lunes, 10 de enero de 2011

LA ESCLAVITUD DEL MATERIALISMO

Les hablaré de la prisión más superpoblada del mundo. Los internos se hacinan en celdas estrechas, incómodas y oscuras.

Los internos trabajan mucho y comen mal. Sus muros están desnudos y sus literas son duras. La condena es de cadena perpetua

Ninguna cárcel está tan superpoblada; ninguna es tan opresiva, y lo peor, ninguna prisión es tan permanente. La mayoría de los internos jamás salen. Nadie se puede fugar. Nunca logran la libertad. Tienen que cumplir una sentencia de por vida en este centro superpoblado y desabastecido.






¿El nombre de la prisión?

N-E-C-E-S-I-D-A-D

La prisión de la necesidad. Ha visto sus prisioneros. Tienen «necesidad». Siempre necesitan algo. Quieren algo más grande. Más hermoso. Más rápido. Más delgado.

Necesitan.

No es mucho lo que necesitan. Sólo quieren una cosa. Un nuevo trabajo. Un nuevo automóvil. Una nueva casa. Una nueva mujer (u hombre). No quieren mucho. Sólo una cosa. Con sólo «una cosa» serán felices. Y tienen razón: serán felices. Cuando tengan «una cosa» saldrán de la prisión. Entonces sucede algo. El olor a coche nuevo se desvanece. El nuevo empleo aburre. Los vecinos compran un televisor más grande. La nueva esposa tiene malos hábitos.

Y de nuevo, otro expresidiario reincide y regresa a la prisión.

¿Está usted en la prisión? Sí, si se siente mejor cuando tiene más y peor cuando tiene menos. Sí, si su felicidad procede de algo que deposita, conduce, bebe, come o se pone.

Esa es la mala noticia. La buena es que tiene una visita. Y su visita tiene un mensaje que puede darle la libertad:

El Señor es mi pastor; nada me faltará
( Salmo 23.1 )




Piense por un momento en lo que tiene. Piense en la casa que tiene, en el coche que conduce, el dinero que ha ahorrado. Piense en las joyas que ha heredado y las acciones de su cartera de valores. Piense en la ropa que ha adquirido. Vea todo lo que ha acumulado, y permítame recordarle dos verdades bíblicas.

1)     Lo que tiene no es suyo. Pregúntele a cualquier médico forense. Pregúntele a cualquier embalsamador. Pregúntele a cualquier director de una funeraria. Nadie se lleva nada consigo. Cuando murió uno de los hombres más ricos de la historia, John D. Rockefeller, le preguntaron a su contable: «¿Cuánto dejó John D?» la respuesta fue:

«Todo».

«Como salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y nada tiene de su trabajo para llevar en su mano» ( Eclesiastés 5.15 ).

De todo eso, nada es suyo. ¿Y sabes algo más acerca de todas esas cosas?

2)     No son usted. Lo que usted es nada tiene que ver con la ropa que usa ni con el coche que conduce. Jesús dijo: «La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee» ( Lucas 12.15 ).





Cuando Dios piensa en usted, se fija en su compasión, su devoción, su ternura o su caridad, pero no en sus cosas.

Sea sincero consigo mismo. ¿Qué cosa específicamente se interpone entre usted y su felicidad? ¿Cómo llenaría la línea siguiente?:

«Seré feliz cuando__________________».

Cuando adelgace. Cuando ascienda. Cuando me case. Cuando me divorcie. Cuando sea rico.

Con su respuesta bien en mente, responda esto. ¿Si su barco nunca llega, si su sueño nunca se hace realidad, si su situación nunca cambia, podría ser feliz? Si dice que no, está durmiendo en la fría mazmorra del descontento. Está preso. Y necesita saber lo que tiene en su Pastor.

Tiene un Dios que lo escucha, el poder del amor que lo respalda, el Espíritu Santo que vive en usted, y todo el cielo por delante. Si tiene al Pastor, tiene la gracia a su favor para enfrentar el pecado, dirección para cada decisión, una luz para cada rincón y refugio para cada tormenta. Tiene todo lo que necesita.

¿Y quién se lo podrá arrebatar? ¿Puede la leucemia infectar su salvación? ¿Puede la bancarrota empobrecer sus oraciones? Un terremoto puede quitarle su casa, pero ¿alcanzará su hogar celestial?

Mire su posición. ¿Por qué clamar por prestigio y poder? ¿No ha recibido el
privilegio de formar parte de la obra más grande de la historia?




Hubo un sacerdote que fue invitado al Rotary Club, que –para el que no lo sepa-, es el sancta sanctórum del capitalismo, el dinero y el materialismo donde se miden a las personas por lo que tienen. Cuando se le preguntó por su profesión el respondió:

«Hola, soy Russ Blowers. Pertenezco a una multinacional con delegaciones y sucursales en todos los países del mundo. Tenemos representantes en casi todos los parlamentos y gobiernos de la tierra. Nos dedicamos a cambiar la conducta de los hombres. Tenemos hospitales, comedores, centros de apoyo a adolescentes, ancianos, parados, tenemos universidades, editoriales...

A nuestra clientela la cuidamos integralmente desde su concepción hasta su muerte. Realizamos trasplantes espirituales de corazón. Nuestro Fundador es dueño de todos lo que existe. Lo sabe todo y vive en todo lugar. Nuestro producto se entrega gratis a todo el que lo pide. Nuestra política económica es un milagro. No tenemos beneficios ni repartimos dividendos.

Nuestro Director General nació en un establo, fue carpintero, no tenía donde recostar la cabeza. Fue traspasado por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. El soportó el castigo que nos trae la paz, y con su sangre hemos sido curados





¿Qué ganará usted con abandonar la ambición, el inconformismo, el materialismo y el consumismo?

Puede ganar su matrimonio. Puede ganar horas preciosas con sus hijos. Puede ganar respeto por sí mismo. Puede ganar paz interior.

Puede ganar la fe para decir: «El Señor es mi pastor; nada me faltará».
Trate de decirlo lentamente: « El Señor es mi pastor; nada me faltará».
Dígalo otra vez, « El Señor es mi pastor; nada me faltará».

¿Oyó un ruido? Yo sí. No estoy seguro … pero creo que se trata del
rechinar de la puerta de una cárcel que se abre.

martes, 4 de enero de 2011

LONG BLACK TRAIN






There's a long black train,
Comin' down the line,
Feedin' off the souls that are lost and cryin',
Rails of sin, only evil remains
Watch out brother for that Long Black Train

Look to the heavens
You can look to the skies
You can find redemption
Staring back into your eyes
There is protection and there's Peace the same,
burnin' your ticket for that Long Black Train

'Cause there's vict'ry in the Lord I say,
Vict'ry in the lord,
Cling to the Father and His holy name,
And don't go ridin' on that Long Black Train

There's an engineer on that Long Black Train,
Makin' you wonder if the ride is worth the pain,
He's just a waiting on your heart to say
Let me ride on that Long Black Train,

But you know there's vict'ry in the Lord I say,
Vict'ry in the Lord,
Cling to the Father and His holy name,
And dont go ridin' on that Long Black Train

Well, I can hear the whistle from a mile away,
It sounds so good
But I must stay away
That train is a beauty, makin' everybody stare
But its only destination is the middle of nowhere,

But you know theres vict'ry in the Lord I say,
Vict'ry in the Lord,
Cling to the Father and His holy name,
And don't go ridin' on that Long Black Train

I said cling to the Father and His holy name
And dont go ridin' on that long black train
Yeah, watch out brother for that long black train
That Devil's a drivin' that long black train.

martes, 28 de diciembre de 2010

RETIRO ESPIRITUAL: MEDITACIÓN 6

Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí. Que me ves, que me oyes., te adoro con profunda reverencia. Pido perdón por mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía inmaculada, San José mi padre y señor, ángel de mi guarda, interceded por mí.

Vamos a empezar la meditación de hoy fijándonos en Julián Marías, el gran pensador cristiano. Un hombre con una autoridad moral muy importante. Una vez Julián Marías fue invitado a dar una charla a altos cargos de la Iglesia, obispos, vicarios, arciprestes, etc.


Le hicieron una pregunta: Si tuviera usted que predicar a los fieles, ¿de qué les hablaría?, aprovéchese, tómese la revancha. Habrá oído usted muchas homilías, pero ahora, usted, de qué hablaría a los que predican la palabra de Dios.



La respuesta fue: Yo les hablaría de la muerte. Ustedes se van a morir ¿no?. Esto es obvio, ¿no lo sabían?. Es que nadie se lo cree. Todo el mundo vive como si no se fuera a morir. Pero se van a morir. Como Julián oyera ciertas risitas nerviosas y viera cierta incomodidad, recalcó: Miren, no puede ser. La gente vive como si la muerte no existiera y eso es muy grave. Siguió con una serie de consideraciones sobre la muerte que dejó a sus oyentes muy tristes y pensativos.

La muerte tiene mucha importancia para nosotros. Por un lado es un hecho biológico, pero para nosotros, los cristianos, iluminados por la fe, la muerte no es solamente un hecho natural. Hablamos de la muerte como la des-animación del cuerpo, la separación del cuerpo y del alma.



El cuerpo, ya no es apto para seguir portando el alma que ya ha sido llamada por Dios. Es el inicio de la vida con mayúsculas. Los existencialistas, los ateos, dicen que el hombre está hecho para la muerte, para la nada. No es verdad. Estamos hechos para la vida eterna, de la cual la muerte es solamente una puerta. Este es el símil que mejor se ajusta a la definición de muerte. Una puerta, un instante, antes del cual todavía hay vida e inmediatamente después, sólo eternidad. Lo importante, es lo que nos vamos a encontrar tras esa puerta.

La muerte Es un tema cautivador, nos hace pensar, a lo largo de la historia muchos filósofos han escrito muchas páginas para hablar sobre la muerte buscando respuestas que nunca encontrarían. Platón decía que la vida era una meditación para la muerte (una gran frase ¿verdad?). La muerte es un motor para filosofar.



Al hablar seriamente de la muerte, la gente no quiere bromas. Llama la atención, la actitud de muchos familiares ante una persona que está en tránsito y dicen al cura: Padre, entre, pero no le diga que se va a morir. En cada momento de la vida, Dios nos da una gracia, un auxilio especial. Los moribundos tienen una especial paz y tranquilidad. Si alguien se queja mucho porque se va a morir, eso quiere decir que no se muere, al menos hoy no.

Por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y eso es lo que nos confunde. Para nosotros Jesús, cuando asumió la muerte, dejó de existir. No miremos la muerte en sí  misma. Pensemos como estamos viviendo de cara a la eternindad. Todo ser viviente se dirige a un lugar. Pregúntate que buscas en la vida. El que amontona riquezas es amonestado por Dios: “insensato esta misma noche te van a reclamar la vida”. No andéis preocupados por qué comeréis, y como vestiréis. Como Dios me va a ayudar a mi?. Cuando uno hace lo que puede, Dios pone el resto. Dios provee. Buscad primero el reino de Dios y Su justicia y lo demás se os dará por añadidura.



Cuantas veces nos afanamos en lo material, y luego, si sobra algo de tiempo, buscamos a Dios. Cuando tenemos bienes de sobra, tendemos a olvidarnos de Dios, pensando que nos valemos por nosotros mismos. ¿Qué buscas en esta vida?. Atesora bienes en el cielo, haced obras buenas de cara a la eternidad. Nos preocupan mucho las cuentas corrientes aquí en la tierra. Tanto el que las tiene como el que no. No es que no haya que preocuparse por eso, somos hombres del mundo. Pero siempre intentando rectificar la intención. Vivimos como náufragos tanto si tenemos como si no, y lo pasamos mal. ¿Qué te preocupa?. ¿a quién debo temer?. Hay que temer a quien pueda robarte el alma. Todo lo demás tiene un valor relativo.

¿Qué significa para ti morir?, esto es importante. Si vivimos para Cristo, la muerte es una ganancia. San Josemaria decía que era muy cómodo morirse. El quería vivir muchos años para dar gloria a Dios.



¿Para que quieres vivir?. La mayoría de vosotros diréis: mire usted, yo vivo al día, hago lo que puedo, traigo un sueldecillo a casa, etc. Y entonces, ¿qué significa morir?. ¿Desconexión?, ¿desenchufar el aparato?. Es importante pensar ¿para que vivimos?, ¿para el cielo?. Quien piense en el cielo y en la eternidad, cambia su percepción de las cosas aquí abajo en la tierra. Precisamente entonces es cuando adquieren mayor importancia, porque lo entienden como un servicio a Dios. Un servicio, en Cristo, a las almas. Verás a tu mujer ya no sólo como una compañera de viaje, sino como una criatura que dios te ha encargado que cuides, que la hagas feliz en la tierra. Cada hijo es una criatura que Dios te ha confiado para la eternidad no solamente para que se haga abogado. Dios te ha confiado a tu familia para que la lleves al cielo.

Durante las persecuciones del emperador Trajano, la cuestión para los cristianos era simple: si no renuncias a la fe, a los leones. Cuando le llegó esta disyuntiva a san Ignacio de Antioquía, escribió a sus apenados discípulos: “para mí es mejor morir por Jesucristo que reinar sobre los confines de la tierra, busco a Aquel que murió por nosotros, quiero a Aquel que resucitó por nosotros. No impidáis que viva, no queráis que muera”

Hay que trabajar muy duro aquí en la tierra, amar a este mundo apasionadamente. Después de este mundo vendrá el juicio, y sólo nos valdrán nuestras buenas obras. Visitar a los enfermos, ir a ver a los ancianos, colaborar con los comedores sociales, etc.



Necesitas un plan de vida espiritual, se nos olvida lo más importante. Vivimos cara a la eternidad, esta vida, este mundo, se nos escapa de las manos. Pensad en el juicio. No sabes si el mañana llegará para ti. Vive todos tus días como si fueran el último.

Te doy gracias Dios mío por los buenos propósitos, afectos e inspiraciones, que me has comunicado en esta meditación, te pido ayuda para ponerla por obra. Madre mía inmaculada, San José mi padre y señor, ángel de mi guarda, interceded por mí.

sábado, 18 de diciembre de 2010

RETIRO ESPIRITUAL: MEDITACIÓN 5

Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí. Que me ves, que me oyes., te adoro con profunda reverencia. Pido perdón por mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía inmaculada, San José mi padre y señor, ángel de mi guarda, interceded por mí.

San Juan de la Cruz era un hombre de corta estatura. Santa Teresa lo llamaba mi medio frailecico. De este santo tenemos noticia de su primera misa. Por lo que cuentan los cronistas, al santo le entró verdadero pánico antes de decir su primera misa. Un terror que le hacía retraerse por la dignidad del sacerdocio. El era consciente por su especial sensibilidad espiritual de la grandeza de ser sacerdote.

Al comenzar la santa misa, San Juan de la Cruz, notó que las dificultades se intensificaban. Entonces brotó de su corazón un deseo muy intenso de tocar con las manos el cuerpo de Cristo, y a la vez le pidió al señor un favor: “Señor, que nunca te ofenda mortalmente, que nunca cometa un pecado mortal”. Y también pidió experimentar en su corazón la denominada; “aversión a todo pecado venial deliberado”.



El señor concedió estos deseos, lo que posibilitó que San Juan de la Cruz tuviera un corazón puro y una gran sencillez espiritual.

Yo quería en esta meditación, más que hablar del pecado, hablar de la tentación, que es el acto previo. Conocer a los enemigos del alma. San Juan habla de la concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia de la vida. Para el catecismo de la Iglesia Católica, los enemigos del alma, son el mundo, el demonio y la carne. Son los que te impedirán alcanzar la santidad.



Es muy importante que sepas que el demonio te odia. Alguien dijo una vez que el demonio le daba pena porque no podía salvarse. Gran error. El demonio te odia porque tú eres capaz de dios y el no, y te odia por eso, te envidia y quiere para ti lo peor.

El mundo no es malo en sí mismo. Debemos pedir a Dios que nos preserve del mal, no que nos aleje del mundo, pues somos el centro de la creación.

No menospreciar nunca el poder del demonio. El ataque del diablo es psicológico y muy intenso. Incluso las personas más santas y experimentadas son víctimas de sus garras. El demonio es capaz de sacar el mal incluso de una persona buena y que hace buenas obras. La tentará psicológicamente haciéndola creer que es buena. De ahí a la soberbia sólo hay un paso.



