martes, 10 de mayo de 2011

LOS ATEOS TAMBIÉN SE MUEREN (Y SUFREN)

A veces Dios, pone ante nosotros casos que invitan a una reflexión constante. Hemos oído muchos ejemplos de personas religiosas, casi santas, que nos han dado ejemplo de valor y alegría ante esa sentencia de muerte llamada cáncer. La pequeña Alexia González Barros o la profesora Soledad Pérez de Ayala son dos ejemplos recientes y cercanos, de aquí de Madrid.

Pero hete aquí que tenemos a un filósofo, un intelectual, abierto defensor del ateísmo. Enfermo de cáncer, abiertamente "no creyente" Christopher Hitchens no pudo aparecer en la Convención Americana de Ateos. La debilidad y los estragos que la enfermedad están haciendo, -hoy con su cuerpo, mañana con su psique también-, se lo han impedido.

Todo es significativo y simbólico en este triste caso.  “Christopher”, qué bello nombre para un ateo que ahora, en las diez de últimas, redobla su rebeldía y su desafío.

Christopher envió una carta atacando el "engaño mortal" de la religión. Esta carta fue tanto indeciblemente triste como penosamente ingenua.

En su misiva, Christopher ataca la religión, habla de "mullahs con armas nucleares", etc, todos los tópicos del ateísmo. Hitchens ha hecho esto muchas veces antes.No hay nada nuevo en estas reivindicaciones y tampoco tienen ningún mérito. Él no está atacando a la religión, sino el extremismo llevado a cabo en nombre de la religión, a menudo como una cubierta para el radicalismo político e ideológico.

La parte triste y sorprendente de la carta llega cuando Hitchens se mueve de lo público a lo privado. Frente al espectro de la muerte a sí mismo, nos asegura que no ha sacrificado sus principios por abrazar el "falso consuelo de la religión." 

Más bien, él encuentra la fuerza ante su enfermedad en la "solidaridad innata" de la humanidad que - en lugar de la religión - es fuente de moral y de nuestro sentido de la decencia.
Pero esta idea de "solidaridad innata" es profundamente problemática. Dondequiera que miremos vemos exactamente lo contrario de "solidaridad innata". Tribalismo - lealtad ciega, apoyo incondicional a su grupo, etc, no tienen nada que ver con la solidaridad, la moral o las buenas costumbres. 

Los conservadores, por ejemplo,  predican el capitalismo de libre mercado y la "autosuficiencia" (que es sobre todo el egoísmo) retratada ejemplarmente por Ayn Rand. Se hace hincapié en las doctrinas liberales de los derechos individuales, que puede ser admirable, pero se centran en las preocupaciones individuales y no de apoyo comunal.

Como cristiano, creo que los seres humanos tienen una tendencia hacia la solidaridad . Sin embargo, no es más que una tendencia, y  más bien débil. Por sí misma, es incapaz de influir en nuestro comportamiento de manera significativa o de la creación de fuertes lazos morales.  La base del pensamiento moral al que Hitchens se refiere, tiene que ser mucho mas sólida que una mera solidaridad en el fondo interesada.

Hitchens está enfermo. Me solidarizo con su situación, y le deseo un pronto regreso a la buena salud. No hace falta decir que tiene derecho a encontrar consuelo en cualquier forma que le parezca bien. Pero desde que toma sobre sí la tarea de dar consejos a los demás, le sugiero que recuerde que la mayor parte de la humanidad, cuando encara la enfermedad y el dolor encuentra consuelo y apoyatura en la resurrección de Jesucristo que vino al mundo para librarnos de la muerte y para darnos palabras de vida eterna. “Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en Mí, aunque esté muerto vivirá (Juan 11:25)”







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