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domingo, 18 de marzo de 2012

MEDITACIÓN PRIMERA: LA MORTIFICACIÓN

Un tiempo para volver a empezar, para volver a luchar, todos los necesitamos. Lo necesitan los novios, cuando a veces, su amor se enfría; lo necesitan los matrimonios que, después de años, pueden ver que su cariño se ha vuelto, como mínimo, un poco mas frío; lo necesitan los deportistas que, después quizá de años de éxito, un descuido en su entrenamiento o en su vida privada les ha hecho empezar a ser mas mediocres y dormirse en los laureles.

Es bueno que ahora, que estamos intentando rezar, que estamos haciendo el esfuerzo de hablar con Dios, -¡ qué cosa tan importante, hablar con Dios!- le pongas un lema a estos cuarenta días que ahora comienzan y que llamamos Cuaresma.

Jesús pasó cuarenta días en el desierto antes de su predicación, en donde nos enseño que debemos luchar siempre contra la tentación y el pecado. la Iglesia pronto incorporó, a lo largo del año, cuarenta días de preparación antes de la Semana Santa: cuarenta días para volver a luchar.

Pídeselo a Dios, Dile: "Jesús mío, un consejo, una palabra de amigo: ¿qué quieres de mí en éstas semanas? ¿cómo puedo acercarme mejor a Ti y quererte más?. y pon en El una consigna que te ayude a recordar cada uno de los próximos cuarenta días que es la Cuaresma.

Si miras al Sagrario y no se te ocurre nada; si estás rezando en el metro o en tu cuarto, y ninguna idea viene a tu cabeza...allá va una sugerencia: la Cuaresma es un tiempo para enamorarse de Dios. Puedes titularla: "volverme a enamorar"; o, dicho de otra manera, "volverme a ilusionar con Dios".

Quizá nunca descubriste que Dios puede ser alguien que ilusiona. entonces tu Cuaresma sería. "enamorarme de Dios", o, dicho de otro modo, "que Tus cosas me ilusionen".

Viene ahora un rato de silencio. Un rato para que tú hables con tu Dios.Dale gracias, porque la Iglesia, pone siempre todos los años, todos los meses, algunos momentos concretos para que te renueves, para que estés siempre a tope. Ahora es la Cuaresma, luego vendrá la Pascua, el mes de mayo, la fiesta de los Santos...Da gracias a Dios por la Iglesia.¡, porque es como una madre que nos cuida en todo lo que necesitamos; como un entrenador que estimula todo nuestro físico...

Y habla con Dios: ¿qué quieres de mí esta Cuaresma?.

Tu lema de Cuaresma, necesariamente tiene que contar con la penitencia, con la mortificación. Mortificarse, significa negarse en algunas cosas pequeñas, insignificantes, quizá intrqascendentes, pero que nos educan interiormente. ¿No se sacrifican los deportistas por alcanzar premio o las modelos por una cuestión meramente física?.

Ocasiones para sacrificarnos se nos ofrecen a lo largo del día: experimentamos, constantemente, cómo situaciones bien concretas nos sacan  de quicio: una hermana pesada, una abuela intensa, un profesor terrible o un hijo adolescente. La mortificación es como el entrenamiento voluntario para poder afrontar los momentos de dificultad involuntaria. Además, la mortificación tiene un sentido sobrenatural precioso: quien sufre por amor a Dios, aún en cosas pequeñas, es mas capaz de llevar la Cruz, como aquel Cireneo que fue obligado a cargar con ella, y después no quiso soltarla. En definitiva, es una muestra de amor sufrir por la persona amada, y la mortificación viene a ser un modo de mostrar a Dios que le queremos.
Diselo: dilw tú, como el Cireneo, también quieres ayudarle a cargar con la Cruz. imagínate a Jesús solo, en el Huerto de los Olivos y piensa que tú, prescindiendo de ese refresco, le ayudas, le sostienes, le das un beso. Imagínate como se hunde la corona de espinas en su cabeza...cuando caiga sobre ti el agua fría de una ducha de invierno. Y dile que es tu cabeza y no la suya la que quieres que esté bajo el peso de las espinas. Sueña que tu espalda y no la suya lleva la Cruz, cuando en vez de sentarte en un sillón cómodo usas una silla dura, áspera.

En definitiva, sé sacrificado; sé sobrenaturalmente sacrificado.

Llegamos al último tramo de nuestra oración. Es momento de ser muy concretos. Todos los buenos deseos que hayas pensado con Dios quedarán en nada si no eres capaz de concretar: sentarte y escribirlo. Piensa, definitivamente, cuál es tu objetivo de Cuaresma: enamorarte de Dios, o extirpar tal defecto que te hace tan desagradable, o, quizá buscar la paz en tu corazón. Y fija las mortificaciones adecuadas para poder llevar a término ese deseo tuyo. Será la gracia de Dios la que te hará mejorar, pero tú, con tus pequeños sacrificios, te mostrarás mas dispuesto a recibirla.

