lunes, 29 de noviembre de 2010

RETIRO ESPIRITUAL: MEDITACIÓN 1

Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí. Que me ves, que me oyes., te adoro con profunda reverencia. Pido perdón por mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía inmaculada, San José mi padre y señor, ángel de mi guarda, interceded por mí



Vamos a considerar una lectura del Antiguo Testamento del primer libro de los Reyes.

Sabéis que el Rey David, del que descendería el Salvador, el Mesías, le sucedió que un hijo suyo, Salomón, era conocido por una historia de aquella época. Salomón ya reinaba, los hombres de aquella época utilizaban los sacrificios de animales para honrar a Dios; machos cabríos, terneros, etc. En unos de esos días, Dios se le apareció a Salomón durante la noche; y le dijo:

-          Salomón, ¿qué quieres que te dé?

Salomón repondió:

-          Señor, tu ya has obrado con gran misericordia sobre tu siervo, mira, yo soy un niño pequeño, no sé conducirme, tu siervo está en medio del pueblo que tu elegiste.

Y le pide:

- Concede a tu siervo un corazón dócil para juzgar a tu pueblo, para saber discernir entre el bien y el mal.

Esta petición le agradó a Dios, y le dijo:

¿Por qué has hecho esta petición, y no has pedido para ti, ni honores, ni mucha riqueza, ni la vida de tus enemigos?. Te daré un corazón sabio e inteligente, y además te daré todo lo que no has pedido para ti: riquezas, honores y la vida de tus enemigos. Ningún rey te igualará.

Por eso se dice que el rey Salomón no solamente fue un rey poderoso, sino que además se le atribuye una fortuna inmensa. Y sobre éstos hechos se han hecho películas míticas como por ejemplo: “las minas del rey salomón”.

Salomón era un hombre religioso, que hablaba así con Dios. Sin embargo hubo un periodo de su vida en que ofreció sacrificios a dioses paganos y vivió con muchas concubinas, escandalizando al pueblo de Israel.

Después esto lo lamentaría Salomón llorando amargamente. Esto nos debe de hacer ver una realidad: muchos santos no lo fueron de nacimiento. Muchos de ellos fueron unos auténticos golfos.

Pero Dios no se esconde de la podredumbre de nuestro corazón. Conoce la pasta de la que estamos hechos, pero de ese barro saca unos hombres y mujeres excepcionales. María Magdalena por ejemplo. Poseída por siete demonios. No sabemos por tanto, cual es nuestra posición particular en el ranking de golfos. Desde luego podemos dar por hecho de que no estamos en el ranking de los santos. Por eso debemos pedir: Jesús ayúdame a cambiar. Pedirlo como Salomón: Señor, no quiero fama, ni honor, sino sabiduría y discernimiento.




La sabiduría es un don del Espíritu Santo. Dame pues Señor, un corazón que escuche, un corazón dócil. Un corazón sabio, porque la sabiduría procede de ti.

Escucha Israel: a un solo Dios adorarás, no tendrás mas Dios que el Señor y a el sólo amarás con todo tu corazón, con toda tu mente, con toda tu alma, con todas tus fuerzas. La raíz de ésta plegaria en hebreo es Shomer, que significa: escucha.

Señor: dame un corazón que escuche. Vengo a escucharte, señor, vengo a oir tu voluntad.

Leo una noticia de un periódico digital, del 25-11-2010. el título de la noticia es: “mujeres que sostienen el mundo”.

Lo suyo no es resignación, es una postura esperanzadora ante el horror, tanto que parece feliz. Lo delata su mirada apacible, esa sonrisa de complicidad, pero sobre todo, alegre, muy alegre. Viendo a esta mujer, uno sólo encontraría motivos para la desesperación. Se llama Rosalía Cruz y acaban de amputarle las manos y los pies. Su dependencia es total, insoportable y latosa por más buen humor que se le ponga. Sin embargo ella no ve ninguna limitación. Se la ve muy serena y alegre. Se la ve feliz:

Dice ella: se puede llegar a donde yo quiero sin manos y sin pies. Para amar, que es lo que a mi me importa, hace falta cabeza y corazón, y eso, lo tengo entero.

