sábado, 5 de octubre de 2013

LOS DOS PAPAS



Aparte hay algo que tenemos que tener en cuenta sobre
Sobre los 2 papas

Entre las referencias que más destacan respecto al Anticristo, a quien el mismo San Pablo llamó también el “impío”, el “hombre sin ley”, el “hijo de la perdición”, el “adversario”, hay un elemento que nos indica en qué momento será su manifestación pública en el escenario mundial, por el hecho de que lo precede inmediatamente y se relaciona directamente con él.

Ese signo se encuentra en la segunda carta que el Apóstol escribió a la comunidad cristiana de Tesalónica, en seguimiento a la visita pastoral que realizó a esa ciudad. En dicho documento, San Pablo establece que antes de que se manifieste públicamente el Anticristo tiene que ser quitada de en medio una persona que “retiene” o retrasa esa manifestación:

“…Que nadie os engañe de ninguna manera; porque antes (del Retorno de Cristo) tiene que darse la apostasía y manifestarse el impío, el hijo de la perdición, el adversario que se levanta y se opone contra todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el templo de Dios, haciéndose adorar como Dios. ¿No os acordáis que ya os dije esto cuando estuve entre vosotros? Vosotros sabéis qué es lo que ahora le retiene, para que se manifieste en su momento oportuno. Porque el misterio de la impiedad ya está actuando. Tan solo con quitar de en medio a aquel que lo retiene, entonces se manifestará el impío, a quien el Señor destruirá con el soplo de su boca y aniquilará con la Manifestación de su Venida” (2 Tes 2, 3-8).

El motivo de la carta era suscitar esperanza en medio de las pruebas, pero también moderar el fervor de los tesalonicenses. San Pablo había predicado con tanto vigor en Tesalónica sobre el misterio de iniquidad, que los tesalonicenses llegaron a pensar que los Últimos Tiempos eran ya inminentes. Por ello, San Pablo les da a conocer la existencia de un “obstáculo” (en griego katejon) que primero tiene que ser removido, para que entonces pueda manifestarse públicamente el Anticristo.

En el versículo 6 utiliza el participio presente con pronombre neutro (to katejon) “Vosotros sabéis qué es lo que ahora le retiene”. En el versículo 7 lo utiliza con pronombre personal (ho katejon) “Tan solo con quitar de en medio a aquel que lo retiene, entonces se manifestará el impío”.

Una lectura cuidadosa del texto paulino nos lleva a concluir que el Apóstol deliberadamente utilizó dos géneros diversos para diferenciar realidades diferentes: el sentido neutro, para designar una realidad de impiedad y apostasía que ya actuaba desde aquella época y que los discípulos conocían perfectamente, y el masculino, para referirse a un personaje concreto cuya identidad ha sido un misterio para muchos a lo largo de la historia de la Iglesia, y que será precisamente el causante de que la manifestación pública del impío se retrase hasta que aquel no sea removido.

De esta forma, el katejon no puede ser tomado en sentido neutro, como si se tratase de una institución, o de un estado de cosas, o de un movimiento favorable al cristianismo. La referencia inmediatamente anterior de San Pablo para referirse a la apostasía y a la impiedad en el versículo 6 pone serias dificultades a esa interpretación, ya que el Apóstol habría utilizado las mismas palabras en el versículo siguiente.

Por ello, y porque San Pablo también se refiere al Anticristo en el sentido de un personaje concreto y preciso, se puede concluir que “el retenedor” es necesariamente una persona física, y que su acepción debe ser tomada en género masculino.

El sentido integral del versículo 7 parece indicar que San Pablo contrapone una persona, el Anticristo, a otra persona, precisamente la que retrasa u obstaculiza su manifestación pública. Es decir, nos encontramos ente una persona humana concreta, y una que no es histórica, sino futura.

Aparentemente, el señalamiento de San Pablo no aporta suficientes elementos para concluir a qué persona se refiere. Sin embargo, una detenida reflexión sobre el texto nos ayuda a encontrar dos indicaciones que apuntan a su identidad.

La primera, como ya dijimos, es que, al retrasar la manifestación pública del Anticristo, se trata necesariamente de alguien contemporáneo y con alguna relación directa al “impío”, por lo que no puede tratarse de un personaje lejano en la historia.

Lo segundo, es que esa relación se sitúa en el ámbito de lo espiritual, pues la manifestación del “impío” va ligada a la apostasía, abandono o negación de la verdadera religión. Es decir, el retenedor es un líder religioso, pastor ó místico, cuyo desempeño evita o retrasa que la doctrina apóstata tome preponderancia.

Analicemos nuevamente el texto: “…Que nadie os engañe de ninguna manera; porque antes tiene que darse la apostasía y manifestarse el impío (…) Tan solo con quitar de en medio a aquel que lo retiene, entonces se manifestará el impío…”

Con esos dos elementos, y dado que sólo a una persona Jesucristo prometió la asistencia particular del Espíritu Santo para garantizar la preservación del depósito de la fe, en contra de las diversas formas de apostasía, al Apóstol San Pedro y a sus sucesores legítimos, se podría concluir que el “retenedor” sea el Papa reinante cuando la disolución doctrinal llegue a tal nivel que el Anticristo pueda embaucar y fascinar al mundo.

Otra consideración importante es que ser quitado de en medio no es sinónimo de ser muerto. Un hecho tan grave lo hubiera señalado San Pablo con toda claridad. Aquí se trata de ser retirado, excluido, separado del cargo o del lugar desde el cual ejerce la función que precisamente retrasa la aparición pública del Anticristo, bien mediante la acción que ejerce, bien mediante la función que desempeña, o ambas.

Esta realidad lleva a preguntarnos si la profecía paulina del katejon pudiera ser la predicción y el fundamento escriturístico de la revelación que tuvo el Papa San Pío X y otros místicos católicos que hablan de una persecución violenta que le espera a un Papa, y de que un antipapa tome en ese momento el lugar físico de su Sede.

En 1909, el Papa San Pío X confió a su secretario particular y a otros eclesiásticos cercanos una revelación muy especial: “He tenido una visión terrible: no sé si seré yo o uno de mis sucesores, pero vi a un Papa huyendo de Roma entre los cadáveres de sus hermanos. Él se refugiará incógnito en alguna parte y después de breve tiempo morirá una muerte cruel”.

Ese acontecimiento, que aún no ha sucedido, coincide casi literalmente con el contenido de la visión que tuvieron los niños de Fátima en 1917. A ellos, la Virgen María les mostró la escena de un obispo vestido de blanco huyendo de una ciudad en ruinas, sobre los cadáveres de muchos sacerdotes y laicos, para posteriormente ser asesinado.

Lo primero que salta a la vista es que ese hecho no ha tenido verificación, y que no se refiere, como El Vaticano quiso hacer creer el 26 de junio de 2000, al atentado que Juan Pablo II sufrió en 1981, ya que el Papa no huyó de Roma, esta ciudad no estaba en ruinas, no había cadáveres de sacerdotes y laicos por su camino, y no murió posteriormente asesinado.

Por otro lado, creciente número de investigaciones documentadas y serias demuestran que el Tercer Secreto de Fátima en realidad está compuesto de dos documentos diversos: las páginas que la Hermana Lucía escribió con la visión del obispo vestido de blanco que huye de una ciudad en ruinas, y otro, consistente en un pedazo de papel en el que escribió las palabras de la Santísima Virgen con las que explicó el sentido de la visión.

La historia es sencilla. La Hermana Lucía se enfermó gravemente en junio de 1943. Su superior, Monseñor Da Silva, Obispo de Leiría-Fátima, temiendo que pudiera fallecer por la enfermedad, le ordenó, el 15 de septiembre, escribir el Secreto de Fátima. La Hermana le pidió la orden formalmente y por escrito. A partir de que la recibió, a la monja le atacó una extraña parálisis que ella consideró de tipo sobrenatural. Finalmente, el 2 de enero de 1944, la misma Virgen María se le aparece nuevamente confirmándole que esa era la voluntad de Dios, y que le daría la fuerza y la luz necesarias para poder escribirlo, cosa que hizo al día siguiente. Sin embargo, por el decaimiento tan severo que tuvo, la Hermana Lucía sólo pudo escribir, en su diario, la visión, pero no las palabras de la Virgen que interpretan la visión.

No fue sino hasta el 9 de enero que la Hermana Lucía volvió a tener fuerzas y finalmente escribió, en una hoja, las palabras de la Virgen, hecho que sucedió en la Capilla del Convento de Tuy.

Lo que El Vaticano dio a conocer el 26 de junio de 2000 fue el primer documento, el de la visión, pero omitió dar a conocer el documento que contiene la interpretación.

Existen diversos testigos que confirman la existencia del documento no dado a conocer: el Cardenal Ottaviani, Monseñor Capovilla, secretario particular del Papa Juan XXIII, y el Padre Agustín Fuentes, sacerdote mexicano postulador de las causas de beatificación de Francisco y Jacinta y de los mártires mexicanos asesinados bajo el régimen de Plutarco Elías Calles. El Padre Fuentes entrevistó a la Hermana Lucía el 26 de diciembre de 1957.

Se sabe en qué fechas –diversas- llegaron ambos documentos a El Vaticano, en dónde se guardó cada uno, en qué fecha los Papas los leyeron. Toda esta historia contemporánea se haya reportada en diversas obras recientes como la de Andrea Tornielli (Il Segreto Svelato, Italia, 2000); la del vaticanista Marco Tossati (Il Segreto Nos Svelato, Italia, 2002), la de Solideo Paolini (Fátima, non Disprezate le Profezie, Italia, 2005), la de Antonio Socci (Il Quarto Segreto di Fatima, Italia, 2006), y la de Luís Eduardo López Padilla (Dos Papas en Roma, México, 2007). A pesar de todas las evidencias, El Vaticano sigue negando la existencia del segundo documento prefiriendo no dar a conocer las palabras de la Virgen, sino solo el primero, el de la visión.

Con todo, gracias a las concordancias y a varios testimonios como los señalados arriba es posible concluir que el segundo documento habla de una prueba máxima para la Iglesia Católica y Occidente en la que se dará una grave oposición de cardenales contra cardenales, obispos contra obispos, laicos contra laicos, fruto de un cisma en el que un Papa legítimo tendrá que huir y refugiarse, mientras que un antipapa se encargará de liderar la “nueva iglesia” y difundir la apostasía desde la misma sede de Roma.

En palabras del Cardenal Luigi Ciappi, teólogo personal del Papa Juan Pablo II: “El Tercer Secreto se refiere a que la pérdida de la fe en la Iglesia, es decir, la apostasía, saldrá de la cúspide de la Iglesia”.

En palabras del P. Paul Kramer, “El antipapa y sus colaboradores apóstatas serán, como dijo la Hermana Lucía, partidarios del demonio, los que trabajarán para el mal sin tener miedo de nada”.

No sería algo nuevo. En la historia de la Iglesia han habido 37 antipapas, es decir, eclesiásticos elegidos ilegítimamente estando en vida el Papa legítimo. La gravedad de este cisma es que el contenido será eminentemente doctrinal. Puede ser que su génesis sea de poder, como una presión sobre el Papa legítimo para renunciar, o fingiendo su entierro cuando en realidad pudo huir de Roma. Pero lo grave será la oposición entre la nueva iglesia y la Iglesia de la Tradición, la iglesia adaptada al mundo y la Iglesia fiel.

Desde luego, la revelación de Fátima no tienen carácter infalible y de fe, como sí lo tiene la profecía pública sobre el katejon de San Pablo, pero Fátima es una de las pocas revelaciones marianas aceptadas por la Iglesia y de mayor credibilidad, sea por la señal cósmica acontecida el 13 de octubre de 1917, sea por el cumplimiento de una parte de la profecía que ya tuvo verificación, sea, sobre todo, por los frutos espirituales y de conversión.

Además de Fátima encontramos otras revelaciones privadas que coinciden con dicha profecía:
La más importante y conocida es la de San Francisco de Asís: “Habrá un Papa electo no canónicamente que causará un gran cisma. Se predicarán diversas formas de pensar que causarán que muchos duden, aún aquellos en las distintas órdenes religiosas, hasta estar de acuerdo con aquellos herejes que causarán que mi Orden se divida. Entonces habrá tales disensiones y persecuciones a nivel universal que si esos días no se acortaran, aún los elegidos se perderían”.
Pero también están las palabras de Juan de Vitiguero, en el Siglo XIII: “Cuando el mundo se encuentre perturbado, el Papa cambiará de residencia”.
De Juan de Rocapartida, un siglo después: “Al acercarse el Fin de los Tiempos, el Papa y sus cardenales habrán de huir de Roma en trágicas consecuencias hacia un lugar donde permanecerán sin ser reconocidos, y el Papa sufrirá una muerte cruel en el exilio”.
Nicolas de Fluh, en el siglo XV: “El Papa con sus cardenales tendrá que huir de Roma en situación calamitosa a un lugar donde serán desconocidos. El Papa morirá de manera atroz durante su destierro. Los sufrimientos de la Iglesia serán mayores que cualquier momento histórico previo”.
El venerable Bartolomé Holzhauser, fundador de las sociedades de clérigos seculares en el Siglo XVIII: “Dios permitirá un gran mal contra su Iglesia: vendrán súbita e inesperadamente irrumpiendo mientras obispos y sacerdotes estén durmiendo. Entrarán en Italia y devastarán Roma, quemarán iglesias y destruirán todo”.
Las palabras de la Virgen reveladas en La Salette a Melania: “Roma perderá la fe, y se convertirá en la sede del Anticristo”.
La revelación recibida por la Madre Elena Aiello, famosa estigmatizada que fuera consultada con frecuencia por el Papa Pio XII: “Italia será sacudida por una gran revolución (…) Rusia se impondrá sobre las naciones, de manera especial sobre Italia, y elevará la bandera roja sobre la cúpula de San Pedro”.
La beata Ana Catlina Emmerick, religiosa Agustina, en 1820: “Vi una fuerte oposición entre dos Papas, y vi cuan funestas serán las consecuencias de la falsa iglesia, vi que la Iglesia de Pedro será socavada por el plan de una secta. Cuando esté cerca el reino del Anticristo, aparecerá una religión falsa que estará contra la unidad de Dios y de su Iglesia. Esto causará el cisma más grande que se haya visto en el mundo”.
Elena Leonardi, asistida espiritual del Padre Pio: “El Vaticano será invadido por revolucionarios comunistas. Traicionarán al Papa. Italia sufrirá una gran revuelta y será purificada por una gran revolución. Rusia marchará sobre Roma y el Papa correrá un grave peligro”.
Enzo Alocci: “El Papa desaparecerá temporalmente y esto ocurrirá cuando haya una revolución en Italia”.
La Beata Ana María Taigi: “La religión será perseguida y los sacerdotes masacrados. El Santo Padre se verá obligado a salir de Roma”.
La mística María Steiner: “La santa Iglesia será perseguida, Roma estará sin pastor”.
Las revelaciones en Garabandal: “El Papa no podrá estar en Roma, se le perseguirá y tendrá que esconderse”.
El P. Stefano Gobbi, místico y fundador del Movimiento Mariano Sacerdotal: “Las fuerzas masónicas han entrado a la Iglesia de manera disimulada y oculta, y han establecido su cuartel general en el mismo lugar donde vive y trabaja el Vicario de mi Hijo Jesús. Se está realizando cuanto está contenido en la Tercera parte de mi mensaje, que aún no ha sido revelado, pero que ya se ha vuelto patente por los mismos sucesos que estáis viviendo”.
Jesucristo relacionó una parte del discurso de la Última Cena con el hecho de que, una vez arrestado, sus discípulos lo abandonarían. Pero, en sentido más amplio, Jesús citaba una profecía del profeta Zacarías que tiene referencia a un pastor de los Últimos Tiempos, y que señala que a la Gran Tribulación sobrevivirá tan solo una tercera parte de la humanidad. Sus palabras son: “Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas, y tornaré mi mano contra los pequeños. Y sucederá en toda esta tierra –oráculo del Señor- que dos tercios serán exterminados, y el otro tercio quedará en ella” (Zac 13, 7-8).

Aquí, no solo encontramos un paralelismo entre la pasión del Maestro y la que tendrá que sufrir la Iglesia durante el Día del Señor y la Gran Tribulación, periodo en el que perecerán millones, sino que también contiene un anuncio para el Papa que esté reinando inmediatamente antes de la manifestación pública del Anticristo, haciéndole saber que su persona será objeto de un ataque, con la finalidad de dispersar a las ovejas unidas a él, para después arremeter contra los más débiles en la fe.

Además, la profecía de Zacarías no dice que el pastor será matado, como sucedió a Jesús, sino que será herido. La diferencia entre ambas situaciones es patente, y sirve para distinguir lo que sufrió Cristo, de lo que sucederá al pastor que reine cuando inicie el Día del Señor y la Gran Tribulación.

Por otro lado, el contexto específico de la apostasía generalizada apunta a que la dispersión de las ovejas debe ser moral más que física. Además, la herida debe contener algún elemento que pueda remover al katejon que retiene la manifestación pública de quien se beneficiará de la apostasía.

Un elemento adicional de las acciones que hieren al pastor es que estas permiten a los conjurados controlar la estructura eclesiástica para facilitar la entrada al lobo. Esta hipótesis encontraría su cumplimiento en el hecho de que el impostor pudiera arrebatar el lugar geográfico del verdadero pastor, es decir, Roma, lo cual expresaría la “abominable desolación” instalada “donde no debe”.

Los apóstoles conocían la amenaza y la identificaban con claridad, siendo conscientes de que los adversarios entrarían en medio de ellos como lobos feroces: salieron de entre ellos pero no eran de ellos, precisaría San Juan. El mismo Jesús les había advertido que entre el trigo crecería también la cizaña, hasta que llegase el tiempo de la siega en que Él mismo los habría de separar.

Contemplando que la apostasía está ya en curso, que la Iglesia ha sido infiltrada por la masonería iluminista-satánica para destruirla desde dentro con un cristianismo adaptado al mundo, y que altos eclesiásticos de ese grupo llegaron a la monstruosidad de asesinar al Papa Juan Pablo I el 28 de septiembre de 1978, y de atentar en diversas ocasiones contra la vida del Papa Juan Pablo II, es altamente probable que el katejon que debe ser removido para que se manifieste públicamente el Anticristo vaya a ser un Papa, uno que no comulga con los propósitos de ese grupo, y que por lo mismo les estorba.

Sobre el homicidio de Juan Pablo I por mano de cardenales afiliados a la masonería eclesiástica, hay que leer la obra del Obispo Jesús López Sáez, El Día de la Cuenta, Ed. Mediterráneo, Madrid, 2002. López Sáez es fundador de la comunidad de Ayala, experto en Juan Pablo I, miembro del Equipo Europeo de Catecumenado, responsable de la Comisión de Pastoral de los Adultos en el Secretariado Nacional de Catequesis de España. Desde 1985, López Sáez emprendió una investigación exhaustiva sobre los móviles que condujo a un grupo dentro de El Vaticano a asesinar al Papa recién electo. Su obra es, sin lugar a dudas, una de las más documentadas y reveladoras.

Dicho círculo de eclesiásticos masones promoverá en la sede de Pedro a un Papa que aceptará el matrimonio de los sacerdotes, la anticoncepción, las uniones homosexuales, el sacerdocio de la mujer, la autoridad colegiada de los obispos, la espiritualidad New Age, etc., etc… La mayoría de los católicos se alegrará de que finalmente haya llegado un Papa que entiende la modernidad y es capaz de adaptar la Iglesia al mundo.

Por el contrario, los fieles que mantengan la Tradición predicada por Juan Pablo II y Benedicto XVI serán ridiculizados y perseguidos.