Puedes hacer tres grupos de mortificaciones: referidas a Dios (cumplir tu propósito de oración, renovar tu trato con la Virgen, comulgar mejor...); referidas a los demás (sonreír mas a menudi, ser mas dueño de ti mismo, no gritar nunca, no criticar nunca...) y, finalmente, referidas a ti mismo (comer con menos ansia o comer lo que tu cuerpo sabes que necesita; escoger siempre el peor sitio; ir de pié en el autobús o en el metro...).

Tómatelo en serio. repásalo cada día. Díselo con sinceridad: "Señor dame tu gracia, que yo te doy mis pequeños sacrificios.

sábado, 16 de abril de 2011

DOMINGO DE RAMOS

Dios todopoderoso y eterno, tú quisiste que nuestro Salvador se hiciese hombre y muriese en la cruz, para mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa a tu voluntad; concédenos que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio, y que un día participemos en su gloriasa resurrección. Amén

Meditación

1.- Jesucristo, con su obediencia redimió al mundo, dice el concilio Vaticano II. No fueron su crucifixión ni su sangre ni su muerte eterna perdonándonos nuestros pecados. Fué su obediencia a la voluntad del Padre que lo envió al mundo a salvarnos de nuestra propia naturaleza. Vivir sumisos a la voluntad divina, supone anteponer el queres de Dios a nuestros deseos, quereres y gustos. Nuestra voluntad, como la de Cristo, tiene que estar sometida a Dios.

Cristo nos dio el ejemplo de una vida sumisa a la voluntad divina. Nos toca a nosotros imitar esa actitud de sumisión de Jesús. Someterse a la voluntad ajena ni es fácil ni nos gusta. Someterse a la voluntad de Dios nos resulta ardua pues casi nunca la conocemos ni la entendemos. Sin embargo, esa ha de ser nuestra actitud. Suplicar al Señor nos haga ver lo que desea de nosotros, y la fuerza necesaria para llevarlo a cumplimiento. Vivir sumiso a Dios es el camino apostólico mas certero. Santa Teresa decía: "Vuestra soy, para vos nací, ¿qué mandáis hacer de mí?". Esa es la actitud correcta de todo cristiano, como fue la de Jesucristo.

Pregúntate: si tu vida está sometida a la voluntad divina; si tu actitud es como la de Santa Teresa; si vives sumiso al Señor.


Súplica

Señor Jesucristo, Tú aceptaste voluntariamente someterte a la voluntad del Padre abrazando la pasión y la muerte de cruz para librarnos del pecado y de la muerte eterna, mira mi voluntad rebelde y sométela a la tuya.

Me diste, Señor Jesús, un ejemplo de sumisión amorosa al Padre y de entrega salvadora a los hombres. Convertiste tu obediencia a Dios, tu Padre, en la causa de nuestra redención.

Gracias, Señor, por haberte humillado, por haberte sometido a una muerte cruenta por mi salvación.

Concédeme la gracia de imitar tu actitud sumisa, y haz que también yo sepa aceptar la voluntad divina en todas las cosas y en ofrecer todos mis sufrimientos en favor de la salvación de los hombres.

Amén.


Jaculatoria

Hágase en mi tu voluntad, Señor.

SÁBADO DE PASIÓN

Señor, tú que realizas sin cesar la salvación de los hombres y concedes a tu pueblo, en los días de Cuaresma, gracias más abundantes, dígnate mirar con amor a tus elegidos y concede tu auxilio protector a los catecúmenos y a los bautizados. Amén

Meditación

1.- Los catecúmenos no suelen formar parte de nuestras preocupaciones espirituales. Son quienes se preparan para recibir el santo bautismo. Son cristianos de deseo pero no de hecho. Su camino de preparación ha de ir acompañado por la cercanía y la oración de los bautizados.

La Iglesia los tiene presentes en este día ante la inminencia de la Noche Santa de Pascua en que serán bautizados. Es por lo que deben sentirse acompañados por la oración unánime de la Iglesia. Desde hoy hasta el Sábado Santo han de estar en nuestro corazón y en nuestra oración.

Al Señor que, en Cuaresma concede gracias mas abundantes, le pedimos que se vuelque con los catecúmenos, que los ilumine el Espíritu Santo, que los llene de su gracia y los haga dignos hijos de Dios y miembros de la Iglesia. Es conveniente, en estos días santos, recordar que son miles y miles de personas que el Sábado Santo entrarán a formar parte de la Iglesia. Razón por la que les hemos de tener presentes en nuestras mortificaciones y oraciones.

Pregúntate: cómo los vas a tener presentes en tu vida. En qué momentos vas a interceder por ellos, si la conversión de los hombres a la fe de Cristo forma parte de tus prioridades cristianas.


Súplica

Señor Jesucristo, que no cesas de llamar a tu Iglesia a hombres de todos los pueblos, razas y condiciones, mira a los catecúmenos que en la noche santa de Pascua recibirán el bautismo.

Infunde en ellos tu Espíritu Santo, santificador de las almas, para que los transforme en imágenes tuyas. Que more siempre en sus corazones, que les abra el corazón al amor y al perdón divinos.

Y a mí, Señor, dame un corazón preocupado por la extensión de tu Reino; que la conversión de quienes te desconocen o te rechazan me mueva a interceder por ellos. Dame un corazón de apóstol como el tuyo.

Amén.


Jaculatoria

Dame, Señor, un corazón de apóstol.