sábado, 19 de marzo de 2011

PRIMER SABADO DE CUARESMA

Dios, Padre eterno, vuelve hacia ti nuestros corazones, para que, consagrados a tu servicio, no busquemos sino a ti, lo único necesario, y nos entreguemos a las prácticas de las obras de la misericordia.

Meditación

1.- Parte la Oración de una realidad espiritual incuestionable, que nosotros, en virtud de nuestro Bautismo, somos "consagrados a su servicio". En el Bautismo, nuestra persona sufrió una profunda y radical transformación: quedó "sacralizada, consagrada, santificada". El hecho de haber sido "apartado, separado" por Dios y para Dios, me ha constituido en santo, sagrado, dedicado a Él. Por eso, ocuparme de otras cosas, dar prioridad a otros servicios en desplazarme de mi configuración espiritual. La Oración nos recuerda que Él, Cristo, es, para nosotros, "lo único importante", por lo que Cristo es lo único que nos ha de preocupar y en cuya búsqueda hemos de plasmar nuestra vida.

2.- Buscar prioritariamente a Cristo, como le pedimos hoy al Señor, no es algo exclusivo ni excluyente, es prioritario. El hecho de buscar a Cristo, como exige nuestra condición de "separados para Él", nos empuja a encontrarle donde realmente se encuentra: en los hermanos. Por eso, sabiendo que nuestro Amo y Señor, al cual nos debemos prioritariamente, vive en cada persona, nuestro servicio a Cristo ha de centrarse en el servicio a nuestros hermanos. Y lo haremos mediante las obras de misericordia, sean espirituales o materiales. Por eso:

Pregúntate: si Cristo es par ti lo único importante.

Pregúntate: si lo buscas apasionadamente, si te sientes un afortunado al haber sido separado para su servicio, y si lo buscas en los hermanos mediante las obras de misericordia.

Pregúntate: cuál de ellas vas a intentar practicar hoy.


Súplica

Señor Jesucristo, Tú eres lo único y primordial en mi vida. A ti me entregué cuando bajé a las aguas bautismales, quedando incorporado a ti. Tú me apartaste, por pura voluntad tuya, para ser consagrado a tu servicio, para no servir a otro señor que no seas Tú.

Bien sabes, Señor Jesús, que mi debilidad es grande, que frecuentemente he buscado otros señores que ni llenan mi corazón ni me colman de alegría.

Hoy quiero volver mis ojos a ti, mi Señor y mi todo, para llenar mi vida de un gozo profundo que brota de servirte a ti con total entrega.

Quiero, Señor, buscarte en mis hermanos los hombres, descubriendo tu rostro en cada uno de ellos. Y deseo hacerlo mediante las prácticas de misericordia. Por eso, Jesús, dame un corazón misericordioso como el tuyo.

Amén.


Jaculatoria

Jesús, Señor mío y mi Todo.


Reflexión Final

Quedaros con la frase: "Jesús es lo único importante". Creo que -aunque parezca un tópico- es la clave del ser cristiano. Se puede pecar, y tener pecados graves. Incluso caer una y otra vez. Pero si para nosotros Cristo es lo único importante, tenemos la mitad del trabajo hecho. El resto son detalles y ajuste fino. Pero no es fácil. Porque, amar a Cristo, tiene que salir de uno mismo, y en ese sentido, los cristianos somos afortunados.

viernes, 18 de marzo de 2011

PRIMER VIERNES DE CUARESMA

Que tu pueblo, Señor, como preparación a las fiestas de Pascua se entregue a las penitencias cuaresmales, y que nuestra austeridad comunitaria sirva para la renovación espiritual de tus fieles. Amén

Meditación

Los tiempos han cambiado. La "austeridad comunitaria" practicada en la antigüedad, hoy apenas se practica fuera de ciertos monasterios. Sin embargo, las austeridad es fuente de renovación espiritual, como hoy le decimos al Señor en la Oración litúrgica. Si queremos vivir una verdadera renovación interior en estos días de Cuaresma, hemos de entregarnos a la "penitencia cuaresmal" que no es otra cosa que vivir en austeridad.

La austeridad cuaresmal consiste esencialmente en vivir mortificando vuestras apetencias, deseos, comodidades, gustos y todo aquello que se ha ido adhiriendo a nuestro espíritu, por falta de vigilancia, y que lo priva de libertad, espontaneidad, agilidad, disponibilidad. El espíritu se "densifica" si no estamos atentos para liberarnos de esas pequeñas pero pesadas inclinaciones.

Hoy la Iglesia suplica al Señor que sepamos soltar lastre para preparar nuestro espíritu de modo que lleguemos a Pascua con una gran libertad interior. Por eso:

Pregúntate: si tu espíritu está anquilosado impidiendo un seguimiento libre y gozoso de Cristo en su Pasión.

Pregúntate: de qué te vas a liberar para renovarte en el espíritu.

Pregúntate: también de que te vas a librar, a quitar, a controlar, a eliminar de tu vida y, que, hasta el momento te impedía renovarte por dentro.

Súplica

Señor Jesucristo, Tú sabes cuánto lastre se ha ido pegando a las paredes de mi alma a lo largo de este año. Conoces mi poca atención para eliminar todo aquello que me despista en tu seguimiento. Por eso, te suplico, con mi Madre la Iglesia, que, en estos días cuaresmales, sepa poner remedio a estos males, me libere de todo aquello que me impide seguirte con alegría, libertad y espontaneidad.

También te pido, Señor, que infundas en mi corazón la fuerza necesaria para vivir esta Cuaresma con espíritu verdaderamente penitente, en una austeridad ejemplar, que me impida volver a las andadas. Dame luz para ver qué debo quitar, de qué debo despojarme y que debo adquirir para renovar mi alma cada día en estos días santos.

Amén.


Jaculatoria

Renuévame con tu gracia, Señor.

jueves, 17 de marzo de 2011

PRIMER JUEVES DE CUARESMA

Concédenos, Señor, la gracia de practicar siempre el bien, y, pues sin tu ayuda no podemos siquiera existir, haz que vivamos siempre según tu voluntad. Amén

Meditación

Tres cosas pide hoy la Iglesia al Señor en la Oración litúrgica de este jueves cuaresmal: "conocer y practicar el bien, así como vivir siempre según su voluntad". La Sagrada Escritura resume la vida de Nuestro Señor con estas palabras: "Jesús pasó haciendo el bien". ¿Qué significa esta afirmación? ¿Qué se quiere decir con la palabra bien? No se trata solamente de hacer cosas materiales buenas, sino sobretodo de hacer aquello que agrada a Dios, pues todo lo que agrada a Dios es bueno. Por tanto, pasar la vida haciendo el bien equivale a vivir agradando a Dios, evitando todo aquello que no sea conforme a su santa voluntad. La Oración, para clarificarnos mejor la cosa, define el bien como "vivir siempre según su voluntad".

Podemos los hombres tener un problema: creer que el bien que hacemos se identifica con lo que a nosotros nos agrada, nos parece bien, creemos mejor. Y nos olvidamos si eso que a nosotros nos parece bien, le parece bien a Dios. Por eso, necesitamos que sea Él quien nos inspire cuál es su deseo para nosotros cumplirlo.

Pregúntate: si haces lo que agrada a Dios o lo que te agrada a ti. Si eliges siempre lo mejor, lo mas perfecto, lo que te parece mejor o lo que es mejor a los ojos de Dios.


Súplica

Señor Jesucristo, Verdad eterna encarnada y Sabiduría de Dios, mírame humillado ante ti, postrado a tus pies para implorar la luz del Espíritu a fin de conocer lo que te agrada y poder llevarlo a la práctica con tu ayuda todopoderosa.

Yo sé, Señor Jesús que tu voluntad es el mejor de los caminos para salir a tu encuentro; pero, por mi soberbia, frecuentemente confundo tu voluntad con la mía, y así hago lo que me place y no lo que Tú deseas que haga.

Por eso te suplico encarecidamente que, en  estos días cuaresmales, me hagas ver cual es tu voluntad, y fortifiques mi espíritu para vivir siempre conforme a ella.

Amén.


Jaculatoria

Hágase en mi, Señor, tu santa voluntad.

miércoles, 16 de marzo de 2011

PRIMER MIERCOLES DE CUARESMA

Señor, mira complacido a tu pueblo que desea entregarse a ti con una vida santa; y a los que dominan su cuerpo con la penitencia transfórmales interiormente mediante el fruto de las buenas obras. Amén

Meditación

1.- Da por supuesto la Oración de este día cuaresmal que los cristianos, pueblo de Dios, vivimos positivamente nuestra fe interiormente- "en deseo de entregarnos a Dios con una vida santa" y exteriormente -"moderando nuestro cuerpo con la penitencia". Cabe preguntarnos si este optimismo de la Iglesia es auténtico o no. Y, para no quedarnos en lo genérico, hemos de personalizar ese deseo y esa práctica penitencial. Comienzo preguntándome si yo, personalmente, deseo vivamente estar unido a Dios con una vida santa y si, además, modero mi cuerpo con la penitencia.