El texto de la segunda carta de San Pablo a los Tesalonicenses sobre el katejon puede ser el fundamento escriturístico de la revelación privada que Lucía, Jacinta y Francisco recibieron hace poco más de noventa años, y que a su vez es confirmada por distintas revelaciones privadas, entre las que destaca la del Papa San Pío X, en el sentido de que a un Sumo Pontífice le espera el destino de una cruenta persecución y de una muerte brutal en cautiverio, y que esa situación provoque el mayor cisma de la Iglesia.

Lo más grave de todo, es que tal situación vaya a ser propiciada por altos jerarcas de la Iglesia que operan en la dirección del enemigo, y que la favorecen precisamente para sentar en el trono de Pedro a un impostor que más fácilmente pueda desviar a los fieles hacia la aceptación de sus modernas enseñanzas. Esa es precisamente la “abominación desoladora” predicha por el profeta Daniel, por San Juan y por San Pablo.

Se cumple la profecia de los Dos Papas

miércoles, 2 de octubre de 2013

La historia de la vocación de Joseph Ratzinger

VISIÓN DE LEÓN XIII LA ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL

VISIÓN DE LEÓN XIII
LA ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL

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San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla;

sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio.

Reprímale Dios, pedimos suplicantes,

y tú, Príncipe de la Milicia Celestial,

arroja al infierno con el divino poder a Satanás

y a los demás espíritus malignos

que andan dispersos por el mundo

para la perdición de las almas.

Amén

¿Cómo nació esta oración?

El padre Domenico Pechenino escribe: “No recuerdo el año exacto. Una mañana el Sumo Pontífice León XIII había celebrado la santa misa y estaba asistiendo a otra de agradecimiento, como era habitual. De pronto, le vi levantar enérgicamente la cabeza y luego mirar algo por encima del celebrante. Miraba fijamente, sin parpadear, pero con un aire de terror y de maravilla, demudado. Algo extraño, grande, le ocurría.
Finalmente, como volviendo en sí, con un ligero pero enérgico ademán, se levanta. Se le ve encaminarse hacia un despacho privado. Los familiares le siguen con premura y ansiedad. Le dicen en voz baja: “Santo Padre, ¿no se siente bien? ¿Necesita algo?” Responde: “Nada, nada”. Luego comentaría: «Vi demonios y oí sus crujidos, sus blasfemias, sus burlas. Oí la espeluznante voz de Satanás desafiando a Dios, diciendo que él podía destruir la Iglesia y llevar a todo el mundo al infierno si se le daba suficiente tiempo y poder. Satanás le pidió permiso a Dios de tener 100 años para influenciar al mundo como nunca antes había podido hacerlo». Pudo ver también a San Miguel Arcángel aparecer y lanzar a Satanás con su legiones en el abismo del infierno.
Se encierra en su despacho, y al cabo de media hora hace llamar al secretario de la Congregación de Ritos y, dándole un folio, le manda imprimirlo y enviarlo a todos los obispos diocesanos del mundo. ¿Qué contenía? La oración que rezamos al final de la misa junto con el pueblo, con la súplica a María y la encendida invocación al príncipe de las milicias celestiales, implorando a Dios que vuelva a lanzar a Satanás al infierno”.
En aquel escrito se ordenaba también rezar esas oraciones de rodillas. Lo antes escrito, que también había sido publicado en el periódico La settimana del clero el 30 de marzo de 1947, no cita las fuentes de las que se tomó la noticia. Pero de ello resulta el modo insólito en que se ordenó rezar esa plegaria, que fue expedida a los obispos diocesanos en 1886. Como confirmación de la que escribió el padre Pechenino tenemos el autorizado testimonio del cardenal Nasalli Rocca que, en su carta pastoral para la cuaresma, publicada en Bolonia en 1946, escribe:
“León XIII escribió él mismo esa oración. La frase [los demonios] “que vagan por el mundo para perdición de las almas” tiene una explicación histórica, que nos fue referida varias veces por su secretario particular, monseñor Rinaldo Angeli. León XIII experimentó verdaderamente la visión de los espíritus infernales que se concentraban sobre la Ciudad Eterna (Roma); de esa experiencia surgió la oración que quiso hacer rezar en toda la Iglesia. El la rezaba con voz vibrante y potente: la oímos muchas veces en la basílica vaticana. No sólo esto, sino que escribió de su puño y letra un exorcismo especial contenido en el Ritual romano (edición de 1954, tít. XII, c. III, pp. 863 y ss.). El recomendaba a los obispos y los sacerdotes que rezaran a menudo ese exorcismo en sus diócesis parroquiales. El, por su parte, lo rezaba con mucha frecuencia a lo largo del día”.
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EXORCISMO CONTRA SATANÁS Y LOS ÁNGELES REBELDES

Publicado por orden de Su Santidad León XIII
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
Salmo 67.
Levántese Dios y sean dispersados sus enemigos y huyan de su presencia los que le odian.
Como se disipa el humo se disipen ellos, como, se derrite la cera ante el fuego, así perecerán los impíos ante Dios.
Salmo 34.
Señor, pelea contra los que me atacan; combate a los que luchan contra mí.
Sufran una derrota y queden avergonzados los que me persiguen a muerte.
Vuelvan la espalda llenos de oprobio los que maquinan mi perdición.
Sean como polvo frente al viento cuando el Ángel del Señor los desbarate.
Sea su camino oscuro y resbaladizo, cuando el Ángel del Señor los persiga.
Porque sin motivo me tendieron redes de muerte, sin razón me abrieron trampas mortales.
Que les sorprenda un desastre imprevisto, que los enrede la red que para mí escondieron; que caigan en la misma trampa que me abrieron. Mi alma se alegra con el Señor y gozará de su salvación.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Súplica a San Miguel Arcángel. 
Gloriosísimo príncipe de la milicia celestial, Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha que mantenemos combatiendo “contra los principados y potestades, contra los caudillos de este mundo tenebroso, contra los espíritus malignos esparcidos por los aires” (Ef. 6, 12). Ven en auxilio de los hombres que Dios creó incorruptibles a su imagen y semejanza (Sap. 2, 23), y a tan “alto precio rescatados” (I Cor. 6, 20) de la tiranía del demonio. Con las huestes de los ángeles buenos pelea hoy los combates del Señor, como antaño luchaste contra Lucifer, corifeo de la soberbia y contra sus ángeles apóstatas. Ellos no pudieron vencer, y perdieron su lugar en el Cielo. “Fue precipitado el gran dragón, la antigua serpiente el denominado diablo y Satanás, el seductor del universo: fue precipitado a la tierra y con él fueron arrojados sus ángeles” (Apoc. 12,.8-9).
He aquí que el antiguo enemigo y homicida se ha erguido con vehemencia. Disfrazado de “ángel de luz” (II Cor. 11, 14) con la escolta de todos los espíritus malignos rodea e invade la tierra entera, y se instala en todo lugar, con el designio de borrar allí el nombre de Dios y de su Cristo, de arrebatar las almas destinadas a la corona de la gloria eterna, de destruirlas y perderlas para siempre. Como el más inmundo torrente, el maligno dragón derramó sobre los hombres de mente depravada y corrompido corazón, el veneno de su maldad: el espíritu de la mentira, de la impiedad y de la blasfemia; el letal soplo de la lujuria, de todos los vicios e iniquidades.
Los más taimados enemigos han llenado de amargura a la Iglesia, esposa del Cordero Inmaculado, le han dado a beber ajenjo, han puesto sus manos impías sobre todo lo que para Ella es más querido. Donde fueron establecidas la Sede de San Pedro y la Cátedra de la Verdad como luz para las naciones, ellos han erigido el trono de la abominación de la impiedad, de suerte que, golpeado el Pastor, pueda dispersarse la grey. Oh invencible adalid, ayuda al pueblo de Dios contra la perversidad de los espíritus que le atacan y dale la victoria.
La Iglesia te venera como su guardián y patrono, se gloría que eres su defensor contra los poderes nocivos terrenales e infernales; Dios te confió las almas de los redimidos para colocarlos en el estado de la suprema felicidad. Ruega al Dios de la paz que aplaste al demonio bajo nuestros pies, para que ya no pueda retener cautivos a los hombres y dañar a tu Iglesia. Ofrece nuestras oraciones al Altísimo, para que cuanto antes desciendan sobre nosotros las misericordias del Señor (Salmo 78, 8), y sujeta al dragón, la antigua serpiente, que es el diablo y Satanás, y, una vez encadenado, precipítalo en el abismo, para que nunca jamás pueda seducir a las naciones (Apoc. 20). Sigue…
Después de esto, confiados en tu protección y patrocinio, con la sagrada autoridad de la Santa Madre Iglesia, nos disponemos a rechazar la peste de los fraudes diabólicos, confiados y seguros en el Nombre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor.
He aquí la Cruz del Señor, huid poderes enemigos.
R. Ha vencido el León de la tribu de Judá, la raíz de David.
Señor, que tu misericordia venga sobre nosotros.
R. Como lo esperamos de Ti.
Señor, escucha nuestra oración.
R. Y llegue a Ti nuestro clamor.
(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu).
Oremos. Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu santo Nombre y suplicantes imploramos tu clemencia, para que, por la intercesión de la Inmaculada siempre Virgen María Madre de Dios, del Arcángel San Miguel, de San José Esposo de la Santísima Virgen, de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, te dignes prestarnos tu auxilio contra Satanás y todos los demás espíritus inmundos que vagan por el mundo para dañar al género humano y para la perdición de las almas. Amén.
Exorcismo: Te exorcizamos todo espíritu maligno, poder satánico, ataque del infernal adversario, legión, concentración y secta diabólica, en el nombre y virtud de Nuestro Señor Jesu + cristo, para que salgas y huyas de la Iglesia de Dios, de las almas creadas a imagen de Dios y redimidas por la preciosa Sangre del Divino Cordero +. En adelante no oses, perfidísima serpiente, engañar al género humano, perseguir a la Iglesia de Dios, zarandear a los elegidos y cribarlos como el trigo +. Te lo manda Dios Altísimo, a quien en tu insolente soberbia aún pretendes asemejarte, “el cual quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (II Tim. 2). Te lo manda Dios Padre + te lo manda Dios Hijo +; te lo manda Dios Espíritu Santo +. Te lo manda la majestad de Cristo, el Verbo eterno de Dios hecho hombre, quien para salvar a la estirpe perdida por tu envidia, “se humilló a sí mismo hecho obediente hasta la muerte” (Fil. 2); el cual edificó su Iglesia sobre roca firme, y reveló que los “poderes del infierno nunca prevalecerían contra ella, Él mismo había de permanecer con ella todos los días hasta el fin de los tiempos” (Mat. 28, 20). Te lo manda el santo signo de la Cruz y la virtud de todos los Misterios de la fe cristiana +. Te lo manda la excelsa Madre de Dios, la Virgen María, quien con su humildad desde el primer instante de su Inmaculada Concepción aplastó tu orgullosa cabeza +.
Te lo manda la fe de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de los demás Apóstoles +. Te lo manda la sangre de los mártires y la piadosa intercesión de todos los Santos y Santas +. Por tanto, maldito dragón y toda legión diabólica, te conjuramos por Dios + vivo, por Dios + verdadero, por Dios + santo, que “de tal modo amó al mundo que entrego a su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que viva la vida eterna” (Juan 3); cesa de engañar a las criaturas humanas y deja de suministrarles el veneno de la eterna perdición; deja de dañar a la Iglesia y de poner trabas a su libertad. Huye Satanás, inventor y maestro de toda falacia, enemigo de la salvación de los hombres. Retrocede ante Cristo, en quien nada has hallado semejante a tus obras. Retrocede ante la Iglesia una, santa, católica y apostólica, la que el mismo Cristo adquirió con su Sangre. Humíllate bajo la poderosa mano de Dios. Tiembla y huye, al ser invocado por nosotros el santo y terrible Nombre de Jesús, ante el que se estremecen los infiernos, a quien están sometidas las Virtudes de los cielos, las Potestades y las Dominaciones; a quien los Querubines y Serafines alaban con incesantes voces diciendo: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los Ejércitos.
Señor, escucha mi oración.
R. Y llegue a Ti mi clamor.
(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu).
Oremos. Dios del Cielo y de la tierra, Dios de los Ángeles, Dios de los Arcángeles, Dios de los Patriarcas, Dios de los Profetas, Dios de los Apóstoles, Dios de los Mártires, Dios de los Confesores, Dios de las Vírgenes, Dios que tienes el poder de dar la vida después de la muerte, el descanso después del trabajo, porque no hay otro Dios fuera de Ti, ni puede haber otros sino Tú mismo, Creador de todo lo visible y lo invisible, cuyo reino no tendrá fin: humildemente te suplicamos que tu gloriosa Majestad se digne libramos eficazmente y guardamos sanos de todo poder, lazo, mentira y maldad de los espíritus infernales. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
De las asechanzas del demonio.
R. Líbranos, Señor.
Haz que tu Iglesia te sirva con segura libertad.
R. Te rogamos, óyenos.
Dígnate humillar a los enemigos de tu Iglesia.
R. Te rogamos, óyenos.
(Se rocía con agua bendita el lugar y a los presentes).
Señor, no recuerdes nuestros delitos ni los de nuestros padres, ni tomes venganza de nuestros pecados (Tobías 3, 3).
Padre nuestro …

lunes, 30 de septiembre de 2013

ORACIONES DE LIBERACIÓN



Estatua de San Miguel arcangel en el vaticano


Contra el Poder de las Tinieblas




Súplicas que pueden ser utilizadas privadamente por los fieles en la lucha contra el poder de las tinieblas 



Ritual Romano de exorcismos y otras súplicas, Apéndice II
Versión castellana de la edición típica, 2005.


Oraciones

1. Señor Dios, apiádate de mi, siervo tuyo,
que, a causa de muchas insidias,
me he vuelto como un objeto perdido;
sálvame de la mano de mis enemigos
y ven a buscarme si estoy perdido,
acógeme cuando me encuentres,
y no me abandones,
así podré agradarte por siempre,
porque se que me has redimido con tu fuerza.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amen.

2. Dios todopoderoso,
que das cobijo a los afligidos en tu casa
y conduces a los cautivos a la prosperidad,
mira mi aflicción
y ven en mi auxilio;
derrota al enemigo malvado,
para que, una vez vencida la acción del adversario,
la libertad me conduzca a la paz,
de modo que restablecido en la piedad serena,
proclame que eres admirable
Tú que diste fuerza a tu pueblo.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amen

3. Oh Dios, creador y defensor del genero humano,
que formaste al hombre a tu imagen
y lo recreaste mas admirablemente
con la gracia del Bautismo,
dirige tu mirada sobre mi, siervo tuyo,
y se propicio a mis súplicas.
Te pido que nazca en mi Corazón
el esplendor de tu gloria
para que, eliminado plenamente todo temor,
pueda alabarte
con animo y espíritu sereno,
junto a mis hermanos en tu Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amen

4. Oh Dios, origen de toda misericordia
y de toda bondad,
que quisiste que tu Hijo
sufriera por nosotros el suplicio de la cruz
para librarnos del poder del enemigo;
mira propicio mi humillación y dolor,
y concédeme,
pues me renovaste en la fuente bautismal,
que, habiendo vencido el ataque del Maligno,
me colme la gracia de tu bendición.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amen

5. Oh Dios, que por la gracia de la adopción,
quisiste que yo fuera hijo de la luz,
te pido que me concedas
no verme envuelto en las tinieblas de los demonios
sino que pueda por siempre permanecer plenamente
en el esplendor de la libertad recibida de ti.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amen



Invocaciones a la Trinidad


Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

Sólo a Dios honor y gloria.

Bendigamos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
sea alabado y ensalzado por los siglos de los siglos.

Te invocamos, te alabamos, te adoramos,
oh santa Trinidad.
Esperanza nuestra, salvación nuestra, honor nuestro,
oh santa Trinidad.
Líbrame, sálvame, vivifícame,
oh santa Trinidad.

Santo, santo, santo es el Señor, Dios todopoderoso,
el que era, el que es y el que vendrá.

A ti el honor y la fuerza, oh santa Trinidad,
a ti la gloria y el poder por los siglos de los siglos.

A ti la alabanza, a ti la gloria, a ti la acción de gracias
por los siglos de los siglos, oh santa Trinidad.

Santo Dios, Santo fuerte, Santo inmortal,
ten piedad de mí. 



Invocaciones a Nuestro Señor Jesucristo


Jesús, Hijo de Dios vivo, ten piedad de mí
Jesús, imagen del Padre, ten piedad de mí
Jesús, Sabiduría eterna, ten piedad de mí
Jesús, resplandor de la luz eterna, ten piedad de mí
Jesús, Palabra de vida, ten piedad de mí
Jesús, Hijo de la Virgen María, ten piedad de mí
Jesús, Dios y hombre, ten piedad de mí
Jesús, Sumo Sacerdote, ten piedad de mí
Jesús, heraldo del reino de Dios, ten piedad de mí
Jesús, camino, verdad y vida, ten piedad de mí
Jesús, pan de vida, ten piedad de mí
Jesús, vid verdadera, ten piedad de mí
Jesús, hermano de los pobres, ten piedad de mí
Jesús, amigo de los pecadores, ten piedad de mí
Jesús, médico del alma y del cuerpo, ten piedad de mí
Jesús, salvación de los oprimidos, ten piedad de mí
Jesús, descanso de los abandonados, ten piedad de mí
Tú que viniste a este mundo, ten piedad de mí
Tú que libraste a los oprimidos
por el diablo, ten piedad de mí
Tú que estuviste colgado en la cruz, ten piedad de mí
Tú que aceptaste la muerte
por nosotros, ten piedad de mí
Tú que yaciste en el sepulcro, ten piedad de mí
Tú que descendiste a los infiernos, ten piedad de mí
Tú que resucitaste
de entre los muertos, ten piedad de mí
Tú que subiste a los cielos, ten piedad de mí
Tú que enviaste el Espíritu Santo
sobre los Apóstoles, ten piedad de mí
Tú que te sientas
a la derecha del Padre, ten piedad de mí
Tú que vendrás a juzgar
a vivos y muertos, ten piedad de mí b)

Por tu encarnación Líbrame, Señor.
Por tu nacimiento, Líbrame, Señor.
Por tu bautismo y santo ayuno, Líbrame, Señor.
Por tu pasión y cruz, Líbrame, Señor.
Por tu muerte y sepultura, Líbrame, Señor.
Por tu santa resurrección, Líbrame, Señor.
Por tu admirable ascensión, Líbrame, Señor.
Por el envío del Espíritu Santo, Líbrame, Señor.
Por tu gloriosa venida, Líbrame, Señor.
  
Otras invocaciones al Señor
Cuando se nombra la cruz, puede el fiel oportunamente hacer la señal de la cruz .
 
Sálvame, Cristo Salvador, por la fuerza de la Cruz :
tú que salvaste a Pedro en el mar, te
n piedad de mí.
Por la señal de la santa Cruz ,
de nuestro enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro.

Por tu Cruz,  
✠ sálvanos, oh Cristo Redentor,
tú que muriendo destruiste nuestra muerte
y resucitando restauraste la vida.

Tu Cruz 
 adoramos, Señor,
tu gloriosa pasión contemplamos:
ten misericordia de nosotros,
Tú que padeciste por nosotros.

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu Cruz 
 has redimido al mundo.
 


Invocaciones a Santa María Virgen


Bajo tu protección nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos siempre de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.

Consoladora de los afligidos, ruega por nosotros.
Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros.

Dígnate aceptar mis alabanzas, oh Virgen santa;
hazme fuerte contra tus enemigos.

Madre mía, confianza mía.

María, Virgen Madre de Dios, ruega a Jesús por mí.

Dignísima Reina del mundo,
Virgen perpetua María,
intercede por nuestra paz y salvación,
tú que engendraste a Cristo Señor, Salvador de todos.

María, Madre de gracia,
Madre de misericordia,
defiéndenos del enemigo,
y ampáranos en la hora de la muerte.

Socórreme, oh piadosísima Virgen María,
en todas mis tribulaciones,
angustias y necesidades,
alcánzame de tu Hijo querido
la liberación de todos los males
y de los peligros de alma y cuerpo.