Jesús fue conducido por el Espíritu para allí ser tentado por el diablo. Tú estás leyendo esta meditación porque fuiste llevado por Dios. Puedes elegir y no hacerlo usando tu libertad, pero Dios te lleva. Este punto es importante. El Espíritu Santo actúa y mueve a las almas. Y hay que estar muy atento, de ahí la importancia de la frase del rey Salomón: “dame señor un corazón sabio”, un corazón que sepa todo lo que necesito saber. El Espíritu Santo nos lleva todos los días a circunstancias muy diversas

Cada día de nuestra vida es volverle a decir que sí a Dios. San Marino fue un general romano que ganó una gran batalla. Aún no era santo, pero sí buen cristiano. El emperador le concedió una gran condecoración. En la ceremonia alguien le dijo al emperador que Marino es cristiano. Se hizo un gran silencio, porque estaba prohibido ser cristiano. El emperador le pregunto ¿tú eres cristiano?. El dijo que sí sin dudarlo. En esa época, bautizarse equivalía a pena de muerte por ley. Todos los días tenemos que elegir.



40 días ayunó Jesús, y el hambre no era metafórica, ni el número de días. El demonio le tentó, en primer lugar,  con la vanidad: “haz que estas piedras se conviertan en pan”. El demonio tienta cuando sabe que estamos débiles.

“Si eres hijo de Dios, haz que estas piedras se conviertan en pan”. Es como decir, tú que eres poderoso, si tienes hambre, por qué no te resuelves el problema del hambre, ¿que más te da?, si no te ve nadie. Es la tentación de vivir como si Dios no existiera. Vivir resolviendo yo mis problemas, valiéndome yo de mi mismo.

Y, ¿qué hace luego el tentador?. Lo lleva al pináculo de la ciudad santa, al alero del templo. “Si eres hijo de Dios, tírate abajo porque tus ángeles te recogerán”. Muchas veces tentamos a Dios, cuando le pedimos cosas extraordinarias a las que no tenemos derecho: “no tentarás al señor tu Dios”. Es vivir como si mi libertad no existiera, o como si Dios no existiera. Este es la gran tentación del demonio: la irresponsabilidad, la inmadurez. El hacer que todo dependa de Dios, y yo no poner nada de mi parte.



El demonio, desesperado por el fracaso, lleva a Jesús a un monte, le muestra los reinos de la tierra y le dice: “todo esto te daré si postrándote ante mí de rodillas, me adorares”. El demonio siempre miente: siempre, siempre, toda tentación viene precedida por una mentira. Luego cuando has caído vienen las lamentaciones “qué tonto he sido”, “lo sabía”, etc. El tentador, lo que le quiere decir a Jesús es: “mira, yo te voy a conceder la gloria sin la cruz”, simplemente con un pequeño gesto. Y no hay gloria sin cruz, no hay amor sin cruz. El tentador dice: “no vas a pasar por el calvario para obtener la gloria, sólo tienes que adorarme”. Ahí están por ejemplo todos los diosecillos que adoramos porque nos prometen la felicidad.

Los becerros de oro, como el que construyeron los israelitas mientras Moisés estaba orando en el monte. Diosecillos, idolillos, de esto hay muchos ejemplos. Los hobbies absurdos, las aficiones compulsivas, el coleccionismo, la acumulación de objetos, el consumismo, el culto al cuerpo, en definitiva, todos los mitos materiales y humanos. El demonio te promete lo que no te puede dar. Un mundo sin esfuerzo es la falsa promesa del demonio.

Hagamos nuestra la petición de san Juan de la Cruz: “Señor que nunca más cometa un pecado grave que me aparte de ti”

Te doy gracias Dios mío por los buenos propósitos, afectos e inspiraciones, que me has comunicado en esta meditación, te pido ayuda para ponerla por obra. Madre mía inmaculada, San José mi padre y señor, ángel de mi guarda, interceded por mí.

lunes, 13 de diciembre de 2010

RETIRO ESPIRITUAL: MEDITACIÓN 4

Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí. Que me ves, que me oyes., te adoro con profunda reverencia. Pido perdón por mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía inmaculada, San José mi padre y señor, ángel de mi guarda, interceded por mí.