Pone los pelos de punta, esa capacidad de ésta mujer, para generar contento y entusiasmo a su alrededor. Rosalía, ha dedicado todas sus energías desde que tenía 19 años a servir a los demás como numeraria auxiliar del Opus Dei, y ahora, como premio a esa vida, la Divina Providencia, a –quien uno no acabe de entender-, la coloca ante semejante trance.

Pero ella es capaz de convertir este horror en una ocasión de servir, en un reto. Es evidente, que esta salmantina de 67 años sabe a quien le debe la vida. A quien hay que invocar la dicha y la desdicha. Pero aun así es inexplicable como puede transformar este espanto en ocasión para la alegría.

Se lo planteaba a Rosa, en esa cama convertida en cárcel: ¿por qué todo esto?. Y ella respondía: por de pronto, porque Dios lo quiere, es una parte de la vida, dice ella con una sonrisa de oreja a oreja; y añade, la mayor riqueza es nuestra alma y basta ella sola para llenarnos de felicidad.

Que tú descubras el amor de Dios en las cosas que suceden en tu vida, incluso las malas. Es el terreno donde Dios quiere encontrarse contigo.

Y vienes tú a decirle: dónde estás Señor que no te veo, ¿por qué todo esto?, cuántas veces ésta pregunta: ¿por qué me habrá tenido que pasar a mí?.

No está mal que se nos recuerde de vez en cuando, que la vida es maravillosa por mas cuesta arriba que se ponga. Y nos muestre esa otra alegría que hay detrás del dolor. Qué suerte que haya gente feliz como Rosalía Cruz. Son mujeres como estas las que sostienen el mundo.

Se trata de pedirle al señor la sabiduría de un corazón que escucha: habla señor, que tu siervo escucha. Decía San Juan de la Cruz: en el silencio de la oración, se propicia el encuentro con Dios, y se escucha esa palabra que Dios dice en eterno silencio. El silencio tiene que ser oído. Dios tiene muchas cosas que decirte, quiere hablarte en el silencio y la intimidad de tu corazón. Y tú tendrás que tomar nota, porque sino la memoria te la jugará. Tienes que oír en el interior de ti al Señor.



Busca la soledad sonora donde se escucha la música callada, el rumor de la fuente que mana, que corre. Dile al Señor: Señor, verdad que me vas a decir cosas?, ¿qué me tienes que decir Jesús?. Dios mío, háblame, que tengo ilusión por saber de ti, y cómo me ves tú a mí, y qué puedo hacer yo por ti, porque a mi no me han cortado las manos ni los pies.

Al contrario, tengo más de lo que necesito.

Te doy gracias Dios mío por los buenos propósitos, afectos e inspiraciones, que me has comunicado en esta meditación, te pido ayuda para ponerla por obra. Madre mía inmaculada, San José mi padre y señor, ángel de mi guarda, interceded por mí

3 comentarios:

merche dijo...

Hola a todos, que post tan estupendo Juanjo y cuanto hemos de aprender de Rosa Cruz, es la fe y el amor a Jesucristo la que hace que a pesar de sus limitaciones físicas que su alma sea tan libre como la de un ave.
En verdad que hay muchas personas con tanta fe que realmente sostienen el mundo en medio de tanta corrupción.

Alhami dijo...

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...el punto es, nada más, reconocer nuestra "necesidad espiritual" por encima de todas nuestras necesidades físicas y mundanas... entonces sí tu necesidad espiritual se impone, sí tu necesidad espiritual prevalece y te gobierna, sin duda alguna serás bendecido, serás santo, serás consagrado, amaras a YHVH sobre todas las cosas, creerás en su palabra, sentirás un placer inigualable al recibir su luz, entonces estarás siempre bajo la soberanía absoluta del creador

Saludos

Elinge dijo...

Hola Juanjo:

¡Magnífico! del Misterio de iniquidad al Misterio de la Conversión, la Escucha como Puerta Santa del Perdón y conociendo lo poco que somos y que nada podemos que casi todo si nos dejan solos siempre lo estropeamos, nos entregamos a Dios sin reservas que siempre Desborda.
¡Bellísima Floración almendro de Dios!