domingo, 29 de septiembre de 2013

JESUS, MI MAESTRO


Me esfuerzo y Él me dice: ¡perdona!

Tengo miedo y Él me dice: ¡ánimo!

Dudo y Él me dice: ¡confía!

Me siento angustiado y Él me dice: ¡tranquilo!

Prefiero estar solo y Él me dice: ¡ven y sígueme!

Fabrico mis planes y Él me dice: ¡déjalos!

Busco bienes materiales y Él me dice: ¡despréndete!

Creo que soy bueno y Él me dice: ¡no es suficiente!

Quiero ser jefe y Él me dice: ¡sirve!

Quiero mandar y Él me dice: ¡obedece!

Quiero comprender y Él me dice: ¡cree!

Quiero claridad y Él me habla en parábolas.

Quiero poesía y Él me habla de realidades.

Quiero mi tranquilidad y Él quiere que esté inquieto.

Quiero violencia y Él me habla de paz.

Saco la espada y Él me dice: ¡guárdala!

Pienso en venganza y Él me dice: ¡presenta la otra mejilla!

Quiero ser el más grande y Él me dice: ¡sé como un niño!

Quiero esconderme y Él me dice: ¡muestra tu luz!

Busco el primer puesto y Él me dice: ¡siéntate en el último lugar!

Quiero ser visto y Él me dice: ¡reza en lo escondido!

No. No entiendo a este Jesús... Me provoca. Me confunde. A igual que tantos de sus discípulos,

también yo quisiera hallar otro maestro que fuera más claro y que exigiera menos. Pero me sucede lo que al discípulo llamado Pedro: no conozco a nadie que tenga palabras de vida eterna como Él.

No hay comentarios: