaban elevar el techo de deuda".

Pero como vemos en el vídeo y en el texto no es así: 

1) No es "enloquecida": es discurso se proclama con vehemencia pero serenidad
2) No menciona al Diablo
3) Y no está claro que el discurso fuese tan incoherente

Hipótesis: ¿y si Dios quisiera decir...?
Si Dios quisiera recordar a los hombres, una vez más, que es Él, y no los políticos, quien de verdadreina, parece difícil concebir un escenario mejor, más claro, más simbólico y directo, sin recurrir a aspectos sobrenaturales. Si un Congresista en su turno, o Obama en un desayuno de Oración, declarasen que "sabemos que en el fondo Dios es el Señor", o algo similar, quedaría inofensivamente integrado como "una maniobra de un político" o "una piadosa alocución para cierto electorado". Para Él sería necesaria o conveniente una figura que no sea "del sistema": un profeta.

Si Dios quisiera efectuar un mensaje profético al estilo desconcertante que a veces se encuentra en la Biblia (esos profetas que aparecen ante los reyes y le proclaman verdades políticamente incorrectas), ¿no lo haría así? Sin violencia alguna, una mujer que ya está allí, sube al micrófono ante políticos y cámaras y proclama:

1) Que Dios no será burlado (por los políticos, se entiende, que son los que están allí, votando cosas políticas)
2) Que la nación no está sirviendo a Dios.
3) Que los masones van contra Dios (por el contexto, al hablar de la constitución, se entiende que usan la política para ello)
4) Que no es posible servir a dos amos (a Dios y a "otro amo"; Jesús se refería al dinero cuando usó la expresión)
5) Que hay que alabar a Dios (cosa que hace ella desde ese espacio político)
6) Que el que reina -el que de verdad tiene poder- es Jesucristo...

No es un "discurso incoherente". Para ser de apenas 20 segundos, es bastante concreto, interpela, llama la atención, hace pensar, ha llegado lejos, incide en la relación entre poder humano-político y derechos de Dios... 

Lo que es profecía, según San Pablo
Parece cumplir con la definición que da San Pablo de lo que es una profecía (en 1 Corintios 14): "hablar a los hombres para edificación y exhortación", "el que profetiza edifica a la iglesia", "anhelad el profetizar". 

Es verdad que San Pablo añade "que todo se haga decentemente y con orden", y que Dianne Reidy comete un acto algo "desordenado" al tomar el micro sin permiso. Pero también es cierto que no era una infiltrada en el lugar, que saludó a la presidenta, etc...

Los ujieres la llevaron a que le examinara un médico, que avisó a su marido, un pastor protestante no denominacional, asombrado y perplejo, que a esas horas ya se había acostado. La soltaron en menos de una hora y está en "baja administrativa". 

Una mujer equilibrada y profesional
Una forma de examinar un mensaje es examinar al mensajero. Dianne envió un breve comunicado por escrito a Fox News dando algunos datos de lo que le había pasado: "durante dos semanas y media el Espíritu Santo me ha estado despertando en medio de la noche y preparándome, a través de mis dudas y reticencia, para entregar un mensaje en la Cámara del Congreso. Y eso es lo que hice". 




Su marido ha hablado bastante en diversos medios. Sí, ella llevaba dos semanas levantándose a media noche para leer la Biblia, caminar, sin dormir. Sí, su familias es cristiana, leen la Biblia, perolevantarse a medianoche a leer la Biblia no es normal en su casa.

Sí, él veía que algo tenía muy inquieta a su mujer, pero ella no quería compartirlo, probablemente para que no le hicieran desistir. Y sí, él como pastor y marido le habría dicho que ni hablar de soltar un mensaje de Dios en medio del Congreso, pero que ahora que ya está hecho está muy orgulloso de ella. Insiste en que es una mujer "dulce" y "de cabeza muy equilibrada", que no va por ahí entregando mensajes divinos.

20 años como taquígrafa, 8 en el Congreso
Recuerda que tiene 48 años, hace 20 años que trabaja como taquígrafa profesional, seria y reputada, y lleva 8 en el Congreso sin causar problema alguno. Incluso fue a trabajar en su momento con muchas náuseas y embarazada de gemelos, "con una bolsa por si acaso". Señala también que ella ni bebe, ni toma drogas, ni toma medicación, y que el médico no le ha encontrado nada raro.

