jueves, 24 de marzo de 2011

SEGUNDO JUEVES DE CUARESMA

Señor, tú que amas la inocencia y la devuelves a quien la ha perdido, atrae hacia ti nuestros corazones y abrásalos en el fuego de tu Espíritu, para que permanezcamos firmes en la fe y eficaces en el bien obrar. Amén.

Meditación

1.- El Señor devuelve la inocencia a quien la ha perdido. Es un consuelo enorme esta afirmación, pues, entre quienes han perdido la inocencia estamos tu y yo. El amor que perdona del Padre devuelve la vida de la gracia a quien, por su debilidad humana, la había extraviado. No todo está perdido a Dios gracias. Dios no nos ha excluído de su corazón para siempre. Cuando nos hemos alejado de Él siguiendo nuestros senderos, Él sale a nuestro encuentro y reconduce las agujas del carril de nuestra vida, y lo hace desde la cruz asumiendo en su carne nuestra lejanía.

2.- Ese nuevo rumbo de nuestra vida consiste en que "Él atrae hacia si nuestros corazones abrasándolos en el fuego de su Espíritu Santo". Su corazón abierto en la cruz por la lanza del soldado romano se convierte en un imán que atrae irremediablemente nuestros corazones hacia el suyo.

3.- Hoy la Iglesia, agradece al Señor ese gesto de reconversión, ese devolvernos a la primitiva inocencia, pero, al mismo tiempo, le suplica con toda humildad que nos mantenga resguardados en su corazón y abrasados de amor divino.

Pregúntate: si, el hecho de devolverte la inocencia perdida, ye compromete a caminar por otra vía, y cuál es esa vía.

Pregúntate: si te sientes amado y atraído hacia Dios por esa misericordia suya infinita.

Pregúntate: como vas a vivir hoy esa nueva inocencia que Dios te regala en la penitencia.

Súplica

Señor Jesucristo, atrae hacia ti mi corazón rebelde y obstinado. Que tu Corazón santo, horno de amor y ternura, sea imán hacia el que me sienta atraído.

Que no ponga mi corazón, mis afanes, mis deseos en las cosas de este mundo caduco y engañoso: Que todo cuanto me rodea me estimule para buscarte a ti por encima de todas las cosas, pues solamente Tú me puedes colmar de gozo y alegría.

Devuélveme, Señor Jesús, la inocencia perdida. Tú eres el alfarero que puede restaurar la vasija de mi alma rota por el pecado que libremente busqué y cometí.

Hazme un vaso nuevo, Señor. Dame un corazón y un alma a estrenar para amarte sin medida

Amén.


Jaculatoria

Hazme de nuevo, Señor.


miércoles, 23 de marzo de 2011

SEGUNDO MIERCOLES DE CUARESMA

Señor, guarda a tu familia en el camino del bien que tú le señalaste, y haz que, protegida por tu mano en sus necesidades temporales, tienda con mayor libertad hacia los bienes eternos. Amén.

Meditación

1.- Los bienes eternos, son la meta última y definitiva de nuestra existencia. Son bienes eternos, inmutables, son bienes espirituales y personales. Son bienes consistentes en una relación de amor eterno entre Quien es el Amor por esencia y nosotros que somos el amor por participación. Esa unión amorosa última y eterna es nuestro máximo bien, al cual hemos de tender sin dilación alguna.

2.- En esa búsqueda del bien absoluto y eterno se intercalan los bienes materiales, que son pasajeros y efímeros. No son éstos nuestro destino último, sino que son apoyos y lanzaderas para buscar con mas ahínco, si cabe, los bienes eternos. Nos acercaremos a los bienes materiales y los usaremos en la medida en que nos faciliten ese encuentro de amor eterno con Dios. San Ignacio de Loyola lo decía: "usar las cosas de este mundo en tanto en cuento nos ayuden a buscar los bienes eternos".

3.- El riesgo existe y consiste en dejarnos atrapar por esos bienes efímeros que nos rodean y que necesitamos. El riesgo existe y consiste en vivir usándolos como si fuesen la panacea de nuestros deseos. El riesgo existe y consiste en instalar en ellos nuestro corazón con nuestra esperanza. Por eso suplicamos al Padre: "que nos guarde en el camino del bien"

Pregúntate: si los bienes materiales te preocupan en demasía, si te quitan la paz, si los buscas afanosamente no como un trampolín para los eternos sino como fin en sí mismos. ¿Qué bienes materiales se han apoderado de tu corazón?. ¿Está tu corazón en la meta última del amor eterno? o vives demasiado cogido por las cosas de este mundo.

Súplica

Señor Jesucristo, mi Bien último y supremo, hacia ti levanto mi corazón en este día cuaresmal para darte gracias por ser Tú quien te me das como premio eterno

Gracias porque sigues velando por tu Familia santa, por cada uno de los que hemos sido agraciados con el don del Bautismo. Gracias, Señor, porque, en el momento de mi muerte, dejando atrás todos los bienes materiales, me esperas Tú con los brazos abiertos para entregarte a mí como Bien eterno.

Enséñame, Señor, a valorar y usar las cosas terrenales como primicias de los bienes infinitos de tu amor. No permitas que ponga mi corazón ni mi esperanza en las cosas de este mundo. Que sepa usarlas como trampolín para alcanzar tu gloria sempiterna.

Amén.


Jaculatoria

Eres Tú, Señor, mi gloria y mi corona.


Reflexión Final

Dicho de otra forma, si tenemos nuestra mente en el coche, la hipoteca, el ascenso, la ropa, las vacaciones o los caprichos, no estamos siendo buenos cristianos. El materialismo es lo único que les queda a los ateos. Si somos materialistas, estamos siendo como ellos. Cuando atravesemos el umbral de la muerte, nada material -poseído o envidiado- nos servirá para nuestra salvación. Porque moriremos, y después de la muerte habrá un juicio. No lo olvidéis.

martes, 22 de marzo de 2011

SEGUNDO MARTES DE CUARESMA

Señor, vela con amor contínuo sobre tu Iglesia, y, pues sin tu ayuda no puede sostenerse lo que se cimienta en la debilidad humana, protege a tu Iglesia en el peligro y mantenla en el camino de la salvación. Amén.

Meditación

1.- El corazón de la Iglesia late a favor de todos los bautizados en nombre de la Santísima Trinidad. La súplica de este día brota del amor por la Iglesia y del temor por los peligros que la acosan. Es, pues, hoy un día dedicado a olvidarnos de nosotros mismos y a poner los ojos de nuestro corazón en la Familia de los bautizados.

2.- Partimos de la realidad de que la Iglesia es una institución divina con cimiento humano: "cimentada en la debilidad humana". Por eso, no podemos escandalizarnos ante los pecados de quienes formamos la Iglesia. Antes bien, esos fallos humanos han de servirnos para amarla mas. Pensemos que son nuestros propios fallos los que la ensucian y mancillan. Somos, pues, responsables del deterioro de la Iglesia. no podemos apuntar el dedo contra nadie, sino contra nosotros mismos. Si todos los creyentes hiciéramos ese sano ejercicio de autocensura, la Iglesia resplandecería ante el mundo como foco de santidad y salvación.

3.- Para cada uno de nosotros, los creyentes, la Iglesia ha de ser un objeto de amor, cariño, comprensión y perdón. Hemos de mirarla como la mira el Padre, "con amor continuo"

Por eso, hoy nos toca preguntarnos: ¿Juzgo a la Iglesia por sus fallos? ¿Cuál ha sido mi último pecado contra la Iglesia? ¿Me acuso a mi mismo como responsable de los pecados de los cristianos? ¿Qué voy a hacer en este día cuaresmal para que la Iglesia brille más por su santidad?

Súplica

Señor Jesucristo, de tu costado abierto por la lanza del soldado romano, brotaron los sacramentos como cauce de tu gracia, y la Iglesia. En ella nos abriste un camino de santificación y salvación. Nos la diste como el mejor de los regalos.

En el bautismo nos abriste las puertas de tu pueblo santo, nos incorporaste a tu familia, nos enriqueciste con las gracias sacramentales. Por eso, Señor, te doy gracias de todo corazón.

Pero nuestra fragilidad, nuestro pecado, nuestros continuos fallos ensucian la faz de tu santa Iglesia. Son mis pecados, Señor Jesús, los que debilitan y apagan la luz de tu rostro. Sigue, Jesús, velando por ella y por mí para que la ame tiernamente y me esfuerce por mantenerla siempre limpia y luminosa.

Amén.


Jaculatoria

Vela, Señor, por tu santa Iglesia.


Reflexión Final

Ahora que está de moda insultar a los Sacerdotes, criticarlos y atacar a la Iglesia, no está de mas recordar las palabras divinas: "no toquéis a mis ungidos". Y estos graves pecados no sólo los cometen los malditos enemigos de la Cruz. También los cristianos. Cuántos cristianos critican a sacerdotes murmuran de obispos. Esto es una mala costumbre. Si bien hay alguna oveja negra, la mayoría de los religios@s son simplemente heroicos, empezando por el de la foto de este post.

lunes, 21 de marzo de 2011

SEGUNDO LUNES DE CUARESMA

Señor, Padre santo, que para nuestro bien espiritual nos mandaste dominar nuestro cuerpo mediante la austeridad, ayúdanos a librarnos d ela seducción del pecado y a entregarnos al cumplimiento filial de tu santa ley. Amén.

Meditación

1.- La austeridad voluntaria, especialmente en el comer y en el beber, no es algo extraño al hombre actual. a gente se mortifica por salud o por estética. Sin embargo, la austeridad material, a los ojos de Dios, tiene un fin bien distinto, netamente espiritual. Se trata de vivir austeramente para "dominar nuestras pasiones, rechazar las seducciones del pecado, controlar nuestras inclinaciones hacia el egoísmo y la soberbia; y para alejar de nosotros todos aquellos sentimientos que pongan como centro de nuestra vida el yo, la propia persona, el propio parecer y entender.

2.- El cuerpo es nuestro mejor amigo en la lucha espiritual si lo dominamos y controlamos; pero puede ser el peor de los enemigos si nos dejamos dominar y controlar por él. Esa lucha contra las apetencias de nuestro cuerpo no siempre es fácil. No podemos olvidar que el cuerpo es ele continente de nuestro espíritu, la vasija frágil que guarda el gran tesoro que Dios ha depositado en él. Tampoco podemos olvidar que el cuerpo es parte esencial de nuestro ser y que ha sido consagrado en las aguas bautismales.

La carne lucha contra el espíritu, dice San Pablo. Por eso, débiles como somos, suplicamos hoy al Padre que "nos libre de la seducción del pecado"


Pregúntate: si tratas a tu cuerpo como un amigo o como un enemigo.

Pregúntate: si precticas la austeridad como fuente de libertad interior.

Pregúntate: qué inclinaciones corporales contrarias al espíritu vas a intentar controlar, dominar y rechazar para que tu espíritu no viva esclavizado al cuerpo.


Súplica

Señor Jesucristo, mírame sujeto a las inclinaciones y pasiones de mi cuerpo. Mírame sujeto a tentaciones de egoísmo, soberbia, comodidad, avaricia y tantas otras, Mírame sometido a inclinaciones que me alejan de vivir libre en el espíritu.

Ten en cuenta mi debilidad y acude en mi ayuda para que fortalecido con tu gracia, controle mis apetencias carnales y viva en verdadera austeridad cuaresmal.

Que sepa dominar mis inclinaciones y deseos mediante un control constante y esperanzador, de modo que viva esta Cuaresma buscando agradarte en todo cuanto pienso, digo y hago.

Amén.


Jaculatoria

Fortalece mi voluntad, Señor.