sábado, 2 de abril de 2011

TERCER SABADO DE CUARESMA

Llenos de alegría, al celebrar un año más la santa Cuaresma, te pedimos, Señor, vivir los sacramentos pascuales, y sentir en nosotros el gozo de su eficacia. Amén.

Meditación

1.- Es interesante constatar que, el Señor nos pide no celebrar los sacramentos pascuales, sino vivirlos. Porque siempre que se viven los sacramentos pascuales, se celebran, pero no siempre que los celebramos los vivimos. Entre celebrar y vivir hay una profunda y radical diferencia. Porque la celebración se desarrolla en un marco externo: gestos, oraciones, limosnas, ayuno, ritos. Mientras que la vivencia se desarrolla en un ámbito interior, espiritual, íntimo, en el corazón. Entre celebración y vivencia no hay oposición alguna sino todo lo contrario. Toda celebración cuaresmal y pascual ha de brotar de una vivencia. De ahí la importancia de poner el norte en nuestra vida cuaresmal, no en lo externo, en la celebración, sino en lo interno, en la vivencia.

2.- Llegados a este punto cuaresmal, hemos de revisar nuestro proceder para darnos cuenta de si celebramos o vivimos. Como vivir los misterios pascuales es algo puramente interior, espiritual y salvífico, necesitamos que sea el Señor quien nos ayude a tomar esa decisión y a llevarla a cabo. De ahí que hoy la Iglesia sienta la necesidad de clarificar las cosas y, por ende, acude al Señor suplicándole le ayude en esta tarea de interiorización de la Cuaresma y de la Pascua.

Pregúntate: cómo estás viviendo estos días cuaresmales, si te quedas en el mero culto, la pura celebración, en gestos o ritos vacíos de interioridad. Qué deberías hacer para llenar esas celebraciones y esos ritos de vida interior.


Súplica

Señor Jesucristo, Vida mía, llegado a mitad del camino cuaresmal, y vislumbrando la cercanía de la Pascua, acudo a tu divina omnipotencia, solicitando ayuda y fuerza para interiorizar mi lucha ascética de estos días.


Corro el riesgo, Señor, de quedarme en meras exterioridades: oraciones, mortificaciones, ayunos, ritos y no llenarlos de vida. Esos actos externos pueden oscurecer el verdadero sentido cuaresmal y pascual.


Extiende sobre mí el rocío de tu gracia para que viva en el corazón cuanto celebro exteriormente. Ayúdame, Señor, a evitar vaciedades interiores. Que cultive en mi corazón tu pasión y tu resurrección; y en ellas encuentre gozo y progreso interior.

Amén.


Jaculatoria

Entra en el fondo del alma y enriquéceme, Señor.

TERCER VIERNES DE CUARESMA

Infunde, Señor, tu gracia en nuestros corazones para que sepamos dominar nuestro egoísmo y secundar las inspiraciones que nos vienen del cielo. Amén.

Meditación

1.- El pelagianismo es una herejía condenada por la Iglesia pero que, en la vida de muchos creyentes, está muy viva. Consiste en creer que el hombre, sin la ayuda de Dios, puede alcanzar la santidad y la salvación. Es una exaltación práctica del propio yo, del egoísmo espiritual. Esta herejía desplaza a Dios como fuente de salvación y, en su lugar, coloca al hombre con sus esfuerzos, inteligencia, voluntad. Quizás creamos que nosotros, siendo como somos, estamos exentos de esta herejía. Pero bastará pararnos a reflexionar cuántas veces decimos: "he de..", "voy a..", "me esforzaré..". El sujeto siempre soy yo. Peo en el campo espiritual el sujeto siempre es Él. "Sin mí no podéis hacer nada", dice Jesús. En el campo de la fe y de la espiritual somos "siervos inútiles" si no contamos con la fuerza de lo alto. Como todo siervo trabajaremos, nos esforzaremos pero siempre con la confianza y la esperanza puesta en Él.

2.- La Iglesia, consciente de esta impotencia espiritual humana suplica hoy al Señor su ayuda: "Infunde, Señor, tu gracia en nuestros corazones, para que sepamos dominar nuestro egoísmo". Como ejercicio cuaresmal, proponemos dominar nuestro egoísmo apoyados en la gracia de Dios.

Pregúntate: cómo andas de egoísmo, si lo cultivas con cierta regularidad, si eres un pelagiano. Qué vas a hacer en esta Cuaresma para evitar caer en esa herejía.


Súplica

Señor Jesucristo, fuente y origen de toda santidad, solamente en ti puedo encontrar la fuerza que me empuja hacia la santidad. Solamente Tú, Señor, me puedes transportar en tus brazos divinos hacia el corazón misericordioso del Padre.

Tengo en contra mi radical egoísmo. Intento sustituirte y reemplazarte colocando en tu lugar mi inteligencia, mi voluntad y mis esfuerzos, olvidándome, Señor Jesús, que no son mas que actos inútiles si Tú no los llenas por dentro con tu Gracia.

Por eso, en esta santa Cuaresma, quiero echar raíces en tu corazón y no en el mío; deseo cultivar tu presencia en mi vida y dominar mi egoísmo; anhelo que seas Tú, Señor, y no yo quien me lleve hasta la santidad.

Amén.


Jaculatoria

Sólo en ti, Señor, pongo mi confianza.

TERCER JUEVES DE CUARESMA

Te pedimos humildemente, Señor, que, a medida que se acerca la fiesta de nuestra salvación, vaya creciendo en intensidad nuestra entrega para celebrar dignamente el misterio pascual. Amén.

Meditación

1.- Todo se mueve mas deprisa hacia el final. Los nervios aumentan a medida que se acerca el momento de la boda. La Iglesia, esposa de Cristo, espera anhelante el encuentro con su esposo resucitado y triunfante. Y se prepara, a lo largo de la Cuaresma, con mayor intensidad, según pasan los días. Son estos pues, días de espera nerviosa. Son días de espera anhelante, pues se acerca nuestra Redención. ¿Cómo vivir estos días cuaresmales de modo que la alegría contenida no menoscabe la esperanza anhelante? Pedimos al Señor que "a medida que se acerca la Pascua, crezca en intensidad nuestra entrega".

2.- Es verdad que cada día cuaresmal ha de ser vivido mas intensamente que el día anterior. Cada día cuaresmal ha de ser verdaderamente distinto del anterior. Y esa diferencia consiste en "la entrega" personal a Cristo. Esa entrega debe crecer, debe ser, cada día, mayor si cabe. Eso exige una actitud de lucha ascética constante, pues ningún día cuaresmal puede ser igual que el anterior. Se precisa vivir estos días con un espíritu profundo de superación interior.

Pregúntate: si te esfuerzas por superar tu entrega a Cristo cada día que pasa. En qué vas a intentar superar tu entrega en el día de hoy.


Súplica

Señor Jesucristo, la celebración de tu próxima Pascua, llena mi espíritu de gozosa esperanza. Tu triunfo sobre el pecado y sobre la muerte, inunda mi alma de alegría desbordante. Gracias a tu Resurrección, Señor, recobro mi libertad interior.

Estos días de espera quiero llenarlos de anhelos por encontrarme contigo vivo y glorioso. Quiero, en estos días, intensificar mi entrega a ti, Señor Jesús, teniéndote a ti como mi único Señor.

Dame fuerzas para que, cada día, acreciente mi entrega a ti y a los hermanos; que no me reserve nada para mí mismo, que me desprenda de todo aquello que me impida entregarme cada vez mas a ti como a mi Dios y a mi todo.

Amén.


Jaculatoria

Señor mío y Dios mío.

miércoles, 30 de marzo de 2011

TERCER MIERCOLES DE CUARESMA

Llenos del sentido cristiano de la Cuaresma y alimentados con tu palabra, te pedimos, Señor, que te sirvamos fielmente con nuestras penitencias y perseveremos unidos en la plegaria. Amén.

Meditación

1.- ¿Se puede servir penitencialmente? Esa es la súplica que elevamos al Padre. Toda la comunidad de bautizados, de orienta a occidente, le pide "que le sirvamos fielmente con nuestras penitencias". ¿Que significa servir al Señor penitencialmente?. Equivale a optar por servir a los hermanos en las tareas mas desagradables, repugnantes o incómodas, aquellas que no nos gustan y desagradan, pero que las realizamos por amor a Dios. La Beata Teresa de Calcuta decía: "Servimos a los terminales por Jesucristo". Servir penitencialemente conlleva dar a nuestros trabajos, caridades y sacrificios un significado de arrepentimiento, haciéndolos en penitencia y reparación por nuestros pecados.

Vivir así, sirviendo con espíritu de penitencia, no siempre nos resulta fácil ni cómodo. Por eso le pedimos hoy al Señor que nos ayude a conducirnos de este modo en estos días cuaresmales.

2.- Y para poder servir penitencialmente al Señor y a los hermanos, nos es absolutamente necesaria, una actitud orante. La cuaresma es tiempo especial de oración. Una oración personal pero abierta a todos los hombres. Los gozos y las tristezas de los hombres han de tener un lugar propio y constante en nuestras plegarias. Unidos en la plegaria, evitando una oración centrada en nosotros mismos, en nuestras necesidades. Eso sería, narcisismo espiritual..

Pregúntate: Si vives penitencialmente tus acciones cristianas, si las haces en reparación de tus pecados. Si tu oración es una oración abierta a todos o vives una espiritualidad narcisista.


Súplica

Señor Jesucristo, Palabra eterna del Padre, que por mi salvación te encarnaste y te dejaste atar a un madero, mira mi corazón arrepentido y contrito por mis maldades. Mis pecados fueron la causa de tu Pasión, Señor.

Muriendo y resucitando me has liberado del peso de mis culpas, y me devolviste la libertad de hijo de Dios. Por eso, Señor Jesús, deseo vivamente, en estos días santos de Cuaresma, dar un sentido penitencial a todos mis trabajos, sufrimientos y caridades.

Que sepa convertirlos en actos de arrepentimiento y reparación. Y no solo por mis pecados, sino también por los pecados de todos los hombres.

Ayúdame, Señor Jesús, a vivir estos días santos dando un sentido penitencial a todo cuanto hago.

Amén.

Jaculatoria

Servirte a ti, es reinar, Señor.