martes, 22 de marzo de 2011

SEGUNDO MARTES DE CUARESMA

Señor, vela con amor contínuo sobre tu Iglesia, y, pues sin tu ayuda no puede sostenerse lo que se cimienta en la debilidad humana, protege a tu Iglesia en el peligro y mantenla en el camino de la salvación. Amén.

Meditación

1.- El corazón de la Iglesia late a favor de todos los bautizados en nombre de la Santísima Trinidad. La súplica de este día brota del amor por la Iglesia y del temor por los peligros que la acosan. Es, pues, hoy un día dedicado a olvidarnos de nosotros mismos y a poner los ojos de nuestro corazón en la Familia de los bautizados.

2.- Partimos de la realidad de que la Iglesia es una institución divina con cimiento humano: "cimentada en la debilidad humana". Por eso, no podemos escandalizarnos ante los pecados de quienes formamos la Iglesia. Antes bien, esos fallos humanos han de servirnos para amarla mas. Pensemos que son nuestros propios fallos los que la ensucian y mancillan. Somos, pues, responsables del deterioro de la Iglesia. no podemos apuntar el dedo contra nadie, sino contra nosotros mismos. Si todos los creyentes hiciéramos ese sano ejercicio de autocensura, la Iglesia resplandecería ante el mundo como foco de santidad y salvación.

3.- Para cada uno de nosotros, los creyentes, la Iglesia ha de ser un objeto de amor, cariño, comprensión y perdón. Hemos de mirarla como la mira el Padre, "con amor continuo"

Por eso, hoy nos toca preguntarnos: ¿Juzgo a la Iglesia por sus fallos? ¿Cuál ha sido mi último pecado contra la Iglesia? ¿Me acuso a mi mismo como responsable de los pecados de los cristianos? ¿Qué voy a hacer en este día cuaresmal para que la Iglesia brille más por su santidad?

Súplica

Señor Jesucristo, de tu costado abierto por la lanza del soldado romano, brotaron los sacramentos como cauce de tu gracia, y la Iglesia. En ella nos abriste un camino de santificación y salvación. Nos la diste como el mejor de los regalos.

En el bautismo nos abriste las puertas de tu pueblo santo, nos incorporaste a tu familia, nos enriqueciste con las gracias sacramentales. Por eso, Señor, te doy gracias de todo corazón.

Pero nuestra fragilidad, nuestro pecado, nuestros continuos fallos ensucian la faz de tu santa Iglesia. Son mis pecados, Señor Jesús, los que debilitan y apagan la luz de tu rostro. Sigue, Jesús, velando por ella y por mí para que la ame tiernamente y me esfuerce por mantenerla siempre limpia y luminosa.

Amén.


Jaculatoria

Vela, Señor, por tu santa Iglesia.


Reflexión Final

Ahora que está de moda insultar a los Sacerdotes, criticarlos y atacar a la Iglesia, no está de mas recordar las palabras divinas: "no toquéis a mis ungidos". Y estos graves pecados no sólo los cometen los malditos enemigos de la Cruz. También los cristianos. Cuántos cristianos critican a sacerdotes murmuran de obispos. Esto es una mala costumbre. Si bien hay alguna oveja negra, la mayoría de los religios@s son simplemente heroicos, empezando por el de la foto de este post.

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