Acuérdate, oh piadosísima Virgen María,
que jamás se ha oído decir,
que ni uno solo de cuantos han acudido a tu protección
e implorado tu socorro,
haya sido desamparado por ti.
Yo pecador, animado con esta confianza,
acudo a ti, oh Madre, Virgen de las Vírgenes;
a ti vengo,
ante ti me presento con dolor.

No desprecies, Madre del Verbo, mis súplicas,
antes bien inclina a ellas tus oídos
y dígnate atenderlas favorablemente.


Invocación a san Miguel Arcángel

Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha;
sé nuestro amparo contra la maldad
y las asechanzas del demonio.
Pedimos suplicantes
que Dios lo mantenga bajo su imperio;
y tú, Príncipe de la milicia celestial,
arroja con el poder divino, en el infierno
a Satanás y los otros espíritus malignos,
que andan por el mundo
tratando de perder las almas. Amén. 

Letanías


Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros / por mí.
San Miguel, ruega por nosotros / por mí.
San Gabriel, ruega por nosotros / por- mí.
San Rafael, ruega por nosotros / por mí.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros / por mí.
San Juan Bautista, ruega por nosotros / por mí.
San José, ruega por nosotros / por mí.
San Pedro, ruega por nosotros / por mí.
San Pablo, ruega por nosotros / por mí.
San Juan, ruega por nosotros / por mí.
Todos los santos Apóstoles, rogad por nosotros / por mí.
Santa María Magdalena, ruega por nosotros / por mí.



(Pueden añadirse los nombres de otros Santos y Beatos)


De todo mal, Líbranos / me, Señor.
De todo pecado, Líbranos / me, Señor.
De las insidias del diablo, Líbranos / me, Señor.
De la muerte eterna, Líbranos / me, Señor.
Cristo, óyenos / me.
Cristo, escúchanos / me.

domingo, 29 de septiembre de 2013

JESUS, MI MAESTRO


Me esfuerzo y Él me dice: ¡perdona!

Tengo miedo y Él me dice: ¡ánimo!

Dudo y Él me dice: ¡confía!

Me siento angustiado y Él me dice: ¡tranquilo!

Prefiero estar solo y Él me dice: ¡ven y sígueme!

Fabrico mis planes y Él me dice: ¡déjalos!

Busco bienes materiales y Él me dice: ¡despréndete!

Creo que soy bueno y Él me dice: ¡no es suficiente!

Quiero ser jefe y Él me dice: ¡sirve!

Quiero mandar y Él me dice: ¡obedece!

Quiero comprender y Él me dice: ¡cree!

Quiero claridad y Él me habla en parábolas.

Quiero poesía y Él me habla de realidades.

Quiero mi tranquilidad y Él quiere que esté inquieto.

Quiero violencia y Él me habla de paz.

Saco la espada y Él me dice: ¡guárdala!

Pienso en venganza y Él me dice: ¡presenta la otra mejilla!

Quiero ser el más grande y Él me dice: ¡sé como un niño!

Quiero esconderme y Él me dice: ¡muestra tu luz!

Busco el primer puesto y Él me dice: ¡siéntate en el último lugar!

Quiero ser visto y Él me dice: ¡reza en lo escondido!

No. No entiendo a este Jesús... Me provoca. Me confunde. A igual que tantos de sus discípulos,

también yo quisiera hallar otro maestro que fuera más claro y que exigiera menos. Pero me sucede lo que al discípulo llamado Pedro: no conozco a nadie que tenga palabras de vida eterna como Él.

sábado, 28 de septiembre de 2013

VISIÓN DEL INFIERNO





Visión del infierno de Santa Faustina Kowalska, según lo escribió en su diario:


"Hoy, fui llevada por un ángel a las profundidades del infierno. Es un lugar de gran tortura; ¡qué imponentemente grande y extenso es! Los tipos de torturas que vi: la primera que constituye el infierno es la pérdida de Dios; la segunda es el eterno remordimiento de conciencia; la tercera es que la condición de uno nunca cambiará; (160) la cuarta es el fuego que penetra el alma sin destruirla; es un sufrimiento terrible, ya que es un fuego completamente espiritual, encendido por el enojo de Dios; la quinta tortura es la continua oscuridad y un terrible olor sofocante y, a pesar de la oscuridad, los demonios y las almas de los condenados se ven unos a otros y ven todo el mal, el propio y el del resto; la sexta tortura es la compañía constante de Satanás; la séptima es la horrible desesperación, el odio de Dios, las palabras viles, maldiciones y blasfemias. Éstas son las torturas sufridas por todos los condenado juntos, pero ése no es el extremo de los sufrimientos. Hay torturas especiales destinadas para las almas particulares. Éstos son los tormentos de los sentidos. Cada alma padece sufrimientos terribles e indescriptibles, relacionados con la forma en que ha pecado. Hay cavernas y hoyos de tortura donde una forma de agonía difiere de otra. Yo me habría muerto ante la visión de estas torturas si la omnipotencia de Dios no me hubiera sostenido.




Debe el pecador saber que será torturado por toda la eternidad, en esos sentidos que suele usar para pecar. (161) Estoy escribiendo esto por orden de Dios, para que ninguna alma pueda encontrar una excusa diciendo que no hay ningún infierno, o que nadie ha estado allí, y que por lo tanto nadie puede decir cómo es. Yo, Sor Faustina, por orden de Dios, he visitado los abismos del infierno para que pudiera hablar a las almas sobre él y para testificar sobre su existencia. No puedo hablar ahora sobre él; pero he recibido una orden de Dios de dejarlo por escrito. Los demonios estaban llenos de odio hacia mí, pero tuvieron que obedecerme por orden de Dios. Lo que he escrito es una sombra pálida de las cosas que vi. Pero noté una cosa: que la mayoría de las almas que están allí son de aquéllos que descreyeron que hay un infierno. Cuando regresé, apenas podía recuperarme del miedo. ¡Cuán terriblemente sufren las almas allí! Por consiguiente, oro aun más fervorosamente por la conversión de los pecadores. Suplico continuamente por la misericordia de Dios sobre ellos.




Oh mi Jesús, preferiría estar en agonía hasta el fin del mundo, entre los mayores sufrimientos, antes que ofenderte con el menor de los pecados".

jueves, 26 de septiembre de 2013

HITLER Y STALIN, ¿POSIBLES POSESOS?


Marta Robin y cercanos a Pio XII hacen revelaciones.
El demonio existe, es un ser real y ha habido hombres que han sido especialmente influenciados por él. Por ejemplo Hitler y Stalin.
Hitler y Pio XII


Las purgas de Stalin, el holocausto de seis millones de judíos organizado por Hitler y sus seguidores, han sido los más notorios, pero también se pueden mencionar los asesinatos de Pol Pot, de Mao Tse Tung o Lenin… las limpiezas étnicas en varias partes del mundo, los narcotraficantes o los terroristas que matan sin piedad… y el gran asesinato del abortos, como claros ejemplos de la influencia del maligno en el mundo.

HITLER Y STALIN POSESOS

Adolf Hitler y el líder ruso Stalin estaban poseídos por demonios, dijo el padre Gabriele Amorth. Él hizo sus comentarios durante una entrevista con Radio Vaticano.

El Padre dijo:

“Por supuesto que el diablo existe y que no sólo puede tener una  sola persona, sino también a grupos y poblaciones enteras, estoy convencido de que los nazis estaban todos poseídos. Basta pensar en todo lo que Hitler y Stalin hicieron. Casi todos ellos estaban poseídos por el diablo. Me doy cuenta por su comportamiento y acciones, por los horrores y atrocidades que se cometieron, estaban bajo las órdenes del diablo.”

De Stalin decía su hija Svetlana:

“Mi padre estaba poseído por un terrible demonio. Él consideraba la bondad y la misericordia peores que un gran delito”. 


Hitler, decía el general Jodl en el proceso de Nuremberg:


“Era un gran hombre, pero un gran hombre infernal”.

LA REVELACIÓN DE MARTHA ROBIN SOBRE HITLER Y PIO XII

Según una “revelación personal” a la mística y estigmatizada Martha Robin, Adolfo Hitler firmó un pacto satánico, que incluía esta clausura: “Dame al pueblo judío y yo te daré poderío”; hay que anotar que más de seis millones de judíos murieron en los campos de exterminio nazi.

El pacto duró al parecer más de diez años. Fue quebrado, el 8 de diciembre de 1942, cuando el papa Pío XII consagró el género humano al Corazón Inmaculado de María. La fecha coincide, aproximadamente, con la derrota alemana en Stalingrado, dos meses más tarde, en febrero de 1943.

El papa Pío XII estaba convencido de que Adolf Hitler estaba poseído por el Diablo y lo exorcizó a distancia siguiendo las invocaciones y las oraciones recogidas en el ritual de exorcismos católico.Hitler era un hombre tan diabólico en sus programas de dominio y de exterminio, hasta el punto de estar dominado por las fuerzas del Mal. Así lo declaró Sor Pascaline, secretaria particular del Pontífice.

LOS EXORCISMOS FORMALES Y DIRECTOS A HITLER


Según publica la revista italiana 30 Giorni, los testimonios recopilados durante el proceso de beatificación que se está llevando a cabo, no parecen dejar lugar a dudas de que el ritual se realizó en varias ocasiones.

Ello consideran que fue sin éxito, a la vista de los acontecimientos que desembocaron en la II Guerra Mundial. Pero no han tenido en cuenta lo que reveló Martha Robin, que implicaría que la mezcla de exorcismos de Pio XII y la Consagración del Mundo al Corazón Inmaculado de María podrían haber operado minando el poder satánico de Hitler.

El sacerdote jesuita Peter Gumpel, teólogo y relator del proceso de beatificación del papa Pacelli, confirmó que el ritual de exorcismo se probó en varias ocasiones durante los peores momentos de la guerra.

Diversos testigos afirmaron haber asistido a estas ceremonias de exorcismo a Hitler, que se realizaron con el propósito de liberar el alma del dictador alemán de la influencia del Maligno.

Gumpel incluso desvela el testimonio jurado de Sor Pascalina Lehnert, en el curso del proceso del Siervo de Dios Eugenio Pacelli, quién declaró que

“el cardenal alemán Michael von Faulhaber y otros obispos estaban persuadidos de que Hitler estaba endemoniado, así que alertaron al Santo Padre, y éste, cuando empezó la guerra, no sólo hizo oraciones, sino que recurrió al exorcismo sobre Hitler en su Capilla privada, presentes nosotras, las religiosas”.

En el exorcismo el Papa invocaba a Dios para que liberase a aquella persona de la influencia diabólica que sufría el Führer y en base a la cual actuaba.

Pero al respecto Gabriele Amorth dijo:

“Es muy raro que oraciones y tratar de realizar un exorcismo a distancia funcionen”. 

Es “claro que Ud. puede orar por alguien a distancia, pero en este caso no tendría ningún efecto.”

(*) “Una de las claves necesarias para el exorcismo es estar presente frente a la persona poseída y esa persona consienta o desee. Así que intentar realizar un exorcismo en alguien que no está presente, o no consienta o desee, será muy difícil”.

PIO XII SIEMPRE CREYÓ QUE HITLER ERA UN POSESO


Años antes del estallido de la guerra, el papa Pacelli ya había manifestado en privado su preocupación por la situación en Alemania. La religiosa que lo cuidaba, la hermana Pascaline Lehnert, afirmó bajo juramento que el pontífice había dicho, refiriéndose a Hitler:


“Adolf Hitler está completamente poseído, destruye todo lo que no cree necesario, todo lo que dice y escribe lleva la marca del egocentrismo”.

El pontífice no se encontró con él nunca ni tuvo relación directa con él, sin embargo Gumpel, ha citado en el juicio, las palabras de Pacelli al final de su mandato en Berlín en diciembre de 1929, años antes de la ascensión al poder del dictador en 1933:


“Este hombre es capaz de eliminar todo aquello que le resulta un obstáculo. No llego a comprender cómo en Alemania, incluso las personas mejores, no se percatan de lo que escribe y dice”.

También un sobrino del papa aseguró que, meses antes del comienzo de la guerra, el pontífice le había dicho que Hitler estaba verdaderamente poseído.

Los historiadores consideran que Pío XII en el año 1940 compartió el proyecto de algunos generales alemanes de expulsar a Hitler del poder. Algunos de ellos creen incluso que Pio XII trató de jugar un papel de enlace entre el Gobierno británico y los conspiradores alemanes que planearon derrocar a Hitler en 1939.

El relator Gumpel ha recordado las diversas protestas del Papa contra el nazismo, como el radiomensaje de la Navidad del 1942, en contra del programa hitleriano «Nuevo Orden», así como las denuncias de las muertes de miles de personas, tan sólo por razón de nacionalidad o de raza.

La fiel secretaria del Papa, Sor Pascaline, supo por medio del cardenal von Faulhaber que el Führer estaba furioso con Pío XII, y había exclamado contra el Pontífice, diciendo: 

“¿De dónde saca tanta fuerza para resistirme y obstaculizar aquello que yo quiero, ese miserable, que no tiene otra cosa que piel y huesos. No puedo destruir Roma, algo que me hubiera dado mucho placer. ¡A cuántos judíos ha salvado, y no he sido capaz de apoderarme de él!”.