Ella no sabía lo que iba a decir
El mensaje no estaba preparado, explica él. Según le confesó su mujer después de los hechos, ella no sabía lo que tenía que decir. Ella sólo sabía que tenía que empezar a hablar. Dijo las palabras que sentía que el Espíritu Santo ponía en su boca.

Y cuando acabó, y todo pasó, sintió alivio. Ella lo comparó, dijo su marido, con su parto de gemelas: el alivio del final del parto, haber dado a luz a un mensaje que se había gestado con molestias durante semanas, y del que de hecho no sabes el aspecto que va a tener la criatura.

Dianne y su marido no han querido hacer exégesis o análisis del mensaje, la mención a los masones, etc... Por su parte, la prensa americana enseguida apuntó, ya desde las primeras informaciones, que "de los 39 hombres que firmaron la Constitución de EEUU se cree que 13 eran freemasons[francmasones], miembros de una organización fraternal que se remonta a la Edad Media" (esta frase usan la mayor parte de noticias que cubren el evento).

"Aquí pasó algo"
El congresista Gerry Connolly dijo que él conocía a la taquígrafa, que es apreciada en la casa: "hay mucha simpatía por ella; es claro que aquí pasó algo", dijo al Washington Post.

Un ayudante del partido republicano dijo a CNN: "Ella es conocida, una persona perfectamente agradable, una buena colega, alguien respetable, en quien puedes confiar, y esto ha sorprendido mucho a todos los que trabajan con ella. No sé, simplemente, se ´disparó´".

Pese a las simpatías, romper el decoro y protocolo es grave y no está claro el futuro laboral de Dianne, que tiene un sueldo anual de 126.000 dólares.

"Estoy encantada de haber cumplido la misión que Dios me encargó; me he librado de un gran peso. Era una carga muy dura de llevar, como puede usted imaginar", dijo ella al The New York Post.

martes, 8 de octubre de 2013

EL ALIMENTO DEL DEMONIO

Ya sabemos que los angeles caídos odian a Dios, y a la Virgen María y a todo lo que les recuerde su condena, hecho ya irremisible, por lo que, como ya no pueden hacer nada contra Dios, tratan de hacer todo lo peor, en contra de los humanos; benditos de la creación de Dios.

Usando algunos incautos que se dejan llevar por las tentaciones.

A continuación, expongo, algunas circunstáncias con las que se alimenta el demonio, se alimenta del odio, la desesperanza, el dolor o la frustración que pueda ver en nosotros.

A través de los pensamientos negativos que lleven a la acción del pecado, que continuado prodúce ataduras.
A través de la mentira, la ira, las  películas de terror. Incluso una pequeña fuga de agua en un barco eventualmente puede hundirlo.
”Los demonios se alimentan de los actos negativos que a su vez les excitan y tienen un insaciable ‘hambre’ por la negatividad.
También se sienten atraídos por “las heridas no resueltas” que se pudren con el tiempo como heridas infectadas y “llegan a ser como el perfume que atrae a los demonios”.
Les encanta el miedo y la ansiedad, ya que les "da energía", y se ciernen en torno a los jóvenes y a los adolescentes, que están hormonalmente cargados y propensos a las líricas demoníacas, para despertar la energía, evocar la ira, el desafío, la lujuria, y la rebelión.
También:
La forma más rápida de entrada del demonio es a través de la participación en ocultismos de cualquier tipo.
”No importa si usted practica magia negro o simplemente ve la última película de terror en 3D, ambos son una invitación abierta a los demonios, que no se niegan”.

La creación de Dios es amor, arte, belleza...

Y el demonio trata de influir en la juventud, también infiltrando ideas negativas, tentaciones hacia lo feo, lo oscuro, lo desagradable...


Sr Jose Luis Rodriguez Zapatero, ex-presidente del estado español, junto a los Obama, presidente de los EEUU. Observese a las hijas del ex-presidente español caracterizadas a lamoda gótica, la cual siguen algunos jóvenes. La madre no desentona del estilo de sus hijas.