Los caminos que Dios se traza para venir a los hombres son caminos de amor, Dios es amor, y siempre viene por ese sendero. Un sendero en el que siempre acierta, porque, en efecto, se le puede rechazar, pero para nosotros el sabernos amados por Dios es el motor primero. Por experiencia propia o ajena, en casos recientes e históricos, uno se queda admirado, de cómo Dios toca el alma de sus criaturas. A la vez con un gran respeto. Respetando la libertad de las almas. El señor llama, a nuestra puerta, esperando a que “si alguno me abre, entraré y cenaré con él”. Para los judíos, cenar es un acto que sólo se hacía con la familia o los muy cercanos. Y ya que estás aquí con el señor, pídele un corazón sabio, como hizo el rey Salomón.



La sabiduría no es saber muchas cosas, sino sólo las que importan para alcanzar la salvación: el que se salva, sabe y el que no se salva, no sabe nada. Durante siglos se nos ha transmitido que la santidad es camino de unos pocos que se apartan del mundo. Sin embarga todos los caminos de la tierra son ocasión de encuentro con Dios: el camino del sufrimiento, el camino de la dicha, el camino del triunfo y el camino del fracaso.

Un joven francés, de clase alta, tuvo unos padres que se dedicaban a ir de fiesta en fiesta y tenían abandonado a este joven. Al final este hombre padeció de soledad, falta de afectos, buscó unos amigos, se echó una novia. Nada le llenaba. Con 21 años tuvo una desgraciada ocurrencia con los amigos: iban a comprar un velero y a dedicarse a navegar. No hay dinero para la compra del barco, y no se les ocurre otra que atracar un banco. El atraco sale mal. Matan a un guardia y le echan la culpa a este joven. Es juzgado y condenado a muerte en la guillotina. El joven, en la cárcel se convierte a Jesucristo. Empieza a hacer apostolado con otros presos. Deja un diario precioso de su proceso de conversión. Finalmente es ejecutado y hoy está en proceso de canonización.



Esta historia ilustra que Dios nos encuentra en cualquier sitio. Incluso en la guillotina. Acordaos de los dos ladrones crucificados al lado de Jesús. Allí, culpables los dos, con igual condena los dos, a la misma distancia de nuestro señor, y sin embargo, uno escoge la vida y el otro la muerte. Es la libertad, Dios no condena. Nos condenamos nosotros, y lo sabemos.

Soñé que la vida era alegría. Desperté y vi que la vida era servicio y descubrí que el servicio es alegría.

Un peligro que nos acecha. El dr. Jekyll intentó demostrar que el bien y el mal se pueden separar en el ser humano. Inventó una medicina que –el piensa- es capaz de hacer eso que dice. El resultado es catastrófico y nace Mr. Hyde, el lado más oscuro y perverso de su personalidad.



Por la mañana el dr. Jekyll es un personaje encantador y lleno de bondad. Un médico que cura. Pero tras la cena, durante el paseo nocturno, surge mr. Hyde que es un asesino en serie.

Muchos de nosotros nos comportamos así en nuestra propia casa. Fuera de ella somos como el dr. Jekyll, y cuando volvemos a ella somos como mr. Hyde. Esto es muy frecuente y provoca grandes sufrimientos. Así pues un hijo de Dios debe llevar una sola vida. Debemos hacer pasar toda nuestra vida en la tierra por el corazón de Jesús, nuestro trabajo, nuestra familia, nuestra existencia ha de pasar siempre por Jesucristo. Jesús debe ser la medida de nuestra vida, y no, nosotros mismos. Cuando se estaba celebrando el proceso de canonización de san Josemaria, se dijo de él que era una persona que no hacía nada de modo indiferente.

En los años 30 san Josemaria era capellán de un hospital de incurables. Se había ganado a todos los enfermos. Les hablaba de dios, les confesaba.



Cuando el papa estuvo recientemente en Barcelona, se cruzaron los seguidores del papa con una manifestación de ateos. Estas personas se quedaron admiradas de la alegría y el entusiasmo de los que seguían al santo padre. Su frialdad se quedó muda viendo la alegría del cristiano, y así se lo dijeron algunos de ellos a los periodistas que allí estaban.

Tenemos que matar a mr. Hyde, a ese indeseable que solo sabe hacer el mal. Y vivir con alegría del que se sabe hijo de Dios. Para que tu vida, le hable a los demás de Jesucristo.

Te doy gracias Dios mío por los buenos propósitos, afectos e inspiraciones, que me has comunicado en esta meditación, te pido ayuda para ponerla por obra. Madre mía inmaculada, San José mi padre y señor, ángel de mi guarda, interceded por mí.