Durante mi estancia en las islas afortunadas, he tenido tiempo de leer algún libro, y uno de ellos lo traigo aquí. “El camino del ateo” de Eric Maisel. Está escrito por un ateo “profesional”.
Pienso que hay que conocer al oponente, para derrotarlo con eficacia. Tras la lectura de éste libro, la tarea es mas fácil de lo que pensaba.
El autor afirma que: “Es ateo desde siempre”. Siguiendo una especie de “fe del carbonero atea”, nos dice que:
“El camino del ateo empieza con la idea de que la evolución explica lo que es usted”.
Estamos pues ante la sustitución de una Fe por otra. La teoría de la evolución es eso: una teoría que no está demostrada al cien por cien en absoluto.
Así pues, según el autor, la columna vertebral de su creencia atea sería una Fe ciega en el darwinismo. Por otra parte, el señor Eric se dice seguidor de las tradiciones: laica, humanista, científica, librepensadora, escéptica, racionalista y existencial. Yo soy católico y también, científico, humanista y racionalista en las cosas que están al alcance de la razón.
Veremos cómo estos caballeretes se apropian como cacos de los conceptos de pensamiento racional y científico, como si los creyentes estuviéramos incapacitados para ejercerlo.
Pero este pequeño filósofo tampoco se priva de insultar a los que creemos en Dios. Así se puede leer:
“Durante toda mi vida he sentido que todo lo relacionado con Dios es una práctica humana horrible.”
“Si usted actualmente cree podría dejar atrás muchos disparates. Si su cerebro recurre a la religión, debe ignorar las monstruosas contradicciones, tragarse sus dudas y sonreír ante afirmaciones ridículas.”
Es notable como veremos más tarde, que la mayoría de los que se dicen ateos además de insultones tienen una admiración casi insana por la ciencia. Pero, paradójicamente casi ninguno tiene ninguna titulación científica, ni siquiera conocimientos sólidos de ciencia a nivel de divulgación. Hablan de lo que no saben.
Tras encomendarse a la santa doctrina de la evolución, el señor Eric, nos descubre el plato fuerte de la teología atea: El problema existencial. Traducido al castellano, suscribir a conciencia el ateísmo con todas sus consecuencias, supone un impacto psicológico que conduce a la depresión:
Las consecuencias morales del ateísmo, son su refutación más elocuente.
Sin Dios no hay vida futura, no hay legislador supremo, no hay nada que pueda dominar en la conciencia del hombre; la moral es una ilusión; la virtud una bella mentira; el vicio un amable proscrito a quien conviene rehabilitar.
En tal caso, las relaciones entre marido y mujer, entre padres e hijos, entre hermanos, entre amigos, son simples hechos naturales que no tienen ningún valor en el orden moral. La obligación es una palabra sin sentido, cuando no hay quien pueda obligar: y faltando Dios, no hay nada superior al hombre
Así desaparecen todos los deberes, se rompen todos los vínculos domésticos y sociales; solo debemos atender a los impulsos de la naturaleza sensible, huyendo del dolor y buscando los placeres.
Y éste monaguillo del ateísmo propone la solución: (redoble de tambores)
“Estamos a las puertas de comprender una brillante idea: que cada vida puede tener sentido. Soy yo quien decide lo que me hará sentir honrado y feliz. Anunciándose a sí mismo sus intenciones, se encamina en una dirección brillante: la dirección de su propia creación.”
Tachán. Acabáramos. Bien pudiera ser esta “brillante idea” el dogma de Juan Palomo: yo me lo guiso, yo me lo como. Y sólo hago una pregunta, si soy yo quien decide lo que está bien y lo que me hace feliz, que pasa si yo soy Jack el destripador?, o Hitler?.
EL libro no da para mucho mas. Es una sucesión de ideas filosóficas de bombero torero. Viene bien leerlo para conocer la tristeza de una vida que se refleja en la mirada del autor.
Como casuística de antiguos creyentes convertidos al ateísmo, el autor hace unas semblanzas de personas, que casi se autocomentan por su tristeza y patetismo:
Marcia:
“Lo que sigue siendo duro es la falta de comunidad y el no disponer de una iglesia hay un hueco en mi vida en ese punto, y ningún grupo de amigos con intereses compartidos llena ese hueco.”
Y yo añado: ese hueco no lo rellenarás nunca.
Robert:
“Siempre me he considerado un pensador y un defensor de la ciencia. Mi visión mundial del cristianismo se desmoronó lentamente, la gota que colmó el vaso fue el autodidactismo en la ciencia.”
Otro “científico” de todo a cien. ¿visión mundial?, ¿autodidactismo?. Perplejo estoy.
Barbara:
“Tenía doce años cuando dejé de creer. En mi caso, lo que precipitó el cambio fue leer un libro sobre ovnis y discutir sobre moléculas que se autorreplicaban. Siempre había estado muy interesada en asuntos científicos.”
Sí señora. Los ovnis. Una razón muy poderosa. Y las moléculas, claro. Y se te olvida el rayo de la muerte.
Alan:
“Me convertí al budismo al final de mi adolescencia. Por aquel entonces ya bebía mucho. Mi familia estaba plagada de alcohólicos. Nuestro maestro budista tenía fama de manosear a las mujeres.”
(Sin comentarios)
Janet:
“Mi madre creía en un Dios, pero no veía razón alguna para ir a la iglesia. Creía que podía rezar o rendir culto en su propio hogar y a su propia manera. Estaba abierta al concepto de telepatía o de una forma que tenían los muertos de quedarse en el mundo. Saber sobre la evolución hizo que las cosas cambiaran. Haber leído a dawkins hizo que todo encajara.”
Ya salió el sumo sacerdote Dawkins. Janet, te falta Drácula y el hombre lobo para tener a los tres tenores de la imaginería atea
Laura:
“Es difícil dejar de creer cuando allá donde miramos esté lleno de historias sobrenaturales. Escepticismo, pensamiento crítico, la ciencia y ahora pertenezco a un grupo humanista secular local, asisto a sus reuniones y actualizo su web.”
O sea, Laura, que tu corazón te dice a voces lo equivocada que estás y tú, sustituyes a una iglesia por otra. Penoso. Y dale que te pego con la ciencia.
Quiero finalizar con las palabras de nuestro Señor Jesucristo Salvador y Redentor del Mundo:
“Yo soy el Camino, la Resurrección y la Vida.”
“Yo soy la luz del mundo, el que a mí viene no andará más en tinieblas”
“Pedid y se os dará;
llamad y se os abrirá;
buscad y hallaréis;
porque quien pide, recibe;
quien busca, halla;
y a quien llama se le abrirá.”
“Yo soy la luz del mundo, el que a mí viene no andará más en tinieblas”
“Pedid y se os dará;
llamad y se os abrirá;
buscad y hallaréis;
porque quien pide, recibe;
quien busca, halla;
y a quien llama se le abrirá.”
Y yo que sólo soy un pobre pecador os aseguro, que busqué y hallé, llamé y me recibieron, pedí y se me dio con creces y a cambio de nada.