Exorcismo Anneliese Michel 7


Exorcismo Anneliese Michel 6


Exorcismo Anneliese Michel 5


EXORCISMO DE ANNELIESE MICHEL 4


EXORCISMO DE ANNELIESE MICHEL 3


EXORCISMO DE ANNELIESE MICHEL 2


EXORCISMO DE ANNELIESE MICHEL

sábado, 5 de octubre de 2013

Oraciones Tradicionales de la Iglesia Católica por los Moribundos




Oraciones Tradicionales de la Iglesia Católica por los Moribundos

Señales de muerte próxima
Conviene tener algún conocimiento de las señales de muerte inminente, para que así puedan los que asisten al enfermo auxiliarle con oportunidad en tan apurado trance. Las principales señales son: cuando falta el pulso o está intermitente o intercadente; cuando tiene la respiración anhelosa; cundo sus ojos están hundidos y vidriosos, o más abiertos de lo acostumbrado; cuando se pone la nariz afilada y blanquecina en la extremidad; cuando la respiración se parece al soplo de un fuelle; cuando se pone el rostro pajizo, cárdeno y amoratado; cuando se baña la frente de un sudor frío; cuando el enfermo coge las hilachas y pelusillas de las sábanas; cuando se enfrían todas las extremidades, etc.
Las señales más próximas de que el enfermo va a expirar son: la respiración intermitente y lánguida; la falta de pulso; la contracción o rechinamiento de dientes; la destilación a la garganta; un débil suspiro o gemido; una lágrima que sale por sí misma y el torcer la boca, los ojos y todo el cuerpo. Cuando el enfermo se halle en alguna de estas últimas señales, entonces el que le asiste sugerirá con fervor y frecuencia, y dirigiendo la voz algo más recia a la frente, las jaculatorias siguientes:
Jaculatorias
En vuestras manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Jesús mío, os encomiendo esta mi alma, que redimisteis con vuestra preciosísima sangre.
Jesús mío, quiero morir profesando vuestra fe; creo cuanto habéis revelado.
Jesús mío, mi amor, yo os amo, me pesa de haberos ofendido.
¡Oh mi Dios, se acerca  el momento de veros y poseeros para siempre!
¡ Oh, quién siempre os hubiera amado, quién nunca os hubiera ofendido!
¡Oh María, Madre de Dios y Madre mía! Rogad por mí ahora que me hallo en la hora de mi muerte.
Jesús mío, salvadme.
María, Madre mía, amparadme.
San José glorioso, asistidme.
Arcángel San Miguel, socorredme; libradme de los enemigos.
Ángel santo, custodio mío, acompañadme a la presencia de Dios.
Ángeles todos, venid a mi socorro, que me hallo en necesidad de vosotros.
Santos y Santas, auxiliadme y alcanzadme una buena muerte. Amén.
ADVERTENCIAS
Mientras el que asiste vaya sugiriendo al enfermo estas jaculatorias, los demás parientes y amigos se hincarán de rodillas delante de alguna imagen de María Santísima en el mismo aposento del enfermo o en otro, y rezarán el santo Rosario y las Letanías de Nuestra Señora. Así podrán ayudar mejor al enfermo que no estando alrededor de la cama llorando, gimiendo y aumentando la pena al pobre moribundo.
Acto de aceptación de la muerte
Todo cristiano, a lo menos una vez cada mes, debería leer y acompañar con el corazón el siguiente:
Adoro, Dios mío, vuestro ser eterno: pongo en vuestras manos el que me habéis dado, y que ha de cesar por la muerte en el instante en que Vos lo hayáis dispuesto. Acepto esta muerte con sumisión y espíritu de humildad en unión de la que sufrió mi Señor Jesucristo, y espero que con esta aceptación mereceré vuestra misericordia.
INDULGENCIA PLENARIA
Para la hora de la muerte
Como a muchos sorprende la muerte sin darles tiempo para ganar indulgencias, el Papa San Pío X ha concedido una plenaria para el artículo de la muerte a todos aquellos que una vez en su vida, en un día a elección, después de confesar y comulgar, hubiesen hecho con verdadero espíritu de caridad el siguiente acto de aceptación, o con otra fórmula semejante.

¡Señor, Dios mío!: Desde este momento, con ánimo sereno y resignado, acepto de vuestras manos cualquier género de muerte que os plazca mandarme, con todos los dolores, penas y angustias que la acompañen.

ORACIÓN
¡Oh Dios de bondad, Dios clemente, Dios que, según la multitud de tus misericordias, perdonas a los arrepentidos, y por la gracia de una entera remisión borras las huellas de nuestros crímenes pasados!
Dirige una mirada compasiva a tu siervo N.; recibe la humilde confesión que te hace de sus culpas, y concédele el perdón de todos sus pecados. Padre de misericordia infinita, repara en él todo lo que corrompió la fragilidad humana y manchó la malicia del demonio; júntale para siempre con el cuerpo de la Iglesia, como miembro que fue redimido por Jesucristo. Ten, Señor, piedad de sus gemidos, compadécete de sus lágrimas, y puesto que no espera sino en tu misericordia, dígnate dispensarle la gracia de la perfecta reconciliación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Oración para alcanzar buena muerte
¡Jesús, Señor, Dios de bondad, Padre de misericordia! Yo me presento ante Vos con un corazón contrito, humillado y confuso, y os encomiendo mi última hora y lo que después de ella me espera.
Cuando mis pies, perdiendo su movimiento, me adviertan que mi carrera en este mundo está próxima a su fin,
R. Jesús misericordioso, tened compasión de mí.
Cuando mis manos, trémulas y torpes, ya no puedan sostener el Crucifijo, y a pesar mío lo deje caer sobre el lecho de mi dolor,
R. Jesús misericordioso, tened compasión de mí.
Cuando mis ojos, vidriados y contorcidos por el horror de la inminente muerte, fijaren en Vos sus miradas lánguidas y moribundas,
R. Jesús misericordioso, tened compasión de mí.
Cuando mis labios, fríos y convulsos, pronunciaren por última vez vuestro adorable nombre,
R. Jesús misericordioso, tened compasión de mí.
Cuando mi cara, pálida y amoratada, cause lástima y terror a los circunstantes, y mis cabellos bañados del sudor de la muerte, erizándose en mi cabeza, anunciaren que está cercano mi fin,
R. Jesús misericordioso, tened compasión de mí.
Cuando mis oídos, próximos a cerrarse para siempre a las conversaciones de los hombres, se abrieren para oír la sentencia irrevocable que fijará mi suerte por toda la eternidad,
R. Jesús misericordioso, tened compasión de mí.
Cuando mi imaginación, agitada por horrendos fantasmas, quede sumergida en mortales congojas, y mi espíritu, perturbado con el temor de vuestra justicia al acordarse de mis iniquidades, luchare contra el infernal enemigo, que quisiera quitarme la esperanza en vuestras misericordias y precipitarme en los horrores de la desesperación,
R. Jesús misericordioso, tened compasión de mí.
Cuando mi corazón, débil y oprimido por el dolor de la enfermedad, estuviere sobrecogido por el temor de la muerte, fatigado y rendido por los esfuerzos que habrá hecho contra los enemigos de mi salvación,
R. Jesús misericordioso, tened compasión de mí.
Cuando derramare mis últimas lágrimas, síntomas de mi destrucción, recibidlas, Señor, como un sacrificio de expiación; a fin de que yo muera como víctima de penitencia, y en aquel momento terrible,
R. Jesús misericordioso, tened compasión de mí.
Cuando mis parientes y amigos, juntos alrededor de mí, se estremezcan al ver mi situación y os invoquen por mí,
R. Jesús misericordioso, tened compasión de mí.
Cuando, perdido el uso de los sentidos, el mundo todo desapareciere de mi vista, y yo gima entre las angustias de la última agonía y los afanes de la muerte,
R. Jesús misericordioso, tened compasión de mí.
Cuando los últimos suspiros del corazón empujen mi alma a que salga del cuerpo, aceptadlos, Señor, como hijos de una santa impaciencia de ir hacia Vos, y entonces,
R. Jesús misericordioso, tened compasión de mí.
Cuando mi alma salga para siempre de este mundo y deje mi cuerpo pálido, frío y sin vida, aceptad la destrucción de él como un homenaje que rendiré a vuestra Divina Majestad, y en aquella hora,
R. Jesús misericordioso, tened compasión de mí.
En fin, cuando mi alma comparezca ante Vos y vea por primera vez el esplendor de vuestra Majestad, no la arrojéis de vuestra presencia; dignaos recibirme en el seno de vuestra misericordia, para que cante eternamente vuestras alabanzas,
R. Jesús misericordioso, tened compasión de mí.
¡Oh Dios, que, habiéndonos condenado a muerte, nos habéis ocultado el momento y la hora de la misma!; haced que viviendo yo justa y santamente, pueda merecer salir de este mundo en vuestra gracia y santo amor. Por los méritos de nuestro Señor Jesucristo, que junto con el Espíritu Santo vive y reina con Vos. Así sea.
Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.
Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María, expire en paz con Vos el alma mía.
RECOMENDACIÓN DEL ALMA
Según el Ritual Romano
LETANÍA DE LOS AGONIZANTES
Señor, ten piedad de él (o de ella (1).
Jesucristo, ten piedad de él (o de ella).
Señor, ten piedad de él (o de ella).
Santa María, ruega por él (o por ella).
San Abel, ruega por él (o por ella).
Coro de los justos, ruega por él (o por ella).
San Abraham, ruega por él (o por ella).
San Juan Bautista, ruega por él (o por ella).
San José, ruega por él (o por ella).
Santos Patriarcas y Profetas, rogad por él (o por ella).
San Pedro, ruega por él (o por ella).
San Pablo, ruega por él (o por ella).
San Andrés, ruega por él (o por ella).
San Juan, ruega por él (o por ella).
Santos Apóstoles y Evangelistas, rogad por él (o por ella).
Santos Discípulos del Señor, rogad por él (o por ella).
Santos Inocentes, rogad por él (o por ella).
San Esteban, ruega por él (o por ella).
San Lorenzo, ruega por él (o por ella).
Santos Mártires, rogad por él (o por ella).
San Silvestre, ruega por él (o por ella).
San Gregorio, ruega por él (o por ella).
San Agustín, ruega por él (o por ella).
Santos Pontífices y Confesores, rogad por él (o por ella).
San Benito, ruega por él (o por ella).
San Francisco, ruega por él (o por ella).
San Camilo, ruega por él (o por ella).
San Juan de Dios, ruega por él (o por ella).
Santos Monjes y Ermitaños, rogad por él (o por ella).
Santa María Magdalena, ruega por él (o por ella).
Santa Lucía, ruega por él (o por ella).
Santas Vírgenes y Viudas, rogad por él (o por ella).
Santos y Santas de Dios, rogad por él (o por ella).
Séle propicio, perdónale, Señor.
Séle propicio, líbrale, Señor.
Séle propicio, líbrale, Señor.
De tu cólera, líbrale, Señor.
Del peligro de la muerte, líbrale, Señor.
De la mala muerte, líbrale, Señor.
De las penas del infierno, líbrale, Señor.
De todo mal, líbrale, Señor.
Del poder del demonio, líbrale, Señor.
Por tu Natividad, líbrale, Señor.
Por tu Cruz y Pasión, líbrale, Señor.
Por tu muerte y sepultura, líbrale, Señor.
Por tu gloriosa Resurrección, líbrale, Señor.
Por tu admirable Ascensión, líbrale, Señor.
Por la gracia del Espíritu Consolador, líbrale, Señor.
En el día del juicio, líbrale, Señor.
Así te lo pedimos, aunque pecadores, óyenos, Señor.
Te rogamos que le perdones, óyenos, Señor.
Señor, ten piedad, óyenos, Señor.
Jesucristo, ten piedad, óyenos, Señor.
Señor, ten piedad, óyenos, Señor.
(1)  Si se rezan por una moribunda, se reemplazan con las palabras “ella, sierva,  hermana”, la de “él, siervo, hermano”.
Hallándose el enfermo en la agonía, se dirá la siguiente oración
ORACIÓN
Sal de este mundo, alma cristiana, en nombre de Dios Padre Todopoderoso, que te creó;
en nombre de Jesucristo Hijo de Dios vivo, que padeció por ti;
en nombre del Espíritu Santo, que en ti se infundió;
en nombre de la gloriosa y santa Virgen María, Madre de Dios;
en nombre del bienaventurado José, ínclito Esposo de la misma Virgen;
en nombre de los Ángeles y Arcángeles;
en nombre de los Tronos y Dominaciones;
en nombre de los Principados y Potestades;
en el de los Querubines y Serafines;
en el de los Patriarcas y Profetas;
en el de los santos Apóstoles y Evangelistas;
en el de los santos Mártires y Confesores;
en el de los santos Monjes y Ermitaños;
en nombre de las santas Vírgenes y de todos los Santos y Santas de Dios.
Sea hoy en paz tu descanso y tu habitación en la Jerusalén celestial.
ORACIÓN
Te recomiendo a Dios Todopoderoso, mi querido hermano (o hermana), y te pongo en las manos de aquel de quien eres criatura, para que después de haber sufrido la sentencia de muerte, dictada contra todos los hombres, vuelvas a tu Creador que te formó de la tierra. Ahora, pues, que tu alma va a salir de este mundo, salgan a recibirte los gloriosos coros de los Ángeles y los Apóstoles, que deben juzgarte;
venga a tu encuentro el ejército triunfador de los generosos Mártires;
rodéete la multitud brillante de Confesores;
acójate con alegría el coro radiante de las Vírgenes,
y sé para siempre admitido con los santos Patriarcas en la mansión de la venturosa paz.
Anímete con grande esperanza San José, dulcísimo Patrón de los moribundos;
Vuelva hacia ti benigna sus ojos la santa Madre de Dios;
Preséntese a ti Jesucristo con rostro lleno de dulzura, y colóquete en el seno de los que rodean el trono de su divinidad.
No experimentes el horror de las tinieblas, ni los tormentos del suplicio eterno.
Huya de ti Satanás con todos sus satélites, y, al verte llegar rodeado de Ángeles, tiemble y vuélvase a la triste morada donde reina la noche eterna.
Levántese Dios, y disípense sus enemigos, y desvanézcanse como el humo.
A la presencia de Dios desaparezcan los pecadores, como la cera se derrite al calor del fuego, y regocíjense los justos, como en una fiesta perpetua ante la presencia del Señor.
Confundidas sean todas las legiones infernales;
ningún ministro de Satanás se atreva a estorbar tu paso.
Líbrete de los tormentos Jesucristo, que fue crucificado por ti;
colóquete Jesucristo, Hijo de Dios vivo, en el jardín siempre ameno de su paraíso, y verdadero Pastor como es, reconózcate por una de sus ovejas.
Perdónete misericordioso todos tus pecados;
póngate a su derecha entre sus elegidos, para que veas a tu Redentor cara a cara, y morando siempre feliz a su lado, logres contemplar la soberana Majestad y gozar de la dulce vista de Dios, admitido en el número de los Bienaventurados, por todos los siglos de los siglos. R. Así sea.
ORACIÓN
Señor: Recibe a tu siervo en el lugar de la salvación que espera de tu misericordia.
R. Así sea.
Señor: Libra el alma de tu siervo de todos los peligros del infierno, de sus castigos y males.
R. Así sea.
Señor: Libra su alma, como preservaste a Henoch y Elías de la muerte común a todos los hombres.
R. Así sea.
Señor: Libra su alma, como libraste a Noé del diluvio.
R. Así sea.
Señor: Libra su alma, como libraste a Abraham de la tierra de los Caldeos.
R. Así sea.
Señor: Libra su alma, como libraste a Job de sus padecimientos.
R. Así sea.
Señor: Libra su alma, como libraste a Isaac de su padre Abraham cuando iba a inmolarle.
R. Así sea.
Señor: Libra su alma, como libraste a Lot de Sodoma y de la lluvia de fuego.
R. Así sea.
Señor: Libra su alma, como libraste a Moisés de las manos de Faraón, rey de Egipto.
R. Así sea.
Señor: Libra su alma, como libraste a Daniel del lago de los leones.
R. Así sea.
Señor: Libra su alma, como libraste a los tres jóvenes del horno encendido y de las manos del rey impío.
R. Así sea.
Señor: Libra su alma, como libraste a Susana del falso testimonio.
R. Así sea.
Señor: Libra su alma, como libraste a David de las manos de Saúl y Goliat.
R. Así sea.
Señor: Libra su alma, como libraste a San Pedro y San Pablo de las prisiones.
R. Así sea.
Y como libraste a la bienaventurada Tecla, virgen y mártir, de los más crueles tormentos, dígnate librar el alma de tu siervo, y permítele gozar a tu lado de los bienes eternos.
R. Así sea.
ORACIÓN
Te recomendamos el alma de tu siervo N., y te pedimos Señor Jesucristo, Salvador del mundo, por la misericordia con que bajaste por ella del cielo, que no le niegues un lugar en la morada de los Santos Patriarcas.
Reconoce Señor, tu criatura, obra, no de dioses extraños, sino tuya, Dios único, vivo y verdadero, porque no hay otro Dios más que Tú, y nadie te iguala en tus obras. Haz, Señor, que tu dulce presencia llene su alma de alegría; olvida sus iniquidades pasadas y los extravíos a que fue arrastrada por sus pasiones; porque, aun cuando pecó, no ha renunciado a la fe del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, sino que ha conservado el celo del Señor y, ha adorado fielmente a Dios, creador de todas las cosas.