2.- Cómo traducir ese "deseo de entregarse a Dios con una vida santa"? Se trata de hacer un esfuerzo para que mi vida ordinaria sea, al mismo tiempo, extraordinaria, no por lo que hago sino por el cómo lo hago. Consiste, pues, llenar de amor nuestros actos de cada día. Que nada que hagamos permanezca vacío, sino lleno de fe y amor a Dios actuando únicamente por su amor. Además, ese deseo interior de entregarme a Dios lo he de manifestar con actos concretos  de penitencia, de renuncia de modo que mi cuerpo esté al servicio de Dios, del bien y de los hermanos.

Pregúntate: si vives esa tensión espiritual hacia Dios o, de cuando en cuando, te despistas. Si te has hecho un programa claro de penitencia cuaresmal.


Súplica

Señor Jesucristo, Tú eres el imán que atrae mi vida hacia ti. Mis deseos, mis sentimientos, mis mas íntimas emociones quiero que te tengan a ti como centro, como polo de atracción. No quiero dejarme arrastrar por otros deseos o sentimientos. Sólo Tú, Señor Jesús, eres la meta de mi vida.

En esta Cuaresma es mi intención, Señor, redoblar mi esfuerzo para tener mis ojos puestos en ti, mis sentimientos unidos a los tuyos, mi corazón entregado totalmente a ti, mi Salvador y mi todo.

Quier también, Señor Jesús, vivir estos días cuaresmales mortificando mi cuerpo con la penitencia. Dame fuerza y valor para controlar mis apetitos, mis deseos mundanos y así, vivir penitencialmente unido a ti.

Amén.


Jaculatoria

Dirige, Señor, mi corazón hacia ti.

martes, 15 de marzo de 2011

PRIMER MARTES DE CUARESMA

Señor, mira con amor a tu familia y a los que modera su cuerpo con la penitencia, aviva en su espíritu el deseo de poseerte. Amén

Meditación

Yo, como todo bautizado, formo parte de "la familia de Dios". No soy un extraño para Él. Me conoce por mi nombre desde el vientre materno. Nada mío le es ajeno. Estoy tan engarzado en Él y Él en mí, que su vida es mi vida y mi vida es la suya: "Ya no vivo yo, en Cristo que vive en mí" decía el Apóstol Pablo. Y, como también decía el Apóstol, "¿Quién me podrá separar del amor de Cristo?". El hecho de ser "familia suya", como hoy dice la Oración, es una realidad que debe serenar, apaciguar y engrandecer mi espíritu.

En este martes cuaresmal le pedimos al Señor que "mire con amor a su familia". O sea, que me mire a mí con amor, y no solamente a mí, sino a todos los bautizados, pues todos, por el Bautismo, somos, como decía Santa Teresa, "de los de su cámara y gobierno".

Esta auténtica realidad espiritual, el ser miembro de la familia de Dios no es un estado estático sino en movimiento constante. Desde el Bautismo, donde Dios sembró en nosotros la semilla divina, hasta que lleguemos a total posesión de Dios en la vida eterna, esa semilla ha de crecer de día en día. No podemos conformarnos con nuestro estado espiritual actual, al contrario, hemos de avanzar cada día en la búsqueda de Dios. En este sentido, el no progresar equivale a retroceder. Por eso:

Pregúntate: si sientes cada día el deseo de avanzar en el conocimiento de Dios y en su búsqueda. Si cada día te esfuerzas, con la ayuda de Dios, por entrar en un mayor contacto con Él. Pregúntate qué vas a hacer hoy para intensificar tu pertenencia a la familia de Dios.



Súplica

Señor Jesucristo, Hijo de Dios y mi hermano. En las aguas de Bautismo me has hecho parte de ti mismo. Tu vida se mezcla con la mía. Y por la Eucaristía, tu sangre y tu carne se injertan de tal modo en mi cuerpo que ya no es posible separarlas.

¿Quién podría imaginar que el amor de un Dios eterno y todopoderoso se llegara a mezclar con la sangre de sus criaturas? Por eso, Señor Jesús, te doy gracias de todo corazón por este misterio de amor.

Pero, con tu auxilio, quiero crecer cada día en esa unión admirable. Quiero formar parte de ti, vivir en ti, sentirme uno contigo, sin que nada ni nadie nos separe.

Tu gracia, Señor, es la savia que corre por mi espíritu fortaleciendo mi pertenencia a tu familia de amor. Haz, Jesús, que en estos días cuaresmales, me esfuerce por corresponder a tu gracia de modo que te sienta en mí y yo me sienta acomodado en ti.

Amén.


Jaculatoria

Señor, Jesús, mi vida y mi todo.