Te pedimos, Señor, que olvides todos los pecados y faltas que en su juventud cometió por ignorancia, y, según la grandeza de tu misericordia, acuérdate de él en el esplendor de tu gloria. Ábransele los cielos y regocíjense los Ángeles con su llegada. Recibe, Señor, a tu siervo N. en tu reino. Recíbale San Miguel Arcángel, caudillo de la milicia celestial; salgan a su encuentro los santos Ángeles y condúzcanle a la celeste Jerusalén. Recíbale el Apóstol San Pedro, a quien entregaste las llaves del reino celestial. Socórrale el Apóstol San Pablo que mereció ser vaso de elección, e interceda por él San Juan, el apóstol querido, a quien fueron revelados los secretos del cielo. Rueguen por él todos los santos Apóstoles, a quienes Dios concedió el poder de absolver y de retener los pecados; intercedan por él todos los Santos elegidos de Dios, que sufrieron en este mundo por el nombre de Jesucristo, a fin de que, libre de los lazos de la carne, merezca entrar en la gloria celestial por la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN
Que la clementísima Virgen María, Madre de Dios, piadosísima consoladora de los afligidos, encomiende a su Hijo el alma de su siervo (o sierva) N., para que por su intercesión maternal no tema los horrores de la muerte, sino que entre gozoso en su compañía en la deseada mansión de la Patria celestial. Amén.
ORACIÓN
A Vos recurro, San José, Patrón de los moribundos, y a Vos, en cuyo tránsito asistieron solícitos Jesús y María, os encomiendo encarecidamente por ambas prendas carísimas el alma de vuestro siervo (o sierva) N., que se halla en su última agonía, para que bajo vuestra protección se vea libre de las asechanzas del diablo y de la muerte perpetua, y merezca llegar a los gozos eternos de la Gloria. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
SUFRAGIOS CON QUE PUEDEN SER AYUDADAS LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Primeramente, celebrar o hacer celebrar y oír el santo sacrificio de la Misa, que no es necesario que sea de Réquiem para que sirva de sufragio a las almas. Procuren, pues, los reverendos sacerdotes celebrarla con toda devoción, suplicando al Señor que por este medio apague el fuego del purgatorio; los seglares procuren hacerlas celebrar, o a lo menos oírlas devotamente.
Refiérese en el tomo tercero de los Anales de Boverio que nuestro Señor reveló a un religioso capuchino las penas del purgatorio, y mirando afligido las que padecían aquellas benditas almas, vio entrar dos ángeles en aquel estanque de fuego: el uno llevaba un vaso preciosísimo lleno de la sangre de Cristo nuestro Señor, que se había ofrecido en el altar por aquéllas; el otro tenía un hisopo en la mano, con el cual iba tomando de aquella preciosísima sangre e iba rociando a las benditas almas que allí padecían; cuantas recibían alguna gota de aquel divino licor quedaban a punto limpias, puras y más resplandecientes que el sol; indicando con ello el Señor cuán eficaz sea el sacrificio de la Misa para librar de aquellas penas a las almas. Añádase a esto la sagrada Comunión y la recepción de los demás Sacramentos, pues que todos son fuentes perennes de gracia y de salud espiritual.
Lo Segundo, la oración, ora sea puramente mental, ora vocal ayudada de la mental: la primera porque además de ser impetratoria, que es propio de toda oración y quiere decir que es hábil y a propósito para alcanzar favores y gracias en beneficio del que la hace y de las personas por quienes se hace, participa también de la razón de obra satisfactoria por la mortificación de estar postrado, doblado y otras penalidades que entienden los que de veras quieren tener este género de mortificación. La segunda, que será más afectuosa cuando fuere más acompañada de la mental, esto es, la intención recta y atención devota a lo que se rece, consiste en rezar el Rosario a la Santísima Virgen, el Oficio de difuntos, los Salmos penitenciales y otra cualquier devoción, con tal que sea aprobada por la Santa Iglesia. El que no entiende los salmos rece el Rosario, porque entendiendo lo que reza, tendrá más devoción.
Lo tercero, las obras penales, que son satisfactorias, esto es, que son proporcionadas para hacer penitencia y dar satisfacción por nuestras culpas a la Majestad divina. Tales son: el ayuno, limosna, disciplinarse, cilicio, besar la cruz, estarse con la cruz, y todo género de cristiana mortificación. Se advierte, que a los que no pueden ayunar sin ser notados les es muy fácil privarse de este o de aquel bocado regalado, privarse de visitas curiosas o de alguna otra lícita recreación de los sentidos, cosa que nadie o casi nadie advierte y ante Dios es de mucho valor.
Lo cuarto, tomar bulas de difuntos para ganar la indulgencias plenarias a ellos concedidas. Son innumerables las que se ganan con la bula de la Cruzada: los cofrades del Rosario y los que profesan la tercera regla del Seráfico Padre San Francisco pueden ganar muchísimas, y todos, recorriendo las estaciones del Vía Crucis; también se ganan muchas indulgencias llevando el escapulario del Carmen, por el que son tan asistidas las almas en el sábado; también llevando el cordón de San Francisco o la correa de San Agustín y finalmente, por muchas otras devociones; porque los Sumos Pontífices han sido generosos en conceder indulgencias, porque saben que es el medio más fácil para remediar a los vivos y a los difuntos.
Lo quinto, todas las buenas obras, los trabajos, enfermedades, las afrentas sufridas con paciencia, se pueden ofrecer a Dios junto con los méritos de la Pasión de Cristo y Dolores de la Santísima Virgen, en sufragio de aquellas almas que, pudiendo valernos mucho a nosotros, a sí mismas no pueden valerse. Y, por lo tanto agradecidísimas a nuestra misericordia, nos alcanzarán, entre otros favores, que el Señor nos guíe por el camino del cielo, en donde ellas y nosotros descansaremos para siempre. Amén.
ACTO HEROICO EN FAVOR DE LAS ALMAS DEL PURGATORIO
El acto heroico de caridad, llamado también voto de almas, consiste en el ofrecimiento espontáneo que hacemos a la Divina Majestad en favor de las almas del purgatorio, de todas nuestras obras satisfactorias durante la vida y de todos los sufragios que nos pueden ser aplicados después de la muerte. Muchos tienen la práctica laudable de ofrecer estas obras satisfactorias a la Santísima Virgen, para que Ella las aplique a las benditas almas que fueron de su mayor agrado, pero también se le puede suplicar las aplique a aquellas almas porque se tuviere particular interés.
La Iglesia, nuestra Madre, no sólo aprueba este acto heroico, sino que lo enriquece con indulgencias y privilegios, como son: indulgencia plenaria todos los días en que comulguen los que tienen hecho este acto heroico, y también todos los lunes por oír la Misa en sufragio de los difuntos, y si no pudieren oír Misa el lunes, vale para la indulgencia la del domingo; se requiere visitar una iglesia y orar a intención del Papa. Además, podrán aplicar a las almas todas las indulgencias, aunque no sean aplicables; que los sacerdotes gozan del altar privilegiado todos los días.
Nota: se recomienda sacar copia de este documento y dar a las personas que oran por los enfermos y moribundos. Estas oraciones son de un libro muy antiguo de oraciones de la Iglesia Católica, que pertenecía a la madre de una amiga ya mayor de edad. Lamentablemente el libro no tiene la portada ni las primeras hojas para poder conocer el nombre del libro, autor, y fecha de edición. Se supone fue hecho en España por el correcto Castellano que usa, y que fue posterior al Papa San Pío X, pues lo menciona en la indulgencia plenaria que dió para la hora de la muerte. Este libro en sus oraciones contiene la Fe tradicional de la Iglesia Católica, y es importante para orarle a los moribundos y para beneficio también de los que están en salud, para ir preparándonos cristianamente para la